Opinión /

¿Requiem por Europa?


Jueves, 2 de agosto de 2012
Luis Fernando Valero
Cuando Brahms componía los primeros compases de su famoso “Réquiem alemán” en 1861,  triste por la muerte de su madre y de su protector y amigo Robert Schumann, no podía imaginar que su obra podría convertirse en la marcha fúnebre de la Unión Europea. 

Tal es la situación en Europa que seis periódicos de referencia en Europa (El País, Le Monde, The Guardian, Süddeustsche Zeitung, La Stampa y Gazeta Wynorcza se han unido para ofrecer ideas a fin de salvar el deterioro europeo. La clave, coinciden todos, la educación. Conviene recordar que Robbert Schuman, uno de los padres de la actual UE, dijo: 'Si volviera a empezar lo haría por la cultura'.

La economía está conllevando retos que la UE no está sabiendo resolver por ser 27 países, cada uno pensando en sus intereses y algunos de ellos, acusando a otros de insolidarios y egoístas, y los unos definiendo a los otros como vagos, derrochadores y pocos fiables.

Además la UE tiene un problema de población, es un continente envejecido y el modelo del Estado de Bienestar debe ser reestructurado adecuadamente para que siga existiendo. 

La UE ante los desafíos mundiales, la crisis energética, el cambio climático, la relación con los países emergentes no acaba de desarrollar unas política común lo que la coloca en desventaja frente a otras zonas y países del mundo..

Para simplificar, una vez más Europa se presenta dividida en dos: los ricos y egoístas, los del norte; los pobres y haraganes, los del sur. También los unos protestantes y los otros católicos.

Para demasiados españoles, portugueses, italianos y griegos los del norte, en este caso simbolizados en Alemania, vuelven a ser una comunidad rica, un país extranjero, no un país de la comunidad UE que vuelve a hegemonizar la prepotencia y la insolidaridad.

Angela Merkel, la canciller alemana, está más aislada por su particular visión de UE y perdida en su propio laberinto de política interna, que cada vez pierde más elecciones locales y por ello se la observa menos preocupada por los pavorosos  problemas de deuda que  están sufriendo España e Italia, por todo ello la eurozona  está en riesgo.

En los países del sur se tiene la impresión de que se ha estado viviendo un sueño de nuevos ricos pero como la realidad es cruel, al despertarse se han encontrado, por ejemplo en España, que el llamado milagro español, aquel que hacía cantar a Zapatero que se era una de las mejores economías crecientes del mundo, con el sistema financiero más envidiado de Europa y que en un “plis plas” se iba a superar a Francia, se ha derrumbado estrepitosamente y su sucesor Rajoy tiene que reconocer que no hay dinero en la caja ni para pagar la nómina de los funcionarios públicos; como se comprende, decir eso, es un inmenso error y hunde más a España en la miseria de los pedigüeños que se ven obligados a suplicar dinero pagando un 7.4% de intereses, que rayan la usura, mientras a Alemania le pagan los inversores mundiales porque le guarde su dinero en sus bancos.

¿Qué ha ocurrido en estos breves años? Pues una sola cosa: las clases políticas de  España, Portugal, Grecia, Italia, no han sabido estar a la altura de la circunstancia y demasiados de ellos han jugado a sentirse nuevos ricos, se han puesto salarios de auténticos maharajás y han derrochado el dinero en obras suntuosas, han inflado las nóminas de los funcionarios públicos, poniendo a cobrar del Estado a todos sus parientes, amigos y amantes.

