En un trabajo tan delicado como el que realizaba el Comisionado Internacional para el Combate de la Impunidad en Guatemala hacía falta no solamente valor, conocimiento de la política, solidez jurídica “todo esto lo tenía Castresana” sino además tener los flancos bien cubiertos.
Ninguno de quienes toman riesgos y se lanzan a la vida pública mueren en olor de santidad. Son personas de carne y hueso, con debilidades, vicios e inclinaciones que pueden ir a contrapelo de lo que una sociedad hipócritamente puritana como la guatemalteca desea ver. Cuando las debilidades se publicitan, ya sea por la vía del rumor o por la acción mediática, puede que obstaculicen y pongan en peligro el trabajo de quien ejerce esa función pública. Eso fue lo que le sucedió a Castresana: sus enemigos identificaron su flanco descubierto, y además, expertos como son en operaciones psicológicas, supieron explotarlo de tal forma que deterioraron la imagen pública del Comisionado y lo enredaron en problemas emocionales y conyugales que podrían haber comprometido su efectividad en combatir al crimen organizado.
La decisión de apartarse de la dirección de la CICIG, entonces, es saludable. Le evita a Castresana la eventualidad de chantajes y protege del descrédito a la institución que hasta ayer encabezaba.
En su mensaje de salida, Castresana ha puesto en evidencia la poca atención que este Gobierno le da al tema del combate a la impunidad. A pesar de las advertencias en contrario, el presidente Colom eligió como Fiscal a un individuo asociado a traficantes de niños y de drogas, y cuya primera decisión fue desarticular el equipo que llevó a feliz término investigaciones claves para debilitar al crimen organizado. La denuncia de Castresana contra el fiscal Conrado Reyes desnuda el poco criterio del presidente Colom para gobernar este país. ¿Cómo es posible que a pesar de los argumentos de sus asesores de izquierda y de las evidencias que le dio la CICIG haya elegido a Reyes? ¿Esa información que le dieron los peludos y que la CICIG confirmó no se la tenía ya de sus especialistas en seguridad y justicia y las cabezas de inteligencia, civil y militar?
El mensaje de Castresana describe a Colom como alguien sin interés en invertir su capital político para impulsar las leyes que la CICIG propuso para evitar el entorpecimiento de procesos judiciales vía amparos, tipificar el enriquecimiento ilícito, regularizar procesos de extradición, reformar la ley de armas y municiones. Al presidente su energía se le va en promover a Sandra Torres y atacar a los detractores de Mi Familia Progresa. Es en esos únicos momentos en los que se le ve comprometido.
Esperemos que la caída de Castresana y las acusaciones con las que acompañó su renuncia provoquen la sacudida que se necesita para que Colom se implique de lleno en la lucha contra la impunidad.
