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El naufragio de los independientes

El Salvador probó el domingo 11 de marzo las candidaturas a diputados no partidarios. En San Salvador compitieron un médico poco expresivo y un sindicalista entusiasta. El primero ni siquiera esperó el conteo de votos en la urna que vigilaba, y el otro despertó del sueño hasta última hora. Creen que con el desprestigio de la clase política tradicional y aun con el rechazo de los partidos, los independientes son el futuro del país.

Lunes, 19 de marzo de 2012
Jimena Aguilar y Patricia Carías. Fotos José Carlos Reyes

Una voz de mujer recita por segunda vez el nombre del cincuentón que hace anotaciones en una libreta de cuerina café. Quien más menciones obtenga, gana, y mientras el hombre de la libreta llega a su tercer punto, su situación es complicadísima porque los dos principales competidores le llevan mucha ventaja: más de 100 votos cada uno. En eso, poco después de las 7 de la noche del domingo 11 de marzo, le suena el celular, el hombre cierra su libreta para tomar la llamada y no puede escuchar la tercera vez que repiten 'el independiente, Gilberto Morán' en el centro de votación de la colonia La Cima, al sur de San Salvador. Morán, a pesar de ser uno de los cinco salvadoreños que estrenaron la figura de candidatos a diputados sin partido, tampoco escucha una cuarta vez su nombre, y opta por retirarse antes de que terminen de sacar las papeletas de la urna. Ya lleva cuatro votos, pero él piensa que solo dos. Después de la llamada, da media vuelta y se marcha solitario, sin que nadie lo advierta y sin que nadie lo eche de menos. Su nombre será mencionado una última vez ya sin él presente.

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¿Qué podría impulsar a un salvadoreño sin pertenencia partidaria a estampar su rostro y su nombre al lado de los contendientes arropados por la bandera de millonarios partidos políticos? ¿Qué convicción personal persuade a alguien de atreverse a gastar miles de dólares de su bolsillo para realizar su sueño de ser uno de los primeros diputados no partidarios?

'Este pueblo a mí me conoce, desde el sector laboral, el académico y hasta en el sector de la mediana empresa', aseguraba la víspera de elecciones William Huezo, uno de los dos candidatos independientes por el departamento de San Salvador que lo intentaron sin éxito el domingo 11. El otro es el médico Gilberto Morán, de 59 años. 'Hay muchos que saben quién soy yo. Quiero ser lo más realista y optimista posible, tengo posibilidades de lograr el cociente con más de 30 mil votos', afirmaba Huezo, uno de los cinco ejemplares de una especie que nació para estas elecciones y sobre la cual se cierne la amenaza de la extinción inmediata, a pesar de que cerca de 15 mil salvadoreños decidieron darles su respaldo en cuatro de los 14 departamentos de El Salvador donde compitieron.

Para llegar a la papeleta de elección de diputados, la ley le exige a los candidatos independientes que presenten las firmas de apoyo de entre 6 mil y 12 mil ciudadanos, dependiendo del departamento donde pretenden competir.

En San Salvador fueron Huezo y Morán quienes se atrevieron a desafiar la hegemonía y el control de las reglas de juego que imponen los partidos políticos. Huezo, un abogado de 52 años, se animó pensando que su currículo le daba suficiente fuerza a su sueño. Después de ser elegido cinco veces consecutivas como presidente de la Asociación General de Empleados Públicos y Municipales (Agepym) y tomando en cuenta las 40 mil personas a quienes Agepym representa, la opción de buscar una de las 24 diputaciones por San Salvador lo tentó.

-¿Y cree que esos 40 mil empleados van a votar por usted?

-Probablemente, porque fui electo por los afiliados y tuve el favor de al menos 15 mil empleados solo en San Salvador -comentaba Huezo un día antes de las elecciones-. Yo digo que voy a sacar entre 30 mil y 40 mil votos, creo que quedo -vaticinaba.

Si lograba los 40 mil se pondría cerca de, aritméticamente, tener derecho a dos escaños, pero al final los votantes le otorgaron poco más de una décima parte de eso.

El sueño de Huezo, facilitado por una sentencia de la Sala de lo Constitucional emitida en julio de 2010, era compartido al inicio del proceso de elecciones, a mediados del año pasado, por dos decenas de personas. 18 mujeres y hombres llegaron al Tribunal Supremo Electoral a pedir que les certificaran los libros donde recogerían las firmas de apoyo para su candidatura.

