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Diputados reconocen responsabilidad de clase política en poco aprecio a democracia

Los legisladores admiten que el sistema que los políticos han construido ni responde a las necesidades cotidianas de la gente como empleo y seguridad, ni permite suficiente participación ciudadana en la toma de decisiones. Por eso es entendible que, como mostró la encuesta de Analítika publicada el miércoles por El Faro, los salvadoreños consideren sacrificable la democracia.


Viernes, 4 de febrero de 2011
Jimena Aguilar y Patricia Carías

Ante la encuesta que publicó El Faro este miércoles que muestra el poco aprecio que los salvadoreños tienen a su democracia, un grupo de legisladores consultados por este periódico reconocieron que la reacción de los salvadoreños es una respuesta lógica frente a la situación de violencia e precariedad económica que vive el país.

Los resultados de la encuesta de Analítika Research & Marketing revelaron que siete de cada 10 salvadoreños piensan que no importa el tipo de gobierno, siempre y cuando resuelva los problemas de la gente. Y cuando se les preguntó si estarían dispuestos a apoyar que los militares reemplazaran un gobierno democrático si persistieran los problemas de seguridad y económicos, casi la mitad de los entrevistados respondió afirmativamente.

El Faro entrevistó a seis diputados de diferente grupos parlamentarios respecto a los resultados de la encuesta y todos reconocieron que estos eran una consecuencia directa de la precariedad con que funciona el sistema democrático. “Esta medición expresa el sinsabor de la ciudadanía que no confía ni un ápice en la clase política ni en la institucionalidad del Estado”, admitió el diputado de CD, Douglas Avilés.

Los parlamentarios creen que el hecho de que el Estado no pueda resolver los problemas de violencia lleva a las personas a pensar en soluciones extremas, sacrificando los aspectos que rodean a un sistema democrático como la libertad de prensa y la participación ciudadana en la toma de decisiones. Francisco Merino, diputado del Partido de Conciliación Nacional y ex vicepresidente de la República por el partido Arena entre 1989 y 1994, dijo que aunque es entendible esa animosidad, los encuestados seguramente se arrepentirían si en realidad estuvieran en un sistema autoritario. “Creo que la animosidad por los problemas actuales, lleva a la gente a pensar y decir cualquier cosa, quizá no han visto las noticias de lo que pasa en Egipto todavía”.

Hubo otros que frente a los hallazgos de la encuesta se limitaron a concluir que posiblemente la forma de preguntar no había sido la más adecuada. “Yo sí creo que quizá fue la forma en la que lo preguntaron pero yo no creo que nosotros estemos dispuestos a sacrificar una democracia cuando hemos vivido una guerra, quizá alguien que tenga 17 o 18 años que no vivió una guerra, aunque con esto no queremos decir que estamos viviendo en paz y que qué bonito lo que nos está pasando”, explicó Francisco Zablah, diputado de Gana.

A pesar de que reconocen que la poca efectividad del Estado en la resolución de estos problemas puede llevar a pensar que un cambio a un sistema autoritario funcionaría, los legisladores creen que esta no es razón para renunciar a una democracia que no ha terminado de formarse. Además, coincidieron en que no estamos en una situación ideal y que todavía se necesita hacer muchos arreglos para lograr que la mayoría de la población tenga una buena calidad de vida. “Nos ha costado construir la democracia, yo creo en ella, pero debemos seguir construyéndola”, mencionó el subjefe de la bancada legislativa de Arena, Mario Marroquín.

Entre los aspectos que necesitan avances para poder consolidar la democracia, los diputados mencionaron la ley de Acceso a la Información, que continúa sin ser aprobada porque la Asamblea no ha resuelto las observaciones presidenciales; la creación de una Ley de Partidos Políticos, que se supone que por ejemplo transparentaría las finanzas de estas organizaciones, y la definición del nuevo mecanismo de elección de diputados, que es parte de una propuesta de una gran reforma electoral que se viene proponiendo desde 1994 y que aún no ha avanzado.

Sobre esto último, Avilés criticó que se ha puesto 'demasiadas trabas' a los ciudadanos interesados en buscar una diputación sin ser postulado por un partido político. Otros diputados citaron la necesidad de abrir las instituciones estatales y la labor de los funcionarios públicos a la influencia de la ciudadanía. “La democracia no es solo ir a las elecciones estas son solo un instrumento más. Hay que estar más cercea en consulta permanente y tomar en cuenta las opiniones de los ciudadanos. Toda expresión que permita quela gente se manifieste debe ser escuchada”, dijo Marroquín, haciendo referencia a que también siete de cada 10 encuestados manifestó que los gobernantes no los toman en cuenta después de las elecciones.

La conclusión a la que llegó Schafik Hándal hijo, del FMLN, es que los resultados de la encueta se justifican como producto de una campaña de desprestigio en contra del trabajo del gobierno. “Le están quitando éxito a los resultados que se están dando en el gobierno”. Sin embargo reconoció que es necesario que el sistema democrático sea más participativo y no solo representativo.

Según el jefe de fracción de Arena, Donato Vaquerano, las respuestas obtenidas son lógicas debido a la situación en la que se encuentra el país. Luego aseguró que el estado de la nación es producto de acciones deliberadas. Dijo que hay un plan oculto para llevar a la gente a un punto en que pueda ocurrir lo mismo que sucedió en naciones que en un momento estuvieron desesperadas y hartas de los políticos tradicionaoles, como Perú y Venezuela, y terminaron decantándose en favor de gobernantes autoritarios, como Alberto Fujimori y Hugo Chávez. “Se están preparando las condiciones necesarias para que surja un Hugo Chávez. Este gobierno está trabajando para eso específicamente, para que la gente diga que no le importa que llegue un caudillo durante 20 y 30 años si mantiene la delincuencia a raya y me da el sustento para mi familia. Están preparando las condiciones para perpetuarse en el poder”, dijo.

Vaquerano no pudo explicar cómo había concluido eso, dado que el país se encuentra en la situación de precariedad actual después de 20 años de gobiernos de su partido Arena. La pobreza en El Salvador subió al menos unos 10 puntos durante el último quinquenio de Arena, y según el PNUD, este país centroamericano es el de las mayores desigualdades en el continente de mayor desiguadad en todo el mundo.

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