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Toque de muerte en Mejicanos

Los atentados del domingo que le costaron la vida, hasta hoy, a 16 personas, se enmarcan en una guerra urbana, desatada con especial saña en el municipio de Mejicanos. En los últimos meses, las pandillas Barrio 18 y MS-13 se han dedicado una racha de atentados. El último golpe fue asestado por “el Barrio”.

Martes, 22 de junio de 2010
Carlos Martínez

Vehículos de Medicina Legal se alistan para llevarse 14 cuerpos quemados colocados en bolsas plásticas en la colonia Jardín de Mejicanos.
Vehículos de Medicina Legal se alistan para llevarse 14 cuerpos quemados colocados en bolsas plásticas en la colonia Jardín de Mejicanos.

Si se sigue recto sobre la calle Castro Morán, en el corazón de Mejicanos, se llega hasta el punto de microbuses de la ruta 47. Para allá iba una unidad llena de pasajeros la noche del domingo 20 de junio, cuando dos tipos armados la abordaron en la colonia Jardín.

El punto de la 47 está ubicado en medio de un territorio caliente de la guerra urbana que incendia a este lugar. El año pasado, Mejicanos fue el séptimo municipio en la lista de las zonas más violentas del país, en números absolutos. 116 personas fueron asesinadas ahí. Y en todo el país, a lo largo del año pasado, 105 personas murieron dentro de vehículos del transporte público. El sector en el que está ubicado el punto de buses es reclamado por los pandilleros de la Mara Salvatrucha; ellos extorsionan esa ruta. La 47 es su víctima exclusiva y cualquier otro que le reclame favores tendrá que vérselas con la MS-13.

El 9 de abril de este año, a las 9:30 de la noche, Carlos Avilés conducía un microbús, cuando fue interceptado por miembros del Barrio 18 que lo mataron a balazos. Esa vez también intentaron incendiar la unidad, pero esta solo prendió de forma parcial. El cobrador consiguió sacar el cadáver de Carlos Avilés, al que apodaban Calazo y que era padre de 4 hijos, antes de que se quemara. El microbús era de la ruta 47 y el cuerpo de Calazo quedó tendido en una calle de la colonia Jardín. Al día siguiente, un par de pistoleros de la MS-13 rociaron a tiros desde un carro a varias personas que se habían reunido a ver el clásico del fútbol español, Real Madrid–Barcelona, en un local de la comunidad 13 de Enero, en pleno bastión del “Barrio”. 11 personas resultaron heridas, entre ellas una anciana de 80 años y dos niñas de 5 y 11 años. Dos tipos murieron.

Más de dos meses después, el domingo pasado, dos hombres armados subieron en la noche a una Coaster de la ruta 47 y obligaron al motorista a desviarse ligeramente de su ruta, hasta estacionarse a unos 10 metros de la calle que le llevaría al punto de microbuses. La unidad se detuvo muy cerca de un pasaje donde se velaba a un miembro de la pandilla 18, recién asesinado. Un grupo de sicarios esperaba en la calle y abrieron fuego contra el vehículo, sin apuntar a nadie en particular. Algunos pasajeros murieron en el acto, aún no se sabe cuántos, porque en seguida otros pandilleros rociaron el interior con gasolina y le prendieron fuego. Todavía no es posible determinar con certeza cuántas personas habían fallecido ya antes de calcinarse y a cuántas el fuego se las comió vivas. Varias horas después, un pick up blanco retiraba en bolsas negras lo que quedó de 14 cadáveres.

Un investigador de la Fiscalía describe con espanto el cuerpo de una bebé de siete meses y el de su madre. Ahí dentro encontraron un biberón, un atado de pupusas -que serían la cena de alguien-, mochilas, cuadernos, canastos con verduras. Todo calcinado, todo muerto. 15 heridos están repartidos en varios hospitales, cuatro con quemaduras suficientes para matar, agarrándose de la poca vida que les quedó; hay varios niños lesionados, entre ellos dos chicas de 9 y 12 años, que se recuperan en el hospital Bloom, y también su madre, que agoniza en el Hospital Rosales.

10 minutos antes de este atentado incendiario, unos pistoleros abrieron fuego contra un microbús de la misma ruta en la misma zona y mataron a dos personas, entre ellas una niña de 11 años.  

Quienes conocen el área en el norte de San Salvador, saben que este no es el último episodio, sino un penúltimo que provocará otro penúltimo dentro de una escalada que cada vez llega más alto. Por lo pronto, las autoridades han hecho una serie de capturas y prometen resolver el caso. Por lo pronto, la afrenta está hecha y las calles de Mejicanos esperan la respuesta de la MS-13.

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