El Ágora /

'Soy asesor de propiedad intelectual de Rodolfo Párker'

Pedro Julio Hernández es uno de los líderes de vendedores más influyentes en el centro capitalino, con el que ya varias administraciones municipales han tenido que lidiar a punta de pistolas, garrotazos, desalojos, decomisos de material pirata y reordenamiento. Su capacidad de convocatoria le valió para que el secretario general del PDC, el diputado Rodolfo Párker, lo convirtiera en su asesor legislativo. Le asesora en el área de propiedad intelectual, cuando él tiene en el centro una venta de cds piratas y hay quienes le atribuyen incluso ser uno de los principales distribuidores de material pirata en San Salvador.


Martes, 27 de julio de 2010
Diego Murcia, Daniel Valencia, Patricia Carías y Mauro Arias / Fotos: Mauro Arias
Pedro Julio Hernández.
Pedro Julio Hernández.
Pedro Julio Hernández y Vicente Ramírez forman la mancuerna de una estructura de vendedores de la calle que domina el centro capitalino a tal punto que nadie puede mover un canasto sin antes consultarles, so pena de enormes disturbios. Ambos siempre han negado ser los beneficiarios de tal liderazgo. Hernández vive en Ciudad Delgado desde hace cinco años, con su segunda esposa y con un bebé de un año. No hay lujos, apenas si se relacionan con los vecinos y desconfían de los policías que llegan a husmear a su pasaje sin motivos aparentes.

Pensé que cuando entráramos a su casa íbamos a ver montañas de cds, pero solo vemos uno. ¿Tiene películas?
Sí, esas sí tengo varias.

¿Cuántas?
Mmm... las voy cambiando. Hace poco Daniela me arruinó como 150.

¡150!
Sí, me gusta la música vieja.

Ajá.
Ella saca los discos.

Y se las hace más viejas.
Ja, ja, ja...

¿Cómo se metió en estas andadas de comerciante, Pedro?
Por hambre.

¿Cuántos años tiene?
Tengo 44 años. Yo ahí por 1995 o 1996 estaba casado con la mamá de mis cuatro hijos anteriores y no teníamos... yo me había quedado sin empleo, estábamos bastante complicados.

Con 30 años.
Sí, y empezamos a vender. Ya vendíamos antes, porque era una manera de hacer un poquito más de plata.

¿Y qué empleo tenía antes?
Esa parte yo prefiero dejarla en el pasado, de verdad.

¿Por qué?
Porque tuve empleo hasta el 94... prefiero no hablar de eso.

¿Y con el comercio informal cuándo comenzó?
Así, de verdad, en el 96. Iba a San Marcos a vender ropa de niño, me rebuscaba por conseguir ropita barata, usada... ¡Híjole! ¡Qué no vendía... de todo!

Andaba a pie.
No, en ese tiempo tenía un vehículo y en él salíamos a vender. San Marcos, en ese tiempo, era un lugar para hacer buena venta.

¿Cuánto hacía?
No te podría dar datos exactos, porque ya hace un buen rato de eso, pero se ganaba bien. Cuando empecé a ver que estábamos bien jodidos, empecé a ver una luz al final del túnel, la gente te compraba. En ese tiempo las maquilas te vendían, en algunas fábricas, productos de segunda, de primera y el irregular. Yo compraba el irregular. Camisas finas, ropita fina de niño con algún pequeño detalle. Te las daban bien cómodas. Por ponerte un dato, comprábamos a 12 colones y las dábamos a 17.

¿Vendía de casa en casa?
No, íbamos a las maquilas. A Santa Lucía, por ponerte un ejemplo. Ahí había una empresa, que voy a omitir el nombre. Yo sacaba la mercadería en la mañana. A las 12 en punto que venía saliendo todo el mujeral de las maquilas de San Marcos, yo estaba ahí ya con el producto y esperaba hasta las 5 o 6 de la tarde y venía como a las 7 de la noche. Así empecé. Después decayó eso. He vendido cereal, sandía, naranja.

¿Lo que hacía antes era como vendedor ambulante o más como distribuidor?
No, como vendedor ambulante. Si yo cuando llegué al centro ahí por el 97 o 98, empecé a vender entre la 7a. y la 5a. Ahí ponía un plástico con la mamá de mis hijos grandes y poníamos cuatro docenas de “chores”, de ropita fina. Ahí empecé y me quedé hasta que nos movió Héctor Silva y entré al predio ex Biblioteca. A partir de entonces me comencé a involucrar en varias protestas... pero me organicé en serio en el 98...

