El Ágora /

Los emos: más allá del juego de morir

Aunque lo más conocido sobre los emos es esa supuesta tendencia suicida, algunos de ellos aseguran que no hay ninguna exigencia ni siquiera de cortarse las muñecas para poder ingresar a un grupo emo. Y parece ser un mito su afición a la muerte.

Domingo, 15 de agosto de 2010
Lauri García Dueñas / Fotos: Fréderick Meza

 

El patito feo

No solo los policías creen que la tendencia emo no debería de existir. La intolerancia o incomprensión del fenómeno se extiende hasta los padres de familia, maestros... por eso se creó Emos Unidos Contra los Antiemo (EUCLA).

-Es un movimiento internacional -explica Joshy-. Ya hay nueva EUCLA en San Marcos.

Los crew a los que pertenecen surgieron con esta filosofía de trasfondo, agrupando a jóvenes de los barrios más populosos de la capital, y de algunos departamentos del oriente del país.

Toky deja claro que están dispuestos a reaccionar en la misma forma en que los traten.

-Un antiemo desde el momento en que es antiemo es porque le caen mal los emos, de la nada. Pueden verlo a uno en la calle y golpearlo, pero nosotros somos personas igual que ellos, por eso hemos hecho las reuniones EUCLA. Eso quiere decir que si hay un antiemo o algo, nosotros vamos a responder.

La discriminación contra los emos ocurre incluso contra quienes no lo son. Como le sucedió a Gabriela Michelle, de 15 años.
En un parqueo de Ciudad Merliot, su madre, Delia, habla de los piercings de su hija y de su talento para el dibujo y la redacción.

Gabriela se siente identificada con los floguers o pokemons, a quienes describe como “emos contentos”, pero en realidad no son emos.

-¿Qué son los floguers?

-Les gusta el animé, pero sus ideales son lo contrario a los de los punks, no les gustan los vicios, solo toman bebidas de fantasía, les gusta salir a molestar, cuando ven a los punks también se pelean con ellos y usan bastantes pierciengs, los cheros usan el pelo hasta los hombros, estilo argentino, las cheras también, usan fleco, se visten de colores.

Los floguers también se caracterizan porque al escribirse entre ellos, en el messenger sobre todo, cambian las “a” por “h” y las “v” por “w”.

Luego evoca cuando se sentía discriminada, cuando la criticaban en la iglesia, en la colonia e incluso en su familia, porque sospechaban que era emo, por el solo hecho que vestía falda rosada y una camisa negra para ir a la iglesia.

-Para elegir un grupo lo que cuenta son los ideales, nosotros estamos buscando hacer algo diferente, y por eso estamos buscando ser algo diferente. A esa gente que nos grita, ¿Por qué grita si no les estamos haciendo nada? Creo que aquí en El Salvador la gente todavía es de mente cerrada, como que tiene que abrirse un poquito y dejar a las personas ser, deberían de respetar. Es como la gente que va a la iglesia, está bien que vayan. Nosotros no vamos a ir a gritarles que no vayan solo porque no nos parece.

Mientras los emos y los floguers abundan en los centros escolares, sus maestros y directores oscilan entre la incomprensión y el rechazo.

-Una vez un maestro nos dijo que mejor nos suicidáramos -cuenta Mati, hablando junto a Sonia.

-Que si teníamos tanta caca en el cerebro que nos suicidáramos de un solo -agrega Sonia.

José Antonio Hernández, el director del Instituto, niega que algún profesor les haya llegado a decir eso, aunque su visión es que los emos están desperdiciando sus días.

-Los grupos de emos es porque no tienen algo beneficioso que hacer por ellos mismos, andan algo perdidos en la vida, tratando de llamar la atención de una forma que no es conveniente.

En la institución que dirige, si las chicas llegan maquilladas o con suéteres de colores que no son los del uniforme, les llaman la atención, les ordenan lavarse la cara y en última instancia se manda a llamar a los padres.

-¿Preferiría que los emos no existiesen?

-Sí, así es, porque son personas que no se ubican en la sociedad, que al final hasta tienen actitudes suicidas, tienden a cortarse las venas, eso no es una persona normal.

La mayoría de emos entrevistados por El Faro, aunque admite haber pensado en suicidio -y algunos han llegado hasta a hacerse cortaduras-, no muestra una verdadera intención de matarse, aunque su imagen sea de candidatos al suicidio. El agente policial Miguel Chamul asegura que los mismos emos han construido esa identidad.

Cuando se le pregunta si preferiría que los jóvenes se incorporasen a un grupo como este en lugar de a una pandilla, lo rechaza, porque considera que actividades positivas son prácticas como deportes, defensa personal o caminatas.

