Bogotá, septiembre 5. Con la apertura de un proceso de paz con la guerrilla de las FARC, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, lanzó la apuesta más audaz de su carrera política y completó un calculado viraje desde sus posiciones duras como ministro de Defensa de Álvaro Uribe, estimaron analistas.
Después de varios meses de rumores, Santos, un reputado jugador de póker, desveló el martes las cartas para la partida decisiva de su presidencia, de la que ninguno de sus antecesores salió airoso en este pasado medio siglo.
El gobierno de Colombia y la guerrilla comunista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) comenzarán en la primera quincena de octubre en Oslo, Noruega, un diálogo para terminar el conflicto armado de 48 años, el más prolongado y el único que aún se desarrolla en la región, anunciaron el martes ambas partes.
Las conversaciones, durante las que no cesarán los operativos militares ni la actividad guerrillera, 'comenzarán en Oslo en la primera quincena de octubre' para trasladarse luego a La Habana, dijo el presidente Juan Manuel Santos en una alocución a la nación.
Estas negociaciones, las primeras en una década, no llevarán un tiempo ilimitado: 'Se medirán en meses, no en años', señaló.
Poco después de esa declaración, delegados de las FARC que se encuentran en Cuba presentaron un vídeo en el que su comandante máximo Rodrigo Londoño, más conocido como Timoléon Jiménez o Timochenko, ratificó la voluntad de esa guerrilla de comenzar el diálogo y agradeció las gestiones de Noruega y Cuba, que actúan como garantes del proceso, y de los acompañantes Venezuela y Chile.
'Volvemos a una mesa, reconocidos como adversarios militares y políticos, convidados y protegidos por quienes nos persiguieron, acompañados y avalados por la comunidad internacional', subrayó Timochenko en su mensaje.
El jefe guerrillero, que asumió el liderazgo en noviembre, se comprometió a buscar 'una paz fundada en la verdadera reconciliación, en el entendimiento fraterno, en las transformaciones políticas, económicas y sociales necesarias para alcanzar el punto de equilibrio, en la extirpación definitiva de las razones que alimentan la confrontación armada'.
Los anuncios fueron saludados en seguida por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien en un comunicado destacó 'el compromiso inquebrantable' de Santos 'con la búsqueda de una paz duradera'.
En tanto, el presidente venezolano Hugo Chávez celebró con un mensaje en Twitter: '¡Acompañemos a la hermana Colombia en sus esfuerzos por lograr la Paz!', escribió.
Noruega, que será anfitriona de la instalación, felicitó a las partes, y destacó que 'se requiere valor para buscar la paz'.
Cuba ofreció 'continuar prestando su ayuda solidaria y sus buenos oficios (...) en la medida en que el Gobierno de Colombia y las FARC así lo soliciten'.
También Chile aseguró que 'prestará la contribución que le sea requerida'.
Durante los últimos seis meses, el gobierno de Colombia y las FARC llevaron a cabo 'conversaciones exploratorias' en La Habana y suscribieron un acuerdo marco que delineará su diálogo a partir de ahora, indicó Santos en su alocución.
'Este acuerdo no es ya la paz, ni se trata de un acuerdo final. Es una hoja de ruta que define con precisión los términos de discusión para llegar a ese acuerdo final', explicó el presidente, quien aseveró que su país se encuentra ante 'una oportunidad real' de paz.
'Hoy podemos hablar de paz porque el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos es cosa del pasado. Ningún país de la región lo tolera, y en varios hay gobernantes que dejaron atrás la lucha armada y optaron por el camino de la democracia. No sólo Colombia: el continente entero quiere vivir en paz y nos respalda en ese propósito', enfatizó.
El acuerdo marco contempla cinco puntos: desarrollo rural, participación política de la oposición y de los nuevos movimientos, fin del conflicto que incluye cese el fuego y abandono de las armas, solución al problema de las drogas ilícitas, y derechos de las víctimas.
'Hemos trabajado con seriedad, y debo reconocer que las FARC también. Todo lo que hasta ahora se ha acordado, se ha respetado. Si las FARC abordan la siguiente fase con la misma seriedad, tenemos buenas perspectivas', aseguró Santos.
Santos pidió a los colombianos 'templanza, paciencia y fortaleza' ante la posibilidad de que la guerrilla prosiga en sus ataques, y 'unidad para que el sueño de vivir en paz se convierta por fin en una realidad'.
El expresidente Álvaro Uribe, quien apoyó la elección presidencial de Santos pero ahora es su más duro opositor, consideró estos anuncios como 'muy graves, porque es empezar su diálogo sin cese de actividades criminales por parte del terrorismo'.
'Asesinan a los colombianos y siguen dialogando', declaró Uribe a la prensa local, cuyo gobierno (2002-2010) se caracterizó por un combate frontal a las guerrillas izquierdistas.
Las FARC, fundadas en 1964 y que cuentan actualmente con unos 9 mil 200 guerrilleros, son la guerrilla más antigua de América Latina.
En Colombia se encuentra activa también la guerrilla guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), con unos 2 mil 500 combatientes.
