La construcción del bulevar Diego de Holguín se acerca a su fin y su culminación ha sido el tiro de gracia para una porción de la finca El Espino que se resistía al avance del concreto y las máquinas, a la avaricia humana, a la impunidad y a la corrupción o displicencia de los gobiernos y autoridades. La desaparición gradual de la última extensión boscosa en la capital salvadoreña es un reflejo de la situación nacional.
Miércoles, 25 de abril de 2012
Mauro Arias
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
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