Opinión /

Indignados en España


Lunes, 20 de junio de 2011
Luis Fernando Valero

Cinco semanas bastaron para que el movimiento de los“jóvenes indignados” de España pasaran de ser unos héroes a ser unos desalmados, que han merecido el repudio de todos los partidos políticos, sin excepción, y que gran parte del pueblo manifieste que sus últimas acciones no eran adecuadas y si condenables.

El hecho más sangrante ha sido que bloquearon el acceso al Parlamento  Autonómico en Cataluña, donde se iba a votar el presupuesto para el presente año, que conllevaba profundos recortes a la educación, a la sanidad y a los servicios sociales.

Unos dos mil jóvenes desde la noche anterior se sentaron en la calle que daba acceso al Parlamento , por la mañana  a las 9 horas no dejaron entrar a los parlamentarios e incluso los agredieron, a algunos les pintaron X en la ropa, a otros le pintaron el pelo y hasta a un diputado invidente intentaron quitarle su perro guía. El Presidente de la Autonomía catalana y la Presidenta del Parlamento tuvieron que acceder al recinto en helicóptero, al igual que unas decenas de diputados, otras decenas llegaron en camionetas blindadas de la policía.

Al final intervinieron las fuerzas policiales y ya por la tarde ya se despejó la calle.

Estos hechos han sido condenados unánimemente por  todos.

Los jóvenes responsables del movimiento “15M” (15 de marzo) “Democracia real” y “Jóvenes indignados”, se han desmarcado señalando que la violencia la desarrollaron infiltrados anti sistema e incluso llegaron a decir que policías disfrazados comenzaron los actos.

Las imágenes de los diputados corriendo perseguidos por jóvenes airados, escupidos o manchados con espráis o quitándole las carteras de sus documentos han dando la vuelta al mundo.

¿Por qué se ha llegado a este extremo?

Es  evidente que en el pueblo español hay un impresionante hartazgo de la clase política, los estudios sociológicos y las encuestas remarcan que la política, los partidos y la corrupción preocupan hoy a la ciudadanía cuatro veces más que el terrorismo, seis veces más que la educación, ocho veces más que la sanidad y la vivienda y 20 veces más que la justicia o la violencia de género.

La sociedad española afirma que su clase política está muy alejada de ella, la inoperancia del gobierno es evidente, la tasa de desempleo de España es la mayor de Europa y dobla la media de la Unión Europea, y lo que es peor, no se observa en un futuro próximo que haya una mejoría, sobre este aspecto ya publicamos hace unas semanas un artículo sobre “La generación perdida” en El Faro. Por ello cuando los jóvenes tomaron algunas plazas en las ciudades más importantes de España, muchas personas vieron el movimiento que era pacífico, dialogante, que deseaba cambiar algunas cosas y ofrecer alternativas como una bocanada de aire fresco, una “Primavera española”.

El cantante Joan Manuel Serrat, que el día anterior fue investido doctor honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra, señaló en su discurso que 'La gente de a pie'  debe 'recuperar los valores democráticos y morales' en un momento de 'crisis de modelo de vida'. Porque más que de una mera 'crisis financiera' puso como ejemplo la 'vergonzante corrupción', que desde los gobiernos 'se filtra a la sociedad'. Por ello llamó a despertarse a esa 'sociedad adormecida' que da trato de 'ídolo popular' a políticos imputados.

Y señaló  además que 'Se refuerza el poder financiero, el político y el de la banca, que con las ayudas públicas y el dinero de la gente renovará sus ataques especulativos'. Denunció que 'la codicia de unos, la incompetencia de otros, la ignorancia y la poca vergüenza de muchos nos han situado en un mercado en el que todo tiene un precio, donde todo se compra y todo se vende', clamó, antes de aplaudir el 'soplo de aire fresco' y el 'grito de atención' que es para él el llamado movimiento del 15-M, ya que 'es un derecho y una obligación reclamar nuestro futuro'. Como se comprende había todo un movimiento a favor de estos jóvenes.