Pocos meses después, cuando iniciaron el proceso, cayeron en cuenta de que los partidos políticos habían logrado poner obstáculos sumamente difíciles para aspirantes sin partido político, y que recoger miles de firmas en el poco tiempo que les dieron, sin tener derecho a financiamiento estatal -como sí lo tienen los partidos-, era una cuesta demasiado empinada. La mayoría de ellos abandonó la carrera amedio camino y algunos incluso quemaron los libros de firmas en señal de protesta. Al final, al 11 de marzo solo llegaron cinco, dos de ellos por San Salvador, uno por Chalatenango, uno por Ahuachapán y otro por La Unión.

Uno de estos sobrevivientes apuntaba la noche del domingo en su libreta de cuerina café el resultado que iba dando el conteo de una de las mesas. Morán es un médico que da consulta en la Corte Suprema de Justicia, y que como lo ha hecho desde la Coordinadora Nacional de Pensiones, su propósito declarado en caso de convertirse en legislador 2012-2015 era luchar por la recuperación del fondo de pensiones por parte del Estado. Morán, al igual que Huezo, creyó que el apoyo de sus colegas, pacientes y su oferta de luchar por un sistema de pensiones en el que los cotizantes salen perdiendo en lugar de ganar con sus ahorros, serían armas suficientes para pelear mano a mano con los 192 candidatos de los partidos.

A ambos el cálculo les falló. Ni siquiera quienes les dieron firmas de respaldo para que pudieran inscribir sus candidaturas les dieron posteriormente el voto. Morán dice haber recogido 20 mil firmas, y solo obtuvo 2 mil 504 votos a favor, mientras que Huezo presentó rúbricas de más de 17 mil ciudadanos y estos solo le retribuyeron con 4 mil 268 votos cuando el TSE había contado un 98.81% de las actas de votación.

Gilberto Morán abandona su casa el domingo de elecciones para dirigirse a su primera cita del día, una entrevista radial.
Gilberto Morán abandona su casa el domingo de elecciones para dirigirse a su primera cita del día, una entrevista radial.

A las 7:30 de la mañana del domingo los centros de votación en todo el país tenían ya largas filas de ciudadanos deseosos de votar. Los partidos políticos tenían miles de vigilantes trabajando desde la madrugada y a esa hora ya pululaban en los centros de votación. Los principales candidatos apadrinados por partidos comenzaban sus rondas por centros de votación y enormes séquitos de simpatizantes y relacionistas públicos los rodeaban. A las 7:30 a.m. en la sala de la casa de Gilberto Morán solo estaban él y su esposa. No se decían una palabra. Ella dejó la habitación y fue al jardín, a recoger ropa tendida. Morán se quedó solo a esperar a la escolta que lo acompañaría en uno de sus días más esperados. En minutos apareció su hijo mayor, Andrés, quien sería su séquito en el inicio de la jornada electoral.

Su primera actividad del día era una entrevista en la radio Sonora. En realidad no quería ir. Decía que su estómago estaba resentido, y lo atribuía a la cena anterior en casa. 'Veamos si el doctor ya me dio buena medicina', dijo, refiriéndose a él mismo. 'Ayer estábamos alegres y hoy estamos así', agregaba, mientras ladeaba la cabeza a su izquierda y cerraba los ojos en señal de cansancio.

Mientras la noche previa Morán cenaba en familia, a las 8 de la noche en el cuartel de Agepym, cerca del Teatro de Cámaras, en San Salvador, las instalaciones bullían de una actividad febril. Unos 80 empleados públicos hacían los últimos preparativos para enfrentar el día D. Formaron un equipo de observadores de urnas, cocineras, motoristas y vitoreadores, bajo el mando de Huezo, quien  procuraba controlar hasta el más mínimo detalle del gran día. Iba de un lado a otro por las cinco plantas del edificio, cuestionando cada dato que se anteponía a la jornada de trabajo. '¿Ya mandaron la comida? ¿Ya comieron todos aquí? ¿Quién la va a llevar al centro de votación? ¿Dónde está el motorista?', preguntaba y preguntaba sin cesar. El candidato se paseaba por los pasillos del edificio con un atuendo relajado: un par de jeans, una camiseta y unas sandalias de baño que sustituyeron a los tenis. 'Aquí vamos a arrancar a las 3 de la mañana', comentaba.

