“No es la economía necesariamente la que nos va a unir, es la cultura, la conciencia, las actitudes, los sentimientos y la aceptación de nosotros mismos”, exclamó convencida María Eugenia Paniagua, secretaria general de Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC-SICA). La política se ha convertido en el gran eje articulador del Consejo de Ministros y Directores de Cultura, lo cual permite consolidar una visión estratégica de actuación frente a la cultura en toda la región, que incluye a Belice, Panamá y a República Dominicana.
La formulación del sistema de objetivos estratégicos y ejes transversales tiene como fin principal la libre movilización de los bienes culturales, para romper con la cultura del desconocimiento del trabajo de los artistas, el entendimiento de los pueblos de que la cultura es generadora de riquezas y la construcción de una cultura de paz a través del diálogo y la negociación para dejar de propiciar la represión a través de policías y militares.
Aunque la propuesta inicial de esta política abarca el período 2012-2015 los objetivos tienen metas claras a alcanzar para el 2031, como el respeto de los derechos humanos en todas sus dimensiones, garantizando procesos institucionales y sociales libres de exclusión por razones de raza, etnia, género, preferencia sexual, origen geográfico, edad u otros factores. También se ha puesto en el foco la participación activa de los ciudadanos en las decisiones públicas, disminución de la violencia social, lo que permitirá hacer un uso seguro, cotidiano y creativo del espacio público; y el aumento en la oferta de bienes y servicios culturales a través de la creación de un mercado común centroamericano que integre a las industrias culturales y creativas.
Paniagua agrega que el principal obstáculo es el dinero y asegura que los ministerios y secretarías de cultura no pueden seguir siendo saqueados por el Estado cuando existen problemas presupuestarios. “Estudios demuestran que la cultura aporta al producto interno bruto de cada nación entre el 7 y el 10%, y a cambio de ese aporte solo pedimos el 3% del presupuesto”, insistió la funcionaria para recalcar la importancia de trabajar de la mano con los encargados de Economía y Hacienda para demostrar el aporte al desarrollo económico y social que el sector cultura le aporta a la región.
Por su parte, Magdalena Granadino, secretaria de Cultura de El Salvador, considera que lo importante de este documento es el entusiasmo que mueve a la región, mismo que asegura los ha motivado a ella y a su equipo a conformar una ley nacional de cultura, instrumento que les permitirá atender las inquietudes de los distintos actores culturales del país. Confiesa no tener decidida aún la manera en que se van ejecutar los proyectos para El Salvador, porque es punto de agenda para la próxima reunión del consejo de ministros, pero asegura que 'a pesar de las dificultades económicas que existan todos estamos decididos a ponerlo en marcha con mucha creatividad'.
La cooperación española estuvo presente en los dos años que conllevó la formalizacón de esta política y acompañó, a través de su red de centros culturales, el proceso de consulta que aglutinó a más de 250 personas en toda la región. Para Enrique Ojeda Vila, Embajador de España en El Salvador, Centroamérica tiene la ventaja de utilizar la cultura como principal vehículo en esta integración: “Creo que una sociedad que es consciente de su cultura, de su riqueza, de su acervo y de su pertenencia se hace más fuerte, más poderosa, más integral".
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