¿Cómo bajo todo lo que comí?
Daniela Raffo
Llegar al almuerzo del sábado de la dieta de Scardales es un logro sin recompensa. Solo se puede comer todo lo que se quiera de ensalada de frutas y café o té. Un sábado. No es justo... pero las dietas son así. Y más las dietas después de las fiestas... donde medio país empachado quiere bajar en tres días libras de pavo y litros de vino y cerveza.
Lo primero que se dejan son los postres, los benditos carbohidratos, y se comienza a comer locamente frutas y verduras o a bajar dietas de internet. Hay miles. Cada actriz tiene la suya. Y cada persona tiene una amiga que la hizo y le dio resultado, pero en alimentación no todo es dos más dos.
La dieta Scardales hizo historia por aburrida e infalible. Entre comidas solo permite comer apio o zanahoria y cuando llega el almuerzo o la cena tampoco hay mucho motivo para alegrarse.
La dieta Atkins, del cardiólogo estadounidense Atkins, también logró maravillas, pese a que la comunidad científica se espantó. Contrariamente a don Scardales, la dieta es una fiesta. Permite carnes, cualquier tipo de grasas, mayonesa, mantequilla, huevos como se quiera, pescado, marisco y algo de queso. Y prohíbe harinas, frutas, verduras, cereales, maíz, papas y leche.
La nutricionista María José Santamaría se adhiere a la comunidad científica. Esta dieta es peligrosa porque se le está quitando al cuerpo los carbohidratos y aunque el resultado es maravilloso (hay gente que ha bajado entre 90 y 100 libras), el cambio en el metabolismo es drástico. Y el metabolismo es quien dirige.
Por eso, para empezar, hay que sacarse las fiestas de encima con una limpia. Frutas, verduras y carnes magras como pollo o pavo por no más de cuatro días. Así recomienda María José.
Ya una vez livianos, 2011 arrancará como si fuera lunes: con dietas, promesas o una buena alimentación.