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'Si Sandino viera esta Nicaragua le daría un infarto y caería muerto'

Nicaragua vive un amago de dictadura de manos de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, dice Claribel Alegría al analizar la situación política de su país natal. Para ella, aunque sería un error para la democracia nicaragüense, Ortega  tiene todo servido para la reelección, que ya sería muy malo, pero sería peor -agrega- si su esposa llegara al poder.


Viernes, 30 de julio de 2010
Diego Murcia y Rodrigo Baires Quezada / Fotos: Mauro Arias

Claribel Alegría. Foto Mauro Arias
Claribel Alegría. Foto Mauro Arias

Claribel Alegría dejó de lado las letras por unos minutos y habló de la política de su natal Nicaragua. Ganadora del premio Casa Las Américas, de La Habana, Cuba, en 1978, estuvo la semana pasada en El Salvador para participar en el lanzamiento de una fundación cultural que lleva su nombre. Minutos antes de ese evento, se sentó a platicar de Daniel Ortega, de su esposa Rosario Murillo y de una Nicaragua que le duele mucho.  “Vamos a ver si después de hablar de política me dejan entrar en Nicaragua”, dice, lanza una carcajada y sigue: “No estoy de acuerdo con el gobierno de Daniel Ortega, porque me parece que es una dictadura, una dictadura familiar, y tampoco, con su reelección.”

¿Cómo se entiende la palabra democracia en Nicaragua?

Ahorita no veo democracia en Nicaragua, veo más un amago de dictadura.

¿Hacia dónde va Nicaragua?
Eso no lo sé, pero hay mucha pobreza y desempleo. Bueno, no todo es horrible o malo. Él ha hecho algunas cosas, por ejemplo, con la salud y la educación. Tampoco hay que ser blanco y negro. Pero, a pesar de ello, no estoy de acuerdo con este gobierno.

31 años después de la revolución, ¿esta era la Nicaragua que se imaginaba?
No, esto ha sido un desencanto enorme. Yo sigo siendo sandinista, pero sandinista de veras, pero no orteguista. Es decir, como digo Eduardo Galeano, a quien siempre lo cito: “Parece mentira que muchos de estos comandantes que se jugaron la vida por la revolución, ahora sean corruptos y le roban al pueblo. Le han robado la esperanza al pueblo.”

Usted sigue siendo sandinista, así como varias generaciones de nicaragüenses que hoy rondarán entre los 30 y 50 años, y defiende el sandinismo pero repudia a Ortega.
Es que lo que hay ahora en el gobierno es el orteguismo. Es eso de enamorarse del poder, tenés tantas cosas que querés quedarte ahí... Y ahí se enriquecen.

Hablaba con Sergio Ramírez hace dos años. Él decía que la revolución terminó cuando se entregó el poder a Violeta Chamorro después de unas elecciones democráticas.
Y esa es la verdad. Doña Violeta ganó la presidencia por la vía democrática y Daniel Ortega, ese día, dijo un discurso ejemplar que me encantó. Él dijo que antes se había ganado el poder por las armas y que ese día se había perdido democráticamente. Pero muy poquito después, empezaron los dos, él y su esposa, a sacar las uñas.

Ese día, ¿Daniel Ortega se fue del poder siendo todavía un gran comandante?
Sí, como un gran comandante, pero ahora, para mucha gente, es una gran decepción.

Esa decepción es una de las caras de la política nicaragüense. La otra es Arnoldo Alemán. Y ambas son dos caras bien conocidas, relacionadas con la corrupción. ¿Eso le queda a la política nicaragüense?
Es horrible. ¿Quién es la oposición? ¿Alemán? Imagínate que él fuera de nuevo presidente... ¡con los robos que hizo!

Pero se han dado casos similares en América Latina, como el de Alan García en Perú.
Sí, pero eso es bien triste. Ahora está Eduardo Montealegre, que dicen que se va a aliar con alguien y que tal vez así se gane la presidencia. Pero no veo a la oposición y lo que hay ahora es un caos. Mucha gente opina que Daniel Ortega será reelegido... ¡Ojalá que no sea así!

¿Cómo la gente siguió creyendo en Daniel después de que se alió con Arnoldo Alemán?
Hubo mucha protesta. ¿Qué otro remedio le queda a la gente? No tiene opciones.

Pero él se une a un ladrón y gana las elecciones...
... Exactamente. Es una cosa espantosa porque ellos están mal un día y al día siguiente están haciendo un pacto. Todo es así: “Te doy esto, si yo gano esto”.

¿Y dónde queda la memoria histórica del pueblo nicaragüense? ¿No recuerdan el pacto Ortega–Alemán y los casos de corrupción?

Es que estamos dando un paso adelante y retrocedemos dos. Y ahora casi estamos como cuando estaba Anastasio Somoza, ja, ja, ja.

¿Sí?
Francamente, sí.

Pero sin la represión...
... Bueno, todavía uno se puede expresar en la prensa aunque haya mucho acoso político.

¿Cuál es el papel de los intelectuales y de los artistas en la Nicaragua de hoy?