Hay quien opina que “jóvenes indignados” que ingenuamente se han dejado comer el mandado, por unos infiltrados anti sistema, aunque también hay quien piensa que la clase política no podía permitir seguir estando en el candelero negativo y había que actuar y para ello nada mejor que dejar crecer con permisividad, buenismo, comprensión, “con sí… pero…”, “sería bueno que…”

Durante día los políticos han halagado el movimiento y en contra de la legalidad vigente y de las declaraciones de la Junta Electoral que pedía la disolución de las manifestaciones y de las tomas de las plazas, el gobierno de Zapatero no hizo nada, quizás porque su ministro del Interior, responsable de la policía y candidato a sustituir a Zapatero en las próximas elecciones del próximo marzo, no quería hacerse impopular con una carga policial.

Los propios comerciantes de la Plaza del Sol de Madrid se quejaban que estaban teniendo pérdidas por valor de 30 millones de euros, pero no se hizo nada. Ello envalentonó a los jóvenes y fue gestándose un movimiento más agresivo contra la clase política y comenzaron a ir a los ayuntamientos a insultar a los nuevos concejales y alcaldes, elegidos el 22 de mayo, y no se hizo tampoco nada, hay quien sostiene que perversamente los políticos dejaron que el caldo de cultivo de la violencia fuera creciendo, como así ocurrió y así el responsable de la Policía en Cataluña, pues tiene transferidas las competencias, no hizo nada sabiendo desde la noche anterior, como se ha señalado, que los manifestantes estaban bloqueando las entradas del parlamento y así un comentarista ha escrito “La pasividad de Felip Puig, responsable de la Policía catalana, no fue desatención o negligencia sino cálculo político astuto e irresponsable: desertó del deber de proteger a los parlamentarios ante la amenaza conocida y ya visible. Pero prefirió no actuar. El resultado de su inhibición forma parte de la estrategia retadora del personaje: ha dejado actuar a los jóvenes movilizados para justificar ante las cámaras y en horarios de máxima audiencia que la única manera de actuar contra los descontentos, indignados o rebeldes sociales puros es la violencia. Y Artur Mas, Presidente de la Autonomía, salió enseguida, en discurso solemne, hablando de violencia callejera y del traspaso inadmisible de las líneas rojas”. Jordi Gracia. El País.

En estos momentos los jóvenes indignados han recibido el repudio, habrá que ver qué efecto tiene en las próxima semanas pero ya hay quien cree que al final ocurrirá lo de El gatopardo de de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, aquel que dijo:'Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi', es decir: el 'cambiar todo para que nada cambie”

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“jóvenes indignados” de España pasaran de ser unos héroes a ser unos desalmados, que han merecido el repudio de todos los partidos políticos, sin excepción, y que gran parte del pueblo manifieste que sus últimas acciones no eran adecuadas y si condenables.

El hecho más sangrante ha sido que bloquearon el acceso al Parlamento  Autonómico en Cataluña, donde se iba a votar el presupuesto para el presente año, que conllevaba profundos recortes a la educación, a la sanidad y a los servicios sociales.

Unos dos mil jóvenes desde la noche anterior se sentaron en la calle que daba acceso al Parlamento , por la mañana  a las 9 horas no dejaron entrar a los parlamentarios e incluso los agredieron, a algunos les pintaron X en la ropa, a otros le pintaron el pelo y hasta a un diputado invidente intentaron quitarle su perro guía. El Presidente de la Autonomía catalana y la Presidenta del Parlamento tuvieron que acceder al recinto en helicóptero, al igual que unas decenas de diputados, otras decenas llegaron en camionetas blindadas de la policía.

Al final intervinieron las fuerzas policiales y ya por la tarde ya se despejó la calle.

Estos hechos han sido condenados unánimemente por  todos.

Los jóvenes responsables del movimiento “15M” (15 de marzo) “Democracia real” y “Jóvenes indignados”, se han desmarcado señalando que la violencia la desarrollaron infiltrados anti sistema e incluso llegaron a decir que policías disfrazados comenzaron los actos.

Las imágenes de los diputados corriendo perseguidos por jóvenes airados, escupidos o manchados con espráis o quitándole las carteras de sus documentos han dando la vuelta al mundo.

¿Por qué se ha llegado a este extremo?

Es  evidente que en el pueblo español hay un impresionante hartazgo de la clase política, los estudios sociológicos y las encuestas remarcan que la política, los partidos y la corrupción preocupan hoy a la ciudadanía cuatro veces más que el terrorismo, seis veces más que la educación, ocho veces más que la sanidad y la vivienda y 20 veces más que la justicia o la violencia de género.

