Este mediodía, al momento que empleados de
“Las opiniones aún están divididas entre aquellos que piensan que se afecta a los cerveceros y los que abogan por una tributación más equitativa (...) Nosotros hubiésemos deseado darle un poco más de tiempo a la reforma para ver cómo iba funcionando, pero el argumento que pesa es el del ministro de Hacienda. En primer lugar, no se están cumpliendo las expectativas de recaudación; y en segundo lugar, sí está siendo inequitativa la recaudación. Los dos argumentos son sólidos”, dijo Avilés.
Aunque ya con los 51 votos de estas fracciones la reforma de Hacienda estaba lista para aprobación, la división de opiniones de la que habla el diputado de CD hizo que aquellos con la visión de que la reforma afecta al sector cervecero siguieran negociando.
Para las 5 p.m., según dijo a El Faro el diputado pecenista Mario Ponce, el partido Gana, visto en
Esta disminución, según detalló Ponce, identificado por sus colegas como afín a la industria licorera, fue impulsada por el pedecista Rodolfo Párker, quien habría expresado también en nombre del partido Gana que ambas fracciones darían sus votos para la reforma si el impuesto ad valorem se dejaba en 8%.
Actualmente, el impuesto ad valorem es de 5%. Este fue el resultado de la negociación en la madrugada del 17 de diciembre, en la que los diputados decidieron crearlo, pero no aplicando el 10% que desde entonces pedía Hacienda, sino dejarlo en 5 puntos menos.
Ahora, en el caso de los impuestos específicos o alicuotas para cada bebida según su graduación alcohólica, el dictamen sí se apegó a la propuesta original del Ejecutivo, subiendo de
Cerca de las 6 p.m., la reforma fue aprobada con la modificación del impuesto ad valorem con el aval de solo 48 diputados, pues incluso Gana y PDC negaron sus votos. “Nosotros bajamos al 8% porque ellos dijeron que iban a apoyar la reforma, pero al final ni votaron”, se quejó Mario Ponce.
Aunque esta vez el resultado se acercó más a lo esperado por el Ejecutivo, por segunda ocasión en menos de nueve meses la reforma fiscal para la industria de bebidas alcohólicas fue cambiada, sin responder a los cálculos de Hacienda. “Es que en el fondo lo que hay aquí es una protección de intereses”, opinó Douglas Avilés.
El pasado lunes 6, el ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, expuso la visión del Ejecutivo, planteando que el reimpulso de la reforma presentada en diciembre se hizo porque, tras los cambios de última hora en aquella ocasión, la recaudación para el fisco ha sido inferior a la esperada y con un resultado inequitativo en la tributación de ambos sectores.
Las proyecciones de recaudación de Hacienda con la propuesta de diciembre, dijo el funcionario, eran de 71.3 millones de dólares, de los cuales 30.3 serían aportados por el sector licorero y 41 por el cervecero. Con los cambios hechos por
Esto, agregó el ministro, significa además que el aumento en los impuestos para los licoreros ha sido de un 86.3% respecto de lo que pagaban en 2008, antes de la reforma, mientras que el aumento para la industria cervecera ha sido solo del 13.7%.
Los empleados de
“Como empleados de ILC, no queremos sufrir otra vez con la angustia de los despidos, tal como los que se produjeron como resultado de la reforma fiscal de 2005 (...) Indudablemente, esto hará que la demanda de cerveza baje. Una caída en la demanda ocasionará considerables bajas en las ventas, producción y distribución, representando la pérdida de empleos”, reza la carta que el grupo de trabajadores llevó al pleno.
Un argumento similar es el que ha utilizado también la fracción de Arena, partido que en diciembre no votó por la reforma, razonando que un aumento de impuestos en los sectores productivos del país podría causar una desaceleración económica. El PDC, a través de su secretario general y diputado Rodolfo Parker, planteó también que con la reforma presentada por Hacienda no se estaría buscando mejorar la recaudación fiscal, sino incentivar el consumo de bebidas con mayor contenido alcohólico y favorecer así al sector licorero.