Bueno, ahí tenés a un Sergio Ramírez y a una Gioconda Belli siempre escribiendo en sus blogs, siempre opinando y eso lo admiro. Si bien se les acosa, todavía se les permite. En tiempos de Somoza eso no se hubiera permitido. En ese tiempo  te mataban. Todavía, para ser justos, tenemos eso... aunque no sé hasta cuándo existirá.

¿De qué sirven esas opiniones, esas críticas, si la política y los políticos en Nicaragua no cambian?

Así los jóvenes se enteran de lo qué está pasando. Si no, no se enterarían de nada. Yo soy optimista y sí creo que sirven de algo esas voces porque algún oído, algún terreno fértil habrá en el que esas palabras servirán. Por eso Sergio, Ernesto Cardenal o Gioconda, con gran valentía, siguen escribiendo. Ellos también creen que sirve de algo que los jóvenes se den cuenta de lo qué está pasando en el país, a pesar de la apatía que hay entre los jóvenes.

Me refiero a que igual Daniel Ortega se puede reelegir, igual puede ganar la presidencia con solo el 30% de los votos válidos...
... Sí, con un fraude. Así como hay fraude para elegir a los alcaldes, por ejemplo, o se botan a los alcaldes que el pueblo ha elegido y que no le gustan a él. 

Y vemos en Nicaragua un sistema político que se basa en partidos políticos desacreditados por completo.
Sí, así es.

Entonces, ¿de qué me sirve escuchar buenas críticas si la esperanza de poder cambiar la política nicaragüense la tengo que depositar en esos políticos y en esos partidos que ya existen?
Eso es lo terrible, porque no se puede. Mi marido y yo nos fuimos a vivir a Nicaragua cuando ganó la revolución. Fuimos a escribir un libro, Nicaragua en la revolución sandinista, y lo que vimos fue una cosa maravillosa, una euforia, todos estábamos felices. Fueron años muy duros pero muy lindos, años que valieron la pena.

Vio como esa revolución creció, llegó a su meseta y empezó a decaer. ¿Cuándo empezó a decaer?
Pienso que no fue con doña Violeta, que hizo cosas muy positivas. Ella ama a sus compatriotas, no quería que se mataran entre sí y paró la guerra. Ese fue uno de sus grandes aportes. Y en esa presidencia, ella no se enriqueció ni quiso perpetuarse en el poder. Pero después vinieron todos los otros, como ustedes saben, y vino una corrupción terrible.

¿Cómo se puede seguir siendo sandinista si la principal cara del Frente Sandinista para la Liberación Nacional es una persona vinculada con esa corrupción?
Es que es diferente. Sandino era una maravilla de hombre. Una persona que quiso liberar a su país y fue asesinado por eso. Por eso soy sandinista y no soy eso que hay ahora, orteguista. Daniel Ortega es dueño del FSLN, por eso no pertenezco al Frente y sí sigo siendo sandinista. Y es que hay otra cosa con lo del orteguismo y es que en el campo todos son sandinistas, siempre rojinegros, y como creen que Daniel es el FSLN, están con él por ignorancia.

¿Porque votan por la bandera del Frente?

Exacto. Y votan por él y por su mujer.

¿Y de dónde Ortega saca ese 30%?
Pienso que es que se puede comprar. Muchos lo han comprado.

¿Como a los rezadores, quienes protestaron porque no les pagaron su apoyo electoral a Ortega?
Exactamente. Así hay gente de familias pobres que no tienen nada a la que Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, llegan y les regalan una cocinita, una camita... Y así se está feliz porque es gente que vive verdaderamente en la miseria. La pobreza en Nicaragua es espantosa, es una miseria. Y ya te digo, son regalos simbólicos los que les hacen. Pero esta gente que está en la pobreza más grande del mundo, ¿cómo no se va a alegrar con una estufita o una camita? Se venden, en ese sentido. Así compran a muchos.

¿Eso es populismo?
Sí, puro populismo.

Un compañero fotógrafo ha estado presente en las últimas dos celebraciones del aniversario de la revolución. Parece que ya no es el aniversario sino la fiesta de Daniel.
Así es. Y la plaza siempre está llena. Pero se trae gente del interior en camiones. Si tú ves, sobre todo está llena la plaza de gente joven, que quieren oír música y que les gustan los refrescos...

¿Y dónde está la revolución en todo esto?
El puro sandinismo está por los suelos, ja, ja, ja. No existe en estos momentos en Nicaragua, creo yo. ¡El sandinismo! Ellos se llaman sandinistas, bueno... Si Sandino veía esta Nicaragua, le daba un infarto y caía muerto. También hay muchos jóvenes que no saben bien quién es Daniel Ortega, que están apáticos a lo que sucede en Nicaragua. Y otros que dicen: “Mirá, yo voy a estar con el gobierno porque así tengo empleo”.

¿Es un partido que tiene esos resultados porque está en el gobierno, porque tiene dinero del Estado?
Sí, se mueve a través del gobierno.