La sociedad española afirma que su clase política está muy alejada de ella, la inoperancia del gobierno es evidente, la tasa de desempleo de España es la mayor de Europa y dobla la media de la Unión Europea, y lo que es peor, no se observa en un futuro próximo que haya una mejoría, sobre este aspecto ya publicamos hace unas semanas un artículo sobre “La generación perdida” en El Faro. Por ello cuando los jóvenes tomaron algunas plazas en las ciudades más importantes de España, muchas personas vieron el movimiento que era pacífico, dialogante, que deseaba cambiar algunas cosas y ofrecer alternativas como una bocanada de aire fresco, una “Primavera española”.

El cantante Joan Manuel Serrat, que el día anterior fue investido doctor honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra, señaló en su discurso que 'La gente de a pie'  debe 'recuperar los valores democráticos y morales' en un momento de 'crisis de modelo de vida'. Porque más que de una mera 'crisis financiera' puso como ejemplo la 'vergonzante corrupción', que desde los gobiernos 'se filtra a la sociedad'. Por ello llamó a despertarse a esa 'sociedad adormecida' que da trato de 'ídolo popular' a políticos imputados.

Y señaló  además que 'Se refuerza el poder financiero, el político y el de la banca, que con las ayudas públicas y el dinero de la gente renovará sus ataques especulativos'. Denunció que 'la codicia de unos, la incompetencia de otros, la ignorancia y la poca vergüenza de muchos nos han situado en un mercado en el que todo tiene un precio, donde todo se compra y todo se vende', clamó, antes de aplaudir el 'soplo de aire fresco' y el 'grito de atención' que es para él el llamado movimiento del 15-M, ya que 'es un derecho y una obligación reclamar nuestro futuro'. Como se comprende había todo un movimiento a favor de estos jóvenes.

Hay quien opina que “jóvenes indignados” que ingenuamente se han dejado comer el mandado, por unos infiltrados anti sistema, aunque también hay quien piensa que la clase política no podía permitir seguir estando en el candelero negativo y había que actuar y para ello nada mejor que dejar crecer con permisividad, buenismo, comprensión, “con sí… pero…”, “sería bueno que…”

Durante día los políticos han halagado el movimiento y en contra de la legalidad vigente y de las declaraciones de la Junta Electoral que pedía la disolución de las manifestaciones y de las tomas de las plazas, el gobierno de Zapatero no hizo nada, quizás porque su ministro del Interior, responsable de la policía y candidato a sustituir a Zapatero en las próximas elecciones del próximo marzo, no quería hacerse impopular con una carga policial.

Los propios comerciantes de la Plaza del Sol de Madrid se quejaban que estaban teniendo pérdidas por valor de 30 millones de euros, pero no se hizo nada. Ello envalentonó a los jóvenes y fue gestándose un movimiento más agresivo contra la clase política y comenzaron a ir a los ayuntamientos a insultar a los nuevos concejales y alcaldes, elegidos el 22 de mayo, y no se hizo tampoco nada, hay quien sostiene que perversamente los políticos dejaron que el caldo de cultivo de la violencia fuera creciendo, como así ocurrió y así el responsable de la Policía en Cataluña, pues tiene transferidas las competencias, no hizo nada sabiendo desde la noche anterior, como se ha señalado, que los manifestantes estaban bloqueando las entradas del parlamento y así un comentarista ha escrito “La pasividad de Felip Puig, responsable de la Policía catalana, no fue desatención o negligencia sino cálculo político astuto e irresponsable: desertó del deber de proteger a los parlamentarios ante la amenaza conocida y ya visible. Pero prefirió no actuar. El resultado de su inhibición forma parte de la estrategia retadora del personaje: ha dejado actuar a los jóvenes movilizados para justificar ante las cámaras y en horarios de máxima audiencia que la única manera de actuar contra los descontentos, indignados o rebeldes sociales puros es la violencia. Y Artur Mas, Presidente de la Autonomía, salió enseguida, en discurso solemne, hablando de violencia callejera y del traspaso inadmisible de las líneas rojas”. Jordi Gracia. El País.

En estos momentos los jóvenes indignados han recibido el repudio, habrá que ver qué efecto tiene en las próxima semanas pero ya hay quien cree que al final ocurrirá lo de El gatopardo de de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, aquel que dijo:'Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi', es decir: el 'cambiar todo para que nada cambie”

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