Opinión /

La última palabra de Sandra Colom


Lunes, 5 de septiembre de 2011
Juan Luis Font

El pulso de último momento consiste en impedir que haya una segunda vuelta o forzar a que la haya. Hacia ese objetivo se dirigen todos los esfuerzos. El Partido Patriota pone sus esperanzas en la maquinaria electoral que ha construido por más de tres años, un sistema de identificación de voto favorable conducido a pie y no en vehículos rentados hacia las urnas el 11 de septiembre. El modelo se beneficia de la descentralización de las mesas electorales y organiza células de votantes alrededor de ellas. Cada célula adopta forma piramidal, lo cual incrementa hasta cifras nunca antes vistas el número de colaboradores directos de un partido en el día de las elecciones. A esto se suma el papel de los caciques de distrito reclutados para la campaña.

El más afanado en forzar una segunda vuelta, y malograr la ambición del Patriota, es Manuel Baldizón quien se convertiría, merced a esa posibilidad, en el candidato a vencer en 2015. Lider confía en que la intensificación de las promesas de su candidato (el bono 15 dirigido al 20 por ciento de la población económicamente activa que cuenta con un empleo formal, la oferta de incrementar a Q600 mensuales la pensión de los ancianos y el ofrecimiento de entregar 5 quintales de fertilizante a cada campesino), surta el efecto deseado.

Creo, por su parte, apela al mensaje de Eduardo Suger y a remarcar la diferencia entre un académico y un militar para replantear la competencia. Es notoria la dificultad de Creo de financiar una campaña semejante a la de Lider y Patriota.

Las encuestas más recientes muestran a Pérez Molina ligeramente por debajo de su objetivo de resolver la elección en una sola vuelta. Y al menos en una de las mediciones más recientes, la de la Fundación Desc, asoman indicios de la existencia de un voto vergonzante que prefiere no admitir su inclinación por Baldizón. Con una campaña tan saturada, la posibilidad de atraer más votos gracias a las vallas y a los jingles de la radio resulta remota. Por eso, la batalla crucial va a centrarse en la posibilidad de cada partido de acercar a sus simpatizantes a las urnas y asegurar su voto. Ya se sabe que para eso se ha preparado el Patriota, pero existen pocos indicios sobre el nivel de organización de sus contendientes.

La otra gran maquinaria electoral existente en el país, la de la Unidad Nacional de la Esperanza, que en 2007 consiguió ganar todos los distritos electorales excepto uno, está orientada a elegir no menos de 35 diputados y más de 100 alcaldes. Pero siendo que carece de uno propio, esa maquinaria podría también trabajar a favor de un candidato a la Presidencia que requiera de su apoyo. Lo mismo puede darse mediante acuerdos con líderes locales en cada distrito o, mejor aún, porque así se garantizaría un alcance a nivel nacional, mediante un entendido político con Sandra Torres.
¿Tendrá Suger la cintura necesaria para buscar ese apoyo? ¿Lo conseguirá Manuel Baldizón pese a su rivalidad con doña Sandra? Como diría el centenario Cantinflas, 'ahí está el detalle'. Por de pronto, a la UNE y a su candidata impugnada les viene mejor una sola cosa: que haya segunda vuelta y así tener margen para maniobrar.

* Este artículo fue publicado originalmente en elPeriódico de Guatemala

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