La oficina de Huezo parece su dormitorio: un escritorio lleno de documentos y libros destaca al fondo de la habitación; las paredes cargadas de retratos familiares y fotografías del candidato con personajes políticos. En una de ellas está con el ex comandante guerrillero Dagoberto Gutiérrez, quien ha sido uno de sus principales padrinos políticos y quien le ayudó a redactar sus propuestas de campaña. Entre los libros destacan una Biblia y un libro sobre la vida cristiana que en su portada lleva impresa la estrella de David, insignia de la cultura hebrea. Un televisor y un par de zapatos tenis bajo una mesa completan el cuadro.

En esa oficina estaba Huezo la noche previa a las elecciones cuando entró su asistente y le dijo que sus colaboradores preguntaban si se quedarían a dormir en el local de Agepym. 'Sí, que se queden... de todas formas aquí están los sillones, y si no, vemos dónde nos ubicamos'.

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Gilberto Morán durante una entrevista en la cabina de Radio Sonora.
Gilberto Morán durante una entrevista en la cabina de Radio Sonora.

Para Morán y Huezo, convertirse en candidatos no partidarios fue casi imposible. Tuvieron que burlar los obstáculos que los partidos les impusieron, y uno de ellos fue el del dinero para hacer propaganda. La Constitución y el Código Electoral establecen que los partidos políticos deberán recibir dinero del Estado por los votos recibidos en las elecciones presidenciales para utilizarlo como financiamiento, mientras que los partidos nuevos tienen derecho a recibir 57 mil dólares cada uno. Pero los diputados decidieron que los no partidarios no tendrían derecho a financiamiento estatal.

Morán echó mano de sus ahorros y Huezo aprovechó el entusiasmo de los miembros de Agepym. Morán utilizó 7 mil dólares para financiar la recolección de firmas para ser candidato y alrededor de 20 mil para hacer campaña electoral. Estos últimos se resumen en tres vallas publicitarias; 100 mil calendarios de bolsillo, que llevan en un lado los meses del año y en el otro su foto con la bandera de El Salvador y una balanza; cuñas radiales en la Radio Sonora y Radio Cadena Mi Gente; y la cereza del pastel publicitario: el último día de campaña, el miércoles 7 de marzo, el lanzamiento desde un avión de miles de volantes donde aparecía su fotografía tal como aparecería en las papeletas de votación cuatro días más tarde.

Para William Huezo el financiamiento de la campaña, que costó cerca de 12 mil dólares, provino de algo parecido a una obra de caridad. De acuerdo con el candidato, cada uno de los dirigentes de Agepym en el país aportó dinero voluntariamente costear volantes, banderas con su nombre y banners que colocaron en un par de pasarelas de la capital. 'Cada uno de los dirigentes de la asociación puso entre 100 y 200 dólares y unos amigos de la mediana empresa me regalaron afiches y banners', contaba Huezo. 'Eso para uno de pobre es mucho dinero'.

Por eso el equipo de Huezo lamentaba la destrucción de propaganda. Carlos Bonilla, encargado de prensa de Agepym y coordinador de la campaña de Huezo, recordó un episodio cuando transitaba, el domingo de las elecciones, frente al parque Infantil, en la intersección de la 3a. Avenida Norte y la Alameda Juan Pablo II. 'Aquí, justo en esa pasarela logramos poner una valla bien bonita. Pero le estoy hablando de una valla de esas caras, así como la que está ahí arriba, de las que son iluminadas no de esas que son como banners. Nos la bajaron los del Frente, igual como pasó en la Troncal', dijo, mientras esperaba en su carro que el semáforo cambiara de rojo a verde.

A pesar del maltrato del sistema, y de los discursos de los partidos sobre la inconveniencia de los candidatos no partidarios porque por ahí podría colarse el narcotráfico o simplemente porque no se sabría a quién reclamar un mal papel en la legislatura, los independientes dieron la cara: obtuvieron más votos que algunos de los partidos que sí obtuvieron financiamiento estatal. Solo William Huezo obtuvo 308 votos más que los 24 candidatos a diputados del PNL y mil 605 más que los 24 candidatos del PP en San Salvador. Gilberto Morán estuvo, con 30 mil dólares menos que el PP, a 159 votos de igualar la cantidad de votos obtenida por los 24 candidatos de ese partido. El PP y el PNL no lograron brillar mucho más que los independientes, a pesar de que obtuvieron entre los dos 114 mil dólares para participar en los comicios.