Los del Norte se han dado cuenta, que quizás lo del euro fue un invento demasiado suculento en el principio, cuando los países del sur compraban sus productos pero era porque ellos mismos daban el dinero, creyendo que se invertirían en economía productiva y no en especular, vivir como ricos y al final del sueño, las deudas de los del sur han empezado a  tener que pagarse  y los del norte han dicho: ya no prestamos más y pagar lo que nos deben; como no pueden pagar y nadie les presta dinero han tenido que ser rescatados por los propios deudores que les dan dinero a cambio de su soberanía , eso ha pasado con Portugal, Grecia e Irlanda y España e Italia, que no están rescatadas en sentido estricto, pero sus economías necesitan ayudas (otros les llaman rescates de 300.000 millones de euros). Eso les obliga a realizar reformas estructurales que implican el despido de más de 350.000 funcionarios públicos, rebajar las pensiones, subir impuestos directos e indirectos y ello conlleva a poner muy en cuestión el modo de vida de lo que se ha dado en llamar el Estado de Bienestar.

Todo está conduciendo a que en los países del sur comience a haber un sentimiento de frustración e impotencia y a pensar si no se están convirtiendo en esclavos de la comunidad que se llama UE o no han sido más que un eslabón de un engranaje, que ha servido, una vez más, para engordar a los países ricos de siempre y que el famoso crash de Lehman Brothers, es un pasito más para ir creando un mundo dualizado en dos grandes bloques, uno de un prepotente río caudal financiero que pisotea derechos elementales y acobarda y aniquila a los Estados que se atreven a crear derechos a sus ciudadanos y  garantizarlos, y para ello en principio se crearon espacios de dignidad,  libre tránsito Schengen y después que los tienen atados con deudas, los decapitan.

Y a lo más que llegan es a dejar que toquen el “Réquiem de Brahms”.  Como consuelo de sentimientos perdidos.

Y de nuevo otras vez los países del sur, que debían haber aprendido que la historia se repite, si uno no aprende de sus errores, se encuentra de nuevo con  la pobreza, el paro y la avaricia bancaria pasa factura, y de nuevo los españoles, los griegos, los portugueses los italianos vuelven a emigrar a Inglaterra, Norteamérica, Suiza, Alemania o iberoAmérica y esta vez  con más másters en su curriculum, sabiendo más idiomas y tienen que aceptar, una vez más, empleos muy por debajo de su preparación pero es lo que pueden hacer para seguir existiendo.

Es evidente que estamos terminando un ciclo histórico y la historia ha pasado el testigo de América del Norte a Asia, estamos en una crisis de civilización, incluso el capitalismo como sistema no parece que esté en su mejores momentos como redistribuidor de minucias para sobrevivir con una cierta dignidad; quizás se inicia un nuevo periodo en donde la libertad individual y la democracia quedará subsumida en un capitalismo de Estado que indicará cómo trabajar y cómo vivir pero sin libertad ni democracia.

Porque lo que se está dirimiendo en el fondo es que China, un país comunista, ha desarrollado una industria que compite abiertamente con los países industrializados occidentales. En ese país “comunista sui generis” que produce millonarios y que es en estos momentos la zona de compra de artículos de lujo más importante del mundo,  produce mucho más barato que occidente pues no tiene sindicatos, ni libertad de expresión, ni prensa libre, ni hay ningún control sobre las élites políticas y por supuesto los derechos de los trabajadores y sus salarios están muy por debajo de los países industrializados occidentales que han decidido cerrar sus fábricas en los países de origen y abrirlas en China. La conclusión es: en este mundo global, o los chinos mejoran sus derechos sociales, con lo que dejarán de ser competitivos, o el resto del mundo debe asumir ser más “chino” recortando derechos sociales. Este es el dilema.

Mientras, habrá que decidir qué hacen los pueblos de la llamada Europa, si pedir responsabilidades como han hecho los islandeses a los que han propiciado este caos, no vaya a resultar que vuelvan a hacer un pirueta fantástica y aparezcan siendo los líderes de los nuevos regímenes; la primavera de los países árabes apunta a que los tiranos y los líderes que han vivido engañando a los pueblos, éstos los han juzgado de diferentes formas pero todos están fuera.

Habrá que esperar que quede de todo este inmenso cambio, que para demasiados, está siendo un caos y un desastre de vida y patrimonios pues llevan bastante tiempo sin trabajo  y sin posibilidad de encontrarlo.

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