¿Qué diría Sandino de este partido, de este gobierno, que utiliza su nombre?
¿Qué diría? ¡Le daría un ataque y caería muerto! Él diría: “Eso no fue lo que yo quise para mi pueblo”. Eso no es. Él buscaba un país independiente de una vez por todas del imperio norteamericano y la igualdad para su pueblo. Sandino era un verdadero demócrata.

Y nos dice que no hay igualdad...
... Nooooo. Hay gente con dinero, capitalistas, como la familia Pellas, aunque no tienen tanto dinero como los ricos de El Salvador. Y hay una terrible desigualdad social, una pobreza espantosa... Hay miseria.

¿Y la independencia?
Ortega siempre está hablando del horror de los yankis, pero él recibe cosas de Hugo Chávez, de este y del otro.

No hay independencia, no hay igualdad social. ¿Qué tiene, entonces, Daniel Ortega, para reelegirse en 2011?

La gente dice: “Mejor lo viejo conocido. A saber qué nos va a venir. Y si Daniel Ortega nos ofrece esto y nos está diciendo que va a haber menos pobreza, que está aceptando todo lo que Chávez le está dando para que no haya tantos apagones por la falta de petróleo... entonces, todo está bien”. Muchos piensan así y es triste. Y lo es más que la juventud todavía no se ha dado cuenta completamente de esto. Ahora, hay rumores, yo no sé, de que si Daniel Ortega se reelige, puede que haya un levantamiento en Nicaragua. Dicen...

... ¿Quién dice?
... Dicen...

Pues yo estuve, no hace mucho, en las universidades de León y en la UCA, y los estudiantes de lo que menos hablaban era de política. ¿Un levantamiento cuando la gente es tan apática a la política?
Sí, igual pasa en la literatura con lo jóvenes. Ya no escriben cosas políticas ni nada de eso, pareciera que están como en una búsqueda pero con mucha apatía.

¿Quién tiene que aparecer para que esto cambie?
¡Ay, tiene que aparecer un gran hombre! No sé dónde está. A mí me gustaba Sergio (Ramírez)... un gran hombre, un pensador, una persona muy honesta pero que no lo conocían muchos, sobre todo en el área rural. A mí me simpatiza Edmundo Jarquín, pero tampoco es muy conocido fuera de Managua.

¿Usted no cree que los intelectuales, los hacedores de la cultura, están en una torre de marfil muy alta y alejada del resto, por lo que mencionaba de Sergio, de Jarquín?
Puede ser.  A lo mejor ellos tendrían que haberse adentrado a Nicaragua y vivir cerca de esas gentes. A mí me habría encantado que Sergio fuera presidente, pero él dice que ya no, que no se mete más en política. Pero es cierto eso de que los intelectuales como que nos encaramamos mucho a las nubes, pero estos intelectuales -Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Ernesto Cardenal y otros- se la están jugando. Ustedes leen lo que dicen ellos en sus textos, ¡eso es de una valentía increíble!

¿Cuáles son los escenarios que tiene Nicaragua con las próximas elecciones?
Tengo mucho miedo de una reelección. Ahora  se habla de un candidato, Eduardo Montealegre. La gente habla de que él buscará alianzas, pero todavía no se sabe con qué gentes y que esta fuerza pueda que le gane a Daniel. Aunque yo lo dudo.

Montealegre ya corrió por una candidatura, por la alcaldía de Managua, que no es feudo de Ortega, y aún así perdió...
Exactamente.

¿Dónde queda Arnoldo Alemán en este juego?
Parece mentira, pero él tiene muchos partidarios y sería algo espantoso que una persona como él, que es un probado ladrón, vaya a dirigir Nicaragua. Es un panorama muy triste.

¿Y el papel de Rosario Murillo?
Es muy peligroso.

¿Por qué?
Porque ella manda mucho. En ese binomio, Rosario tiene mucho qué decir. Ella tiene una gran voz.

¿Quién es ella?
Rosario Murillo es una poetisa que peleó en la guerra. Tiene algunos poemas que no están mal. Conoció durante la guerra, creo que en Costa Rica, a Daniel Ortega, se enamoraron y desde entonces han vivido juntos. Ella es la madre de esta muchacha a quien Daniel Ortega violó. Y ella, Rosario, estuvo de parte de Daniel. Yo, como madre, no lo entiendo.

¿Y como mujer?

Tampoco.

¿Y como revolucionaria?

Ella fue revolucionaria, peleó en la guerra, pero ahora, como mujer, darle la razón a Daniel... ¡Es su hija!

¿Cuánto pesa la figura de Rosario ahora?
Muchísimo. Hasta han dicho que si Daniel no era presidente, que podría serlo la Rosario. Y creo que sí es factible.
Es muy triste la situación política de Nicaragua.

¿Qué pasaría si ella llega al poder?
Ah, vamos a estar peor que con Daniel, ja, ja, ja.

¿Por qué se le aguanta?
Porque es la mujer de Daniel, pues, ¿y qué le van a hacer? Pero eso de que haya posibilidades de que ella sea presidenta, sería horrible.  Esperemos que no.

Claribel Alegría. Foto Archivo El Faro | Mauro Arias
Claribel Alegría. Foto Archivo El Faro | Mauro Arias

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