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Gilberto Morán y William Huezo en una entrevista de televisión el día de elecciones.
Gilberto Morán y William Huezo en una entrevista de televisión el día de elecciones.

A las 4 de la tarde del domingo los dos compañeros de batalla se encontraron. Sus caminos se cruzaron en el estudio de televisión del canal 21, en el oeste de San Salvador. Ambos llevaban una camisa polo blanca, William con una chaqueta café y Gilberto con un saco azul. El del saco azul, callado, con sus pies colgando de la butaca donde estaba sentado mientras el otro hablaba con soltura. La entrevista tuvo un aire a derrota anticipada. 'A pesar de todo, nos sentimos satisfechos porque es un triunfo solo haber llegado a la papeleta', dijo, hablando por los dos, Huezo. La entrevista duró 15 minutos.

Huezo salió corriendo del estudio del canal 21 para ir a otra entrevista en televisión. Cinco en total el día de elecciones, por dos que tuvo Morán. El séquito de este ya había aumentado durante la tarde: del canal 21 salió acompañado de su esposa Isabel y de sus dos hijas, Sofía y Rocío, de 9 y 13 años. Pero no fue a otra entrevista, sino a casa. Se quitó el saco azul, se puso un jeans, cambió sus zapatos negros de cuero por unos tenis y tomó su agenda de cuerina café donde haría un muestreo en el centro de votación de La Cima I.

Seis horas antes, Morán había ido a votar. Varios medios de comunicación le habían preguntado la hora en que emitiría su voto para darle cobertura, pero nadie llegó. 'Las entrevistas y la cobertura vienen a cambio de pautar publicidad: si uno les compra, lo invitan, lo entrevistan', rumiaba con un dejo de amargura.

Su caravana hacia el centro de votación lo componía un sedán Kia de color blanco y nada más. Le acompañaban en él su esposa y sus dos hijas. Como lo ha hecho desde hace 15 años, pasó a traer a dos ancianso exvecinos, Rigo y Otilda, para llevarlos a votar y de paso sumar dos votos para su cara.

Gilberto Morán llega a votar.
Gilberto Morán llega a votar.

Llegó a la escuela 'José Mejía' y buscó la junta donde le tocaba votar en una mesa de ayuda del FMLN. Ahí nadie lo reconoció como rival, pero él le extendió la mano a cada uno de los integrantes de la mesa. Cuando entró al centro de votación no hubo una barra que gritara su nombre y lo acompañara. La gente no se volvía para verlo pasar y vitorearlo o abuchearlo, como le sucede a los políticos reconocidos. El único medio que seguía su camino hacia la urna era El Faro. En todo el camino solo encontró a una señora, una conocida suya, que lo saludó y le dijo que acababa de votar por él.

La comitiva de apoyo al candidato se separó y Morán y su hija mayor acompañaron a Rigo a votar. El anciano, apoyado en un bastón, se acercó a la caseta con la ayuda del brazo del candidato. Ya con la papeleta en la caseta de privacidad, Morán la movió para que Rigo pudiera marcar sobre el rostro que el candidato le había señalado con el dedo índice: la del candidato no partidario Gilberto Morán.

Después el candidato se dirigió a la mesa donde él tenía que votar, saludó a los miembros de la junta, quienes lo trataron tal y como lo hicieron con las otras cientos de personas que pasaron por la mesa. Al contrario de otros candidatos, nadie más que su hija de 13 años veía cómo votaba, nadie lo celebraba y solo El Faro le tomaba fotos. A las 10:40 de la mañana del domingo, el candidato independiente marcó la papeleta, la dobló y dio media vuelta soltando una sonrisa. Se inclinó para meter la papeleta de alcaldes en la caja de cartón correspondiente y le entregó a su hija la papeleta de diputados para que ella la metiera en la urna adecuada.

