Cuba estudia hacer algunos ajustes a su modelo económico y para ello liberalizará algunos servicios, autorizará el trabajo independiente y reducirá plazas en el sector estatal, pero no permitirá una economía de mercado ni la propiedad privada.
El presidente Raúl Castro anunció que, en una reunión ampliada del Consejo de Ministros el 16 y 17 de julio en que participaron dirigentes del Partido Comunista y la Central de Trabajadores, se acordó tomar medidas que constituyen una 'actualización del modelo económico'.
La primera de ellas fue 'la reducción de las plantillas considerablemente abultadas en el sector estatal', que se desarrollará desde ahora y hasta el año próximo. La idea es suprimir 'los enfoques paternalistas que desestimulan la necesidad de trabajar para vivir', expresó Castro, quien encabezó el domingo la sesión plenaria de la Asamblea del Poder Popular, el parlamento.
Durante la sesión no estuvo presente el líder Fidel Castro —también diputado-, quien se había recluido tras su retiro en 2006 por un problema médico. En las últimas semanas se le ha visto con científicos, intelectuales y hasta grupos de jóvenes.
En sus pasados discursos Raúl Castro ya había advertido de la necesidad de adecuar el empleo público. El Estado contrata un 95% de la fuerza laboral y en 2009 el desempleo fue de sólo el 1.7%, aunque según cálculos oficiales sobrarían alrededor de un millón de puestos para lograr optimizar los recursos.
De todas formas, el mandatario garantizó que nadie va a quedar desamparado, pues el modelo económico seguirá siendo de corte socialista.
Paralelamente se ampliará 'el ejercicio del trabajo por cuenta propia y su utilización como una alternativa más de empleo de los trabajadores excedentes, eliminando varias prohibiciones vigentes para el otorgamiento de nuevas licencias y la comercialización de algunas producciones, flexibilizando la contratación de fuerza de trabajo', expresó Castro.
El presidente no especificó cuáles sectores se beneficiarán, pero aclaró que próximamente se sostendrá una reunión con líderes sindicales para ofrecer detalles.
Otro aspecto destacado por el mandatario fue la aprobación de un 'régimen tributario' para estos trabajadores independientes, que deberán abonar impuestos sobre ingresos personales y ventas.
Castro se tomó unos minutos de su alusión para indicar que la situación del país no es tan difícil como quieren hacerla ver algunos analistas y críticos del gobierno.
'Se incrementan los arribos de visitantes extranjeros, se cumple la producción petrolera; se mantiene, e incluso mejora, el equilibrio monetario interno; la productividad del trabajo refleja un ritmo superior al salario medio, objetivo que no se lograba desde hace varios años; se elevan modestamente las exportaciones y se reduce el consumo de portadores energéticos', manifestó.
Unas horas antes del discurso de Castro, su ministro de economía Marino Murillo aseguró que cualquiera sean las medidas nunca se perderá el carácter comunista del modelo. 'Van a primar las categorías económicas del socialismo, no del mercado', dijo Murillo. 'Seguirá rigiendo la planificación centralizada, se aligerarán un grupo de cosas, (pero) no vamos a entregar la propiedad', indicó.
En abril, el gobierno dispuso la liberalización en la prestación de los servicios de peluquerías y barberías. Los hasta entonces empleados del Estado en salones pequeños deben ahora pagar una suerte de renta de los locales —incluyendo luz y agua_, adquirir sus propios insumos (champú, maquinas, cuchillas, talco, etc.) y correrán a cargo del mantenimiento y ambientación de los inmuebles, pero a cambio podrán cobrar lo que estimen conveniente a sus clientes.
Murillo indicó que esa experiencia 'debe extenderse a otros servicios', que no especificó, y hay algunas actividades de las cuales el Estado se debe 'descargar'
