En los suburbios de la capital, cientos de familias viven en silencio sus propias historias de violencia: las de sus desaparecidos. Las desapariciones son cotidianas como lo fueron durante la guerra civil. Solo en cinco municipios de San Salvador, en los primeros ocho meses de 2011, la Policía registró 625 desaparecidos. A menudo, sus pertenencias siguen intactas donde las dejaron, pues sus parientes se aferran a la esperanza de un milagroso retorno, no obstante el paso de los días, las semanas, los meses...