Mientras su papeleta entraba a la urna, Morán sonreía, pero estaba consciente de que a la hora de que esas papeletas salieran de las urnas no habría nadie que cuidara por sus votos. Esta fue otra condición que los partidos pusieron desde la Asamblea Legislativa en el camino de los candidatos no partidarios: cuando establecieron la figura de las candidaturas no partidarias en el Código Electoral, los diputados no les abrieron espacio en las juntas receptoras de votos. A los independientes el TSE solo les permitió tener observadores dentro de los centros de votación porque el Código Electoral no establece que puedan tener vigilantes.

En la entrevista en el canal 21 los candidatos no partidarios se quejaron de que el TSE les había entregado un día antes de la elección las credenciales para los observadores, obligándolos a conseguir con poca anticipación gente que estuviera dispuesta a observar en los centros. Morán solo pudo conseguir a 32 personas para que fueran cada una a un centro de votación para cuidarle los votos.

Huezo tuvo más suerte y contó con un singular equipo de campaña. La confianza de los empleados de Agepym detrás de la candidatura de su presidente fue tal que algunos incluso involucraron a sus hijos en la misión. Mientras los adultos cumplían distintas funciones de logística, los jóvenes acompañaban al candidato, echando porras y ondeando banderas con su nombre.

Entre los simpatizantes figuraron cuatro de los seis hijos del candidato, la menor, Pamela, con solo 16 años, se encargó de liderar el grupo de jóvenes que armaba porras. Los hijos mayores, ambos con el mismo nombre de su padre, William, se encargaron de la logística, la alimentación y movilización de colaboradores. La hermana mayor, Susan Heidi, tuvo a cargo el grupo de 200 observadores que se dedicaron a cuidar en la medida de lo posible los votos a favor de Huezo.

Huezo y su corte hicieron la primera parada del domingo a las 10:30 de la mañana en la Casa Comunal de la Colonia Guadalupe, en Soyapango, donde Huezo votó.

Minutos antes, el alcalde de Soyapango, Carlos Ruiz, llegó a votar. El despliegue de efemelenistas y periodistas que dejó el candidato a la reelección todavía hacía eco en el centro de votación cuando llegó Huezo. Fue ahí donde Huezo ratificó su impresión de apoyo entre la gente.Pasaron un par de minutos para que algunos periodistas aprovecharan la aparición de Huezo y simpatizantes del FMLN se acercaran a saludarlo y de paso a felicitarlo.

A pesar de contar con una comitiva pequeña, la atención se centró sobre Huezo y los adolescentes que ondeaban banderas. Este con paciencia entró en la casa comunal y llegó hasta su respectiva mesa de votación, después de verificar él mismo su información en el padrón electoral. Cuando estuvo seguro, pidió las papeletas y preguntó: '¿Cuántos ya votaron aquí? ¿Cuántos se han hecho presentes?' La respuesta no fue alentadora: únicamente 64 personas de las 450 asignadas en esa mesa habían llegado. Antes Huezo había comentado que ese centro de votación podía ser un nicho importante de votos a su favor porque que es una de las zonas en las que residió por mucho tiempo, y ahora la baja afluencia le provocaba su primera desazón del día.

Después de dar un par de declaraciones a la prensa, se retiró del lugar sin pena ni gloria. 'Ya ganamos…", dijo a la prensa antes de salir, pero la frase la dejó inconclusa y la terminó dos pasos después: '… experiencia, je, je, je'.

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El día antes de que la Sala de lo Constitucional habilitara las candidaturas independientes, los diputados reaccionaron ante los rumores del decreto con una reforma a la Constitución para prohibirlas. Después de algún tiempo anunciaron que sí acatarían la sentencia emitida por los constitucionalistas, pero al establecer los requisitos labraron un camino muy difícil de recorrer y que solo algunos lograron caminar.

Además, la prohibición es una amenaza latente. El partido Arena, por ejemplo, ya anunció que tomará estas elecciones para decidir si eliminar o no las candidaturas no partidarias. El vocero del FMLN, Roberto Lorenzana, prometió mantenerlas y no ratificar la enmienda constitucional, pero voces dentro del partido, como Norma Guevara, ya han manifestado su rechazo a esa figura. El diputado Sigfrido Reyes dijo después de las elecciones que estaba claro que los independientes no habían sido apoyados por la población. Esto, a pesar de que nadando contra la corriente tuvieron más avance en San Salvador que dos de los partidos contendientes.