Desde los años 1980, las FARC ya entablaron en tres ocasiones negociaciones de paz con los sucesivos gobiernos de Colombia, pero sin llegar hasta ahora a un acuerdo.
Ruptura con Uribe
Con este paso 'Santos no sólo se juega su reelección en 2014 sino también su propia historia', advirtió a la AFP León Valencia, director de la Fundación Nuevo Arco Iris, especializada en el conflicto.
Santos, de 61 años, llegó a la presidencia en 2010 desde su condición de delfín de Uribe y máximo defensor de sus políticas de combate frontal a las comunistas FARC y hostilidad con los gobiernos vecinos, especialmente con el de Hugo Chávez en Venezuela.
Sin embargo, el politólogo Fernando Giraldo apunta que Santos ya dejó entrever durante la campaña electoral que no cerraría la puerta de la paz.
'He revisado sus discursos y veo que no ponía el acento en la seguridad sino en la prosperidad', señaló este profesor de la privada Universidad Javeriana.
Giraldo concluye que Santos pudo alinearse con las tesis de Uribe, quien hoy le acusa de deslealtad, como una 'estrategia' para que la popularidad del exmandatario le empujara a la presidencia.
En efecto, Uribe reaccionó con indignación al anuncio del inminente diálogo con las FARC. 'No entiendo como él fue miembro de ese gobierno y candidato presidencial con las tesis de ese gobierno', deploró el exmandatario.
A partir de ahora, los críticos de Santos 'tratarán de que la paz sea el tema central de su presidencia, porque evidentemente es donde hay más riesgos', apuntó a la AFP el politólogo Mauricio Romero.
A Santos, cree el experto, no se le puede considerar un blando y eso puede favorecer la negociación, como se evidenció cuando el presidente Alfredo Cristiani firmó en 1992 los acuerdos que cerraron la guerra civil de El Salvador.
El presidente, miembro de una familia de la élite política y de tradición liberal, se desmarcó de esa corriente para fundar en 2005 el Partido de la U, que cobija la ideología uribista.
Un año después entró en el gobierno de Uribe como ministro de Defensa y en sus tres años en el cargo propinó duros golpes a las FARC, como la liberación de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt o el bombardeo que acabó con la vida del número dos Raúl Reyes en Ecuador, lo cual hizo estallar la tensión diplomática con los gobiernos de Rafael Correa y de Chávez.
Ya como presidente también fueron abatidos el líder de las FARC Alfonso Cano y el jefe militar, Jorge Briceño, aunque el mandatario siempre equilibró los palos con la zanahoria de que tenía una 'llave de la paz' en el bolsillo.
En el terreno diplomático, Santos sorprendió con una veloz recomposición de las relaciones con Correa y Chávez, a quien el martes agradeció su ayuda para el diálogo con la guerrilla, y tuvo gestos hacia el gobierno de Cuba, donde se han llevado a cabo las conversaciones secretas.
También dio pasos que pueden allanar el camino a la reconciliación, difícilmente imaginables en el gobierno anterior, como reconocer la existencia de un conflicto armado en Colombia y promulgar una ley de reparación de víctimas que incluye la restitución de tierras despojadas a campesinos.
La actividad de Santos en temas de paz no es nueva. Desde fuera del gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) sondeó la posibilidad de unos diálogos que no fructificaron.
Después fue ministro de Hacienda (2000-2002) del gobierno de Andrés Pastrana que afrontó el último y fallido proceso de paz con las FARC.
Su pensamiento político lo dejó impreso en el libro 'La tercera vía' (1999), inspirado en las tesis centristas de su amigo y admirado exprimer ministro británico Tony Blair, que también se embarcó en la consecución de unos acuerdos de paz en Irlanda del Norte firmados en 1998.
'Me conmociona emocionalmente ver cómo este conflicto genera tanto dolor y tanta angustia. Por eso para mí, finiquitar este conflicto sería un sueño realmente hecho realidad', dijo Santos en agosto en una entrevista con la AFP.
El gobierno colombiano formó un equipo de cinco negociadores para el proceso de paz que empezará en octubre con la guerrilla comunista FARC, encabezado por el exvicepresidente Humberto de la Calle, anunció este miércoles el presidente, Juan Manuel Santos.
El equipo estará integrado también por el presidente de la asociación de industriales, Luis Carlos Villegas; el exdirector de la policía nacional, el general retirado Oscar Naranjo; el excomandante de las fuerzas militares, general retirado Jorge Enrique Mora Rangel; el exministro de Ambiente y excomisionado de paz, Frank Pearl; y el asesor presidencial Sergio Jaramillo, designado comisionado de paz.
Aunque el equipo negociador principal lo conforman estas cinco personas, las partes pueden designar cada una un total de 30 personas para participar en los diálogos de paz, explicó el mandatario en una alocución al país.
Los delegados adicionales acompañarán las negociaciones y estarán listos para sentarse en la mesa dependiendo de los temas a tratar, señaló Santos.
En su discurso, Santos agradeció los mensajes de apoyo que ha recibido de presidentes y gobiernos por esta iniciativa, a la vez que insistió en que 'requerirá apoyo' de la comunidad internacional porque 'el camino no es fácil y tiene muchos enemigos'.