Opinión /

¿Tiene el presidente grandes soluciones para grandes problemas?


Martes, 15 de noviembre de 2011
Roberto Cañas

Somos calificados como el país más peligroso del mundo; el presidente Funes ha declarado recientemente con motivo de la tormenta 12E que: “sin exageración alguna, estamos padeciendo el mayor desastre de nuestra historia reciente generado por intensas lluvias”; por otro lado la economía tiene años sin crecer y las perspectivas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) son las más bajas de América Latina. Estos son grandes problemas y a grandes problemas, dice la sabiduría popular, grandes soluciones.

La gran solución al problema de la delincuencia en El Salvador no puede ser militarizar más la seguridad pública: la solución de  “guerra contra el crimen”no es solución; tampoco nombrar un ministro de seguridad militar. No es salida en primer lugar porque está en contra de la letra y el espíritu de los Acuerdos de Paz  que separó las funciones de policía de la fuerza armada y segundo porque provocaría el retorno a prácticas autoritarias que ya están superadas. Regresar 20 años después a una policía militarizada sería un grave retroceso.  

La gran solución del problema de la delincuencia comienza con un Acuerdo de País que tenga como resultado una estrategia integral que enfrente la escalada de violencia e inseguridad asociada al narcotráfico, pandillas y delincuencia común. La búsqueda de una solución integral para responder a los retos de la delincuencia no puede poner el acento solo en las políticas represivas del delito debe tener un componente fuerte se prevención y esto va mas allá de cambiar a un ministro.

Soluciones serias al problema de la delincuencia establecen primero las causas de la violencia y la delincuencia para encontrar las soluciones. Las principales causas de la inseguridad, no hay que cansarse de decirlo son la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la falta de oportunidades de estudio y recreación para los jóvenes, la falta de un presupuesto adecuado para las tareas de seguridad pública y también por supuesto la falta de una estrategia integral de lucha contra la delincuencia que tenga un gran componente: una Cultura de Paz.

Por otro lado en materia ambiental, dice el presidente Funes que: “estamos padeciendo el mayor desastre de nuestra historia reciente generado por intensas lluvias”. Su respuesta Sr. Funes no corresponde a la gravedad del problema: Usted propone soluciones pequeñas a grandes problemas como impulsar una 'reingeniería en todo el país' para poder enfrentar la vulnerabilidad del territorio nacional frente a los efectos del calentamiento global.

El término reingeniería corresponde a la década de los  90'  del siglo pasado. Su creador, el norteamericano Michael Hammer, profesor de ciencias de la computación del Instituto Tecnológico de Massachusetts MIT, definió esta concepción para los procesos de negocios, como un modo de obtener un mejoramiento en la gestión y productividad de las empresas. A la reingeniería siguieron en el Siglo XX otros conceptos de gestión empresarial que en su momento fueron novedosos como la calidad total, el “empowerment”, el “benchmarking”, el “out sourcing”  y otras propuestas de administración que se convirtieron en modas de gestión empresarial.

No nos engañemos: el cambio climático es un problema ambiental y económico central y transversal con serias implicaciones sociales para todo el país. Para solucionar este problema no es suficiente una “reingeniería”. Hay que lograr acuerdos nacionales y centroamericanos para impulsar estrategias sustentables de adaptación al cambio climático y de prevención y reducción de desastres; que integren las acciones de reducción de vulnerabilidades, con las de  medidas de desarrollo económico que hagan crecer la economía y eliminen las desigualdades y la pobreza. Conseguir $1,500 millones para reconstrucción supone de manera ineludible impulsar un proceso de concertación con miras a alcanzar un Pacto Fiscal, es una fantasía pensar que vendrán de la cooperación internacional cuando en Estados Unidos y en Europa tienen una profunda crisis económica.

La solución a la falta de crecimiento de la economía se ha buscado en los Estados Unidos al que el Sr. Presidente considera su “aliado estratégico”. El programa en inglés se llama “Partnership to Grow” que quiere decir “Asocio para el Crecimiento”. Este acuerdo se ha presentado por algunos como “el más importante Acuerdo de Cooperación entre los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador en las últimas dos décadas, y uno de los legados más importantes del gobierno Funes para sentar bases de transformación del modelo económico”. 

Yo no creo que el Asocio para el Crecimiento sea la gran solución al gran problema económico de El Salvador. Puede ser que sea parte de la solución para el problema del narcotráfico de los Estados Unidos que a partir de la aprobación del Acuerdo tendrá 12 de sus 16 agencias de cooperación en el combate de la criminalidad operando localmente en el país. Sí estoy seguro de que los empresarios nombrados por el presidente Funes para integrar el Consejo Nacional para el Crecimiento buscarán todas las formas posibles para aprovecharlo, no es extraño, es la lógica del capital, la búsqueda de la máxima ganancia. 

El gran problema de falta de crecimiento y desarrollo económico no puede estar esperanzado a una sola solución: El Asocio para el Crecimiento al estilo USA. La solución nuevamente está en lo interno, en nosotros los salvadoreños, y supone apostarle a la economía real, aumentar la producción agrícola e industrial y ampliar nuestra oferta exportable; diversificar nuestros mercados con los BRIC, el UNASUR, ALBA. No es problema de ideología, es problema de disminuir la dependencia y favorecer el interés nacional 

Por la magnitud estructural de nuestros principales problemas se necesitan acuerdos nacionales en seguridad, economía, cambio climático. El motor de la transformación nacional es la voluntad política de lograrlos, pues ningún cambio es posible sin construir Políticas de Estado consensuadas.

Si bien es cierto, todavía un porcentaje importante de los salvadoreños se sienten representados por el gobierno, por estar beneficiados con la entrega de semillas,  paquetes escolares y subsidios. Pero otros salvadoreños ya no se sienten representados por el actual gobierno. Los problemas son grandes y no se ven grandes soluciones. 

Hay que tener sentido de la historia. Los Acuerdos de Paz firmados hace casi 20 años están agotados en su capacidad de asegurar estabilidad política y gobernabilidad al país, el dilema que tenemos enfrente es perturbador: o avanzamos y ponemos a El Salvador en el siglo XXI con crecimiento de la economía y desarrollo social o la alternativa es dramática: volver al militarismo.

Tomar la iniciativa no significa ser agresivo y ofensivo. Significa reconocer la responsabilidad que se tiene como mandato y hacer que las cosas sucedan.

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