Morán es pesimista. 'Estoy seguro de que van a ratificar la reforma, pero no le tenemos miedo a eso', dice. Los partidos han dicho que un candidato no partidario no ofrece garantías de que no recibe financiamiento del crimen organizado, por ejemplo. Morán responde que lo que ya está probado es que los partidos mismos han sido infiltrados por el narco, como demuestran los casos de dos exdiputados salvadoreños presos en Estados Unidos. 'Hasta hoy no nos pueden acusar de nada porque no hay antecedentes, nosotros sí tenemos antecedentes de ellos', dice.

A pesar de las amenazas que hay, Morán cree que las candidaturas independientes son el futuro en la evolución sociopolítica de las sociedades y dice que en un futuro los partidos son los que desaparecerán. 'Los partidos no han cumplido nunca las promesas que han hecho (...) El pueblo está desencantado'.

El presidente de Agepym comparte esta visión y cree que mientras no se concrete la amenaza de extinción de las candidaturas no partidarias, El Salvador debe esforzarse en fortalecerlas. Huezo no descarta la posibilidad de formar un partido político si la Asamblea proscribe las candidaturas a diputados sin partido.

Esta posibilidad ya fue discutida por los cinco candidatos independientes, que son miembros del Movimiento por la Democracia Participativa (MDP), liderado por Dagoberto Gutiérrez, quien en una entrevista de televisión en el canal 33 aceptó estar interesado en buscar para 2014 una candidatura presidencial. Por hoy, lo independientes prefieren hablar del MDP como un movimiento ideológicamente pluralista y no como un partido político.

Gutiérrez es un excomandante de la guerrilla del FMLN, que perteneció al Partido Comunista de El Salvador y que en el FMLN ya convertido en partido político fundó la Tendencia Revolucionaria, una línea que chocó con la dirección del partido y determinó la salida de Gutiérrez.

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William Huezo saluda al secretario general de Gana, Andrés Rovira, en el centro de votación de CIFCO.
William Huezo saluda al secretario general de Gana, Andrés Rovira, en el centro de votación de CIFCO.

Son las 6:15 de la tarde. 45 minutos pasaron desde que las urnas cerraron. Huezo se mueve con su gente a uno de los principales centros de votación, el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO).

El conteo comienza lento, los observadores merodean una y otra urna, verificando la labor. Huezo husmea los resultados, deseando escuchar su nombre. '¡Voto para Huezo!', gritan en una de las urnas, y de inmediato, el presidente de Agepym se diriga a la mesa. '¡Ah, no, es inválido porque manchó todas las caritas de Arena!'. Decepción en la cara de Huezo. '¡Voto para el independiente!', dicen en otra mesa cercana, y a pesar de que son dos independientes, Huezo vuelve la mirada esperando que sea para él el voto. Y una nueva decepción: 'No es válido, porque marcó a ambos independientes'.

El tiempo avanza y los votos aumentan, pero no los de Huezo. 'En esta mesa solo hay dos para Huezo', reporta una vigilante de urna. El candidato sigue buscando votos de mesa en mesa. Media hora pasa así, y el panorama no cambia. Las mesas a duras penas registran uno o dos votos válidos para Huezo y en muchas ni siquiera uno solo. 'Es que aquí solo viene a votar la gente de la Escalón y de la Zona Rosa, es la zona porque en la mayoría de urnas solo salen votos para Arena, ni el Frente se menciona. Y Gana como que también anda mal porque casi no lo he escuchado', dice, tratando de darse ánimos. '¿Qué tal si nos vamos para el Inframen o para el Exsal? Esa es la zona donde vota la gente de la Iberia y ahí sí hay votos míos'.

En otro de los puntos de votación de San Salvador la situación es similar. Gilberto Morán apunta en su agenda de cuerina café los votos de una urna. Las marcas en su agenda son solo dos, aunque han salido ya cuatro papeletas a su favor. Él no escuchó esas últimas dos porque el teléfono le sonó y se entretuvo hablando mientras la mesa seguía sacando votos de la urna. Fue entonces cuando, descorazonado, decidió irse del centro de votación en La Cima I, ese mismo donde él había ido a votar y donde sabía que encontraría más votos a su favor que en otro lugar porque vivió en esa colonia durante 15 años hasta que se mudó a otro lugar hace un año.