Su primer puesto, ya fijo, ¿en qué zona estuvo localizado?
En San Marcos, porque hicimos casita, pues. Nos reconocíamos. Ahí fue donde empezó a decir un alcalde de Arena que yo en un vehículo llevaba gente de otros municipios para puyar eso de las maquilas, y ahí empecé a andar en esos líos.

¿Cómo hace una persona para llegar y establecerse en un lugar donde hay otras personas ya vendiendo?
Antes era distinto. Llegabas como pollo comprado. Tenías que analizar el espacio, ver si no estaba ocupado, después de eso, te quedabas. Hoy, con el crecimiento de los vendedores, es totalmente diferente... hay directivas en todo el centro de San Salvador y hay que ir... y a lo mejor no es pedir permiso, sino que ver si hay espacio. Tampoco nos conviene saturarnos. No es posible.

¿Ustedes son los que distribuyen el espacio?
De alguna manera.

¿Y la alcaldía qué dice de eso?
Nada. La alcaldía no ha tenido control en los últimos seis, siete, ocho años. A ella solo le interesa que nosotros le paguemos.

¿Ustedes pagan impuestos a la alcaldía?
Sí.

¿Han calculado cuánto ingreso tiene la alcaldía por cada uno de sus puestos?
No, pero es una barbaridad de plata, porque están cobrando 12 centavos por metro cuadrado.

¿Al mes?
Hacé la cuenta.

(La Alcaldía de San Salvador estima que hay alrededor de 15 mil vendedores en el Centro Histórico, pero la cifra que manejan las organizaciones que agrupan a los vendedores es de 27 mil. La cifra de los mismos vendedores es todavía mayor: 29 mil. Si sumamos las tres cifras y la dividimos entre tres, da cerca de 23 mil vendedores. Si, hipotéticamente, cada uno de ellos solo pagara un metro cuadrado por puesto, estamos hablando de que la alcaldía recogería 2 mil 760 dólares al mes. Eso representa 33 mil 120 dólares al año. Esto mucho menos de lo que los vendedores pueden recolectar en un mes al vender un dólar diario de su mercancía: 23 mil dólares; al mes, estamos hablando de 690 mil dólares. La cifra anual de estas ventas debe ser superior a los 8 millones de dólares).

¿Para qué sirve ese dinero?
A saber. Para pagar sueldos de escritorios...

Siempre he escuchado a gente que dice que en el centro, en el comercio informal, se mueve mucho dinero, a veces incluso más que en el comercio formal.
En algunos casos puede ser cierto, pero no es generalizado, es un mínimo porcentaje. La mayoría es de pura subsistencia. Ahora, en su conjunto sí es una mina de oro...

¿Cuántos vendedores hay en el centro? ¿10 mil, 20 mil o más?
Más de 29 mil, eso se lo puedo asegurar.

Vaya, multiplicado por... ¿cuánto dice el metro cuadrado?
12 centavos cobra la alcaldía de San Salvador.

Vaya, solo ahí podríamos decir que ya hay plata. En venta hay más plata...
Pero es que hay que tomar en cuenta varios factores. Por ejemplo hay gente que presta 50 dólares a las 5 de la mañana para ir a comprar tomates a La Tiendona y hay que pagar el 20% de interés al usurero por ese préstamo y, después, que el tomate que sale arruinado, que se tiene que pagar el transporte... Al final, la ganancia a lo mejor sí sea buena, pero tiene que repartirse.

Mire, ¿y ustedes reciben créditos de la banca privada?
No, ¡ay, Dios!

Todo es usura.
La mayoría es usura.

¿Y los usureros también tienen su puesto o cómo?
No, pasan ahí con su seguridad.

¡Ah, 20% les cobran!
Sí, para 20 días.

¿Y qué pasa si no pagan?
¡No, es que se paga!

Ja, ja, ja... ¿Y qué pasa si no pagan?
Siempre se paga. ¿Y si no de dónde vas a tener venta?

Digo, pero... ¿no es como la mafia, pues?
Noooo... Hay algunos casos complicados, pero no es así.
Pedro Julio Hernández, participa como vocero de los manifestantes el 13 de julio durante una marcha blanca que movilizo a más de 10 mil vendedores que pidieron una reunión en Casa Presidencial, donde se les prometió intentar crear una mesa de negociación con la alcaldía.
Pedro Julio Hernández, participa como vocero de los manifestantes el 13 de julio durante una marcha blanca que movilizo a más de 10 mil vendedores que pidieron una reunión en Casa Presidencial, donde se les prometió intentar crear una mesa de negociación con la alcaldía.
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