Con misas en diferentes partes del país y una peregrinación en la capital, miles de salvadoreños y extranjeros conmemoraron este jueves los 31 años del asesinato del arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero.
Las actividades para recordar su muerte comenzaron con una emotiva misa en la capilla donde fue asesinado. Luego miles de personas participaron en una peregrinación hasta la catedral capitalina donde se encuentra la tumba del arzobispo.
La conmemoración incluyó la primera celebración del Día Internacional para el Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas, un homenaje de la Organización de Naciones Unidas al arzobispo salvadoreño, que ahora está en proceso de beatificación en el Vaticano.
El 1 de diciembre de 2010, la Asamblea General de la ONU proclamó el 24 de marzo como Día internacional para el Derecho a la Verdad como un tributo a todas aquellas personas que sacrificaron sus vidas para promover y proteger los derechos humanos. (Ver resolución completa)
“Reconociendo en particular la importante y valiosa labor de monseñor Óscar Arnulfo Romero, de El Salvador, quien se consagró activamente a la promoción y protección de los derechos humanos en su país, labor que fue reconocida internacionalmente a través de sus mensajes, en los que denunció violaciones de los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables”, reza la resolución, en la parte en que justifica la designación.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, recordó este jueves, por medio de un comunicado, que el prelado 'fue asesinado mientras oficiaba misa en una iglesia. La intención era evidente: Silenciar a un fervoroso opositor de la represión'. Con este día internacional, aseguró Ban Ki-moon, 'se rinde homenaje a la labor de monseñor Romero y a la de todos los defensores de los derechos humanos del mundo”.
Según la resolución de Naciones Unidas, Romero era un humanista consagrado a la defensa de los derechos humanos, la protección de vidas humanas y la promoción de la dignidad del ser humano, y su constante oposición a todo tipo de violencia “definitivamente le costaron la vida el 24 de marzo de 1980”.
Esa fecha, un francotirador disparó a Romero mientras oficiaba misa. En su anterior homilía, el arzobispo había exigido a los cuerpos militares del país dejar las violaciones a los derechos humanos: 'En nombre de Dios y de este sufrido pueblo les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios: cese la represión'.
Un informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas, publicado en 1993, determinó que el autor intelectual del crimen fue el mayor Roberto D´Aubuisson, fundador del partido Arena, que gobernó el país durante entre 1989 y 2009. En una entrevista exclusiva con El Faro, el capitán Álvaro Saravia, una de las personas que participó en la operación que terminó con el asesinato de Romero, confirmó el involucramiento de D´Aubuisson en la conspiración y que el autor material fue contratado por Mario Molina, hijo del ex presidente Arturo Armando Molina.
Sin embargo, los responsables del crimen no serán castigados debido a una Ley de amnistía general, promulgada por el gobierno de Arena horas antes de que fuese divulgado el informe de la Comisión en 1993. Aun con el cambio de partido en el poder, el gobierno de Mauricio Funes, a pesar de las recomendaciones de organismos internacionales, ha manifestado no estar interesado en promover su derogación, alegando primero que no hay que reabrir heridas del pasado, y en segundo lugar, porque esa es tarea de pertinencia exclusiva de la Asamblea Legislativa.
El obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, recordó que Romero había sido alertado de que lo iban a matar y él lo escribió en sus apuntes personales. “Yo creo que hay en los archivos del Departamento de Estado (de los Estados Unidos) valiosísima información sobre cómo se armó esta muerte y por qué se decidió quitarle la vida a nuestro pastor”, aseguró el prelado.
El proceso de beatificación del religioso fue aprobado por el Vaticano en mayo de 2005, cuando la Congregación de la Doctrina de la Fe concluyó que Romero fue 'un mártir de la Iglesia, asesinado por su fe cristiana' y en este momento se analiza la tesis del martirio.