Después de cerrar su agenda, dar media vuelta y dejar atrás la urna donde su cara surgiría una vez más, Gilberto Morán va en busca de su esposa Isabel. Cuando la encuentra, Isabel sostiene en sus manos tres de esas papeletas de color amarillo con las cuales tres personas han decidido darle un sí al nombre del médico. Mientras, en la otra urna acaba el conteo. Arena obtiene 138 votos, el FMLN 112 y Morán 5. Cuando Morán vio la primera papeleta que tenía marcada su foto no saltó de la alegría, ni siquiera una sonrisa delató sus emociones. Se limitaba a estar parado detrás de  quienes sacaban las papeletas, levantando su cara de nariz respingada, tratando de ganar unos centímetros de altura y ver mejor los resultados.

Ahora, ya con su esposa, son casi las 8 de la noche y caminan hacia la salida del centro de votación. Algunas pocas personas los saludan y les sonríen. Pasan a un Burger King, donde compra tres 'econocombos' para sus dos hijas y su suegra. Él no quiere comer nada. Su almuerzo había sido una barrita de granola con atol, y en el carro come su cena, otra barrita de granola acompañada de un fresco de la casa.

Su hija mayor le ha llamado varias veces, desesperada porque no regresa a la casa. Cuando llega a la residencia, es su hija mayor quien abre la puerta y lo recibe con una estocada: '¿Perdió, papi?' La madre interviene de inmediato: 'No, si todavía no saben'.

William Huezo revisa estadísticas oficiales en su cuartel general, mientras su diputado suplente, Carlos Rodas y algunos de sus ayudante sintonizan los resultados en un programa de televisión.
William Huezo revisa estadísticas oficiales en su cuartel general, mientras su diputado suplente, Carlos Rodas y algunos de sus ayudante sintonizan los resultados en un programa de televisión.

A esa hora, el otro candidato no partidario por San Salvador está a punto de tirar la toalla. Después de un intento fallido por entrar al centro de votación del Inframen, y tras recibir cerca de 10 reportes telefónicos desfavorables desde diferentes puntos de votación, Huezo parece despertar de un sueño. Sugiere a su equipo que se dirijan a Agepym. 'Ahí vemos los resultados en la televisión'.

Dice que no irán al hotel donde el TSE tiene montado el centro de escrutinio nacional. 'No iremos, porque ya vimos más o menos cómo andamos'.

Su rostro cansado, ojeroso y triste, lo delata, está a punto de abandonarlo todo pero mantiene el temperamento ante los demás pasajeros del vehículo en que se traslada hacia Agepym.

Antes que cualquier otro haga un comentario, Pamela, su hija menor, que ha sido un imán durante la jornada, reconoce el tono cansado y la sonrisa fingida en el rostro de su padre. Sin mayor discreción interrumpe el silencio:

-Papi, no te pongás mal, vos sabés que Dios está contigo.

-Sí, hija, yo sé.

-Mi papi dice que si gana me va a llevar al concierto de Arjona y que si pierde también me va a llevar al concierto, ¿verdad, papi?

-Ja, ja, ja... sí, hija.

Ya en la sede de campaña, Huezo termina de rendirse.

-Díganles que se vengan, que pidan taxis y hay que pagarlos -ordena con voz de padre a sus hijos que esperan el cierre de urnas en distintos centros de votación.

-Pero es que dicen que aún no ha terminado el conteo -replica su asistente.

-No importa, que se vengan y aquí vemos cómo vamos. Y llévenle cena a los que no han comido.

En ese momento, otro de los colaboradores de campaña entra a la oficina de Huezo y lo interrumpe:

-Dice en la página del Tribunal que lleva un 0.70% de los votos.

-Ja, ja, ja… ni al punto he llegado -se ríe de sí mismo.

Le tomó más de un mes llegar a la conclusión de que su diputación era un sueño. En un mes, Huezo pasó de un extremo a otro, del máximo entusiasmo a darse por vencido. Un mes antes, el 16 de febrero, estaba tan animado que incluso canceló una cita por la que había esperado dos años. Era una cita médica porque tiempo atrás los médicos le habían pintado un cuadro pintado con las palabras colon, dolor, células, tumor, quimioterapia, maligno, radioterapia... 'Hablé con el médico y me dijo que si me operaba era muy delicado. Entonces le dije que no me la iba a hacer porque eso interrumpía mi sueño'. Ahora, después de haber sido derrotado en la batalla electoral, Huezo debe enfrentar la cruzada que dejó pendiente.

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