Las tribus vegetarianas
Daniela Raffo
No son emos, ni hiphoperos o rastas. Son veganos, crudos y ovolactos. Son vegetarianos. Son felices. Y comen muuuy bien. Están muy lejos de comer güisquil hervido con sal o milanesitas insípidas de soya. Eligen comer frutas, verduras, semillas, y alejarse hasta de la más mínima carne magra, porque quieren comer bien y quieren tener una mejor calidad de vida, y lo logran.
Intuyo que entre veganos y ovolactos se llevan bien, aunque cada uno tiene sus cositas. Los “crudos”, como su nombre lo indica, solo comen frutas y verduras crudas, sin ningún proceso. Y esta forma de alimentarse se está utilizando en Estados Unidos y Europa para tratar el cáncer y el sida. Incluso las sopas que preparan los “crudos” pueden estar calientes pero sin llegar al punto de ebullición para que las verduras no pierdan sus tan “extremadamente buenas” propiedades.
La otra tribu son los “veganos” que si bien comen frutas y verduras, las pueden cocinar a gusto e piacere. Eso sí, limitan las harinas. Un poco más flexibles son los vegetarianos “ovolactos”. Para ellos es válido comer los derivados de los animales. Personalmente, de elegir, sería rocker y ovolacto a muerte... porque de solo imaginar un mundo sin quesos se me hace un nudo en el estómago por el que no puede pasar ni una raquítica hoja de arúgula.
Todos tienen permitido comer legumbres, semillas y germinados. Y aunque pueden, deben moderarse un poco con los carbohidratos... porque se sabe que lo que no mata, engorda.
Después, cada vegetariano tiene sus mañas. Hay quienes no comen azúcar, ni refinados, ni legumbres, o comen un poco de pescado (que también es carne), o del huevo solo eligen la clara.
Lo que sí hacen es ingeniársela de una forma fantástica en la cocina. Comen queso, pero de semillas; pasteles sin harina y sin hornear; y no utilizan gelatina porque está hecha a base de huesos de animales. Para ser sanos, la mesa está lista.