Opinión /

¿Y cuándo Monseñor Romero?


Domingo, 1 de mayo de 2011
Luis Fernando Valero

La iglesia celebra la llegada de un nuevo Beato a su cuadro de honor, que tiene como motivación primera la vida con santidad, que es la máxima dignidad que concede la iglesia a uno de sus fieles que ha vivido en este “Valle de lágrimas”.

El proceso tiene tres pasos o, si se quiere, tres peldaños para subir al rellano de la santidad.: venerable, beato y santo.

Venerable es un título que se da a la persona que ha vivido las virtudes cristianas “de una manera heroica”.

El Venerable pasa a ser candidato a ser beatificado si se ha producido un milagro debido a su intercesión. El milagro, para que sea válido, debe tener una instrucción canónica, que es un filtro que conlleva una comisión de expertos formada por teólogos y médicos. Al beato solo se le puede rendir culto en la zona donde nació o ejerció su labor pastoral.

Para ser canonizado es necesario otro milagro atribuido a la intervención del  beato  y que se produzca después del de su beatificación.  Al santo ya se le reconoce culto universal.

En caso de martirio, no se requiere milagro para ser beatificado, pero sí para ser canonizado.

Para que se inicie un proceso de beatificación es necesario como mínimo que haya transcurrido un plazo de cinco años desde la muerte del fiel, aunque el Papa tiene la prerrogativa de saltarse esa norma.

En el caso de Juan Pablo II han pasado sólo seis años y 29 días. Hay quien ya le llama a este caso un turbobeato.

Ahora la pregunta resuena en Hispanoamérica: ¿Para cuándo el proceso de Monseñor Romero?

En el caso de él se da el aliciente del martirio, que libera el proceso del milagro en primera instancia. Puede ser que mirando en sentido estricto el Código de Derecho Canónico haya quien piense que la palabra martirio quiere decir morir por no renunciar a la fe católica.

A Monseñor Romero se le abrió Causa para su canonización es 1994, le fue abierta por su sucesor Arturo Rivera y Damas. A partir de este proceso, Monseñor Romero ha recibido el título de Siervo de Dios. Este concepto implica que es un título que se otorgado en diferentes religiones, como en diferentes ramas del cristianismo o en el hinduismo (donde se emplea el término Dasa, que quiere decir 'Siervo de Dios'). En general se emplea para describir a personas consideradas especialmente pías en su fe. En el catolicismo frecuentemente es el primer grado que se le otorga a una persona que es candidata para ser beatificada y posteriormente canonizada.

Observando la definición estricta de Venerable, Mons. Romero lo es, lo que no se acaba de comprender es por qué su proceso no acelera, ya no decimos de turbo, pero ha habido otros, como el caso José María Escrivá de Balaguer y Albás. Fue beatificado por Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992 y canonizado el 6 de octubre de 2002. Habiendo muerto el 25 de junio de 1975. Sólo cinco años antes que Mons. Romero.

Esperemos que los caminos de Dios, que son inescrutables, se abran de par en par y den lugar a una autopista amplia y generosa para que los iberoamericanos puedan celebrar sus ritos invocando a Mons. Romero, que el pueblo de Dios, que es la voz de Él, encarnada en este mundo, según dicen los que saben, ya le rezan, sólo falta la firma oficial de la institución certificadora.

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