Cuando el agua, el lodo y la tragedia llegaron, los que pudieron escapar lo hicieron muchas veces solo con la ropa que tenían puesta. Otros, menos desafortunados, tuvieron tiempo de tomar algún objeto importante o entrañable, o simplemente algo práctico que tuvieron al alcance de la mano... Pericos, teléfonos celulares, un televisor, un puñado de maíz... he aquí los sobrevivientes y sus posesiones en los albergues.