El director Hernández coincide en este punto.

-Las dos cosas son incorrectas, y no se las tenemos que permitir, ni una ni la otra, hay que reconocer qué es lo correcto y pedir que eso se haga, que no se haga otra cosa.

Para el director, los únicos deberes de un estudiante son estudiar y ayudar en la casa y, en su defecto, ingresar al mundo laboral.

Sobre estos llamados o expresiones de intolerancia, Toky comenta la vez cuando una maestra de su colegio dejó que anduviera con su pelo largo estilo emo, después de que él le advirtió que renunciaría al bachillerato si lo obligaban a cortárselo.

-La maestra me dijo: “Mirá, y emo, ¿qué es?” Empecé a explicarle y me dijo: “Vaya, hágase el pelo para atrás, es primera vez que doy permiso, pero hágaselo para atrás, que no lo quiero ver emo aquí”, y ya lo llevaba recogido y cuando salía me lo arreglaba.

Joshy la ha tenido más difícil. Lo echaron temporalmente de su hogar por andar metido en los emos y tres de sus familiares lo agarraron a la fuerza para cortarle el pelo. Pero no lo lograron.

Y prácticamente todos tienen alguna historia de insultos que contar por su apariencia o por su pertenencia a los emos.

-Mi familia en mi parte de emo dice que soy culero, que soy gay, por el pelo, pero ellos me andan más en cuidado de que no me vaya a ahorcar, algo así -dice Toky.

Las chicas de la pasarela protestan también.

-Pues realmente me han gritado en la calle que soy una basura -cuenta Sonia.

-Eso es normal que nos pase… -responde Mati-. “¡Qué asco, ahí va una basura!”, dicen.

-Nosotros no hacemos nada malo, no somos mareros, no hostigamos a las personas, nada que ver con eso, a nosotros no nos gusta la violencia, ni maltratar.

-Eso sí, si nos buscan y quieren hacernos algo, tampoco nos podemos dejar, no somos pasmados...

-Nosotros, si un bolito nos habla, le hablamos, quizás no discriminamos a nadie porque no nos gusta que nos discriminen, se siente feo...

Toda moda tiene su fin

Aunque lo más conocido sobre los emos es esa supuesta tendencia suicida, Toky asegura que no hay ninguna exigencia de cortarse las muñecas para poder ingresar a un grupo emo. Y tal parece que tampoco es cierta su afición a la muerte.
Y cuando se le pregunta a los emos si piensan seguir siéndolo toda su vida, incluso cuando envejezcan, dicen que no. En esto hay diferencia respecto de las otras tribus, pues por ejemplo los metaleros dicen que llevarán el rock en sus venas hasta el final de sus días. Los emos no. Todos los emos consultados tienen planes a futuro para sus estudios y familia. Es decir, en el fondo, no están buscando suicidarse.

Mati quiere ser siquiatra y se ve dentro de 10 años “superándose”. Sonia quisiera ser sicóloga:

-Me gusta conocer a varias gentes, ver cómo piensan, cómo se sienten y su estado emocional.

Toky también quiere tener una vida próspera y abandonar la cultura emo.

-Pretendería como gente mayor dejar esto y con mis estudios salir adelante, ser alguien preparado. Es mentira que me voy a quedar así, me gustaría cursar arquitectura o ser un administrador.

Otro que anuncia desde ya su retiro como emo es Joshy, quien perfila un futuro conservador y tranquilo para su vida.

-A mí me gustaría ser contador, salir adelante, seguir estudiando, terminar mi carrera, trabajar, tener mi esposa, mis niños y alejarme de la cultura emo.

-¿Por qué alejarte?

-Por ser mayor de edad, tener niños y familia -dice el chico de 15 años.

“El Sueño de Camila”, el grupo salvadoreño de música indie, acaso dé luces para entender cómo conciben la vida los emos: “Porque nada es seguro en este mundo, y en eso radica lo bello de la vida, porque qué triste sería vivir en un mundo monótono donde todo fuera felicidad y todos los días fueran soleados; porque no necesito nada para vivir más que un sueño, una esperanza y una razón: el sueño de lo que fue”.

Y mientras los emos sueñan con crecer y estudiar, mientras la pasan bien, apoyándose entre sí cuando están deprimidos, los agentes de la División de Servicios Juveniles y Familia de la policía continúan recibiendo en sus butacas el “Programa para la Prevención del Suicidio en los Grupos Juveniles ‘Emo’”. Y con sus esposas y pistola al cinto, en clase, miran la última diapositiva: “Podemos crear compromisos para prevenir el suicidio de nuestras hijas e hijos”.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.