El tiempo que ha pasado desde que venció el periodo constitucional de Romeo Barahona al frente de la Fiscalía General de la República no ha servido para que los partidos políticos renuncien a su habitual guión de anteponer el interés particular al nacional en el tema de la investigación del crimen. La ampliación del plazo se debe, solo, a la búsqueda de la componenda final para cerrar el acuerdo legislativo que, según lo conocido hasta ahora, alejaría a Astor Escalante de la silla, ampliaría la posibilidad de veto de ARENA en la cuestión y daría al Gobierno los 800 millones que necesita para caja chica.
El tiempo invertido en la componenda, como ha sido usual al final del vencimiento de cada periodo del titular de la Fiscalía general, solo reitera el triste axioma: la independencia no será un activo en el despacho del responsable constitucional de representar los intereses del Estado ante el Órgano Judicial.
A mí, el tiempo me sirvió para elaborar un pequeño cuestionario para quien sea que resulte electo.
Al nuevo fiscal general:
1. ¿Cuál es el porcentaje real de condenas que encontró en los portafolios de sus fiscales; expedientes abiertos vs. condenas firmes se entiende?
2. ¿Cuántas condenas y/o expedientes abiertos por lavado de dinero? Lo sé, la pregunta es más bien retórica, a menos que sus antecesores hayan guardado estos procesos en el más absoluto secreto para evitar dañar las investigaciones.
3. ¿Nos explica cuántos teléfonos se pincharon desde el centro de escuchas antes de su llegada? Sé que no puede dar nombres para no comprometer las pesquisas; quizá nos cuenta nada más el tipo de delitos para los que se ha usado esa herramienta y el nivel que tienen dentro de las organizaciones criminales esos a quienes están escuchando.
4. Hace casi dos meses, el jefe de la DAN, Marco Tulio Lima , dio un diagnóstico sobre el narcotráfico en el país; habló de narcomenudeo, volvió a mencionar a las pandillas... No dijo nada de las redes que contralan el tránsito de cocaína o de las que importan insumos para cortar metanfetaminas. ¿También silencio estratégico sobre los grandes casos? Y si no es así, imagino que usted completará el análisis y abrirá investigaciones de oficio para empezar a hablar en serio de combate al narcotráfico.
5. ¿Teme que la operación martillo que el Comando Sur de Estados Unidos realiza en Honduras y Guatemala empuje aún más a los narcos hacia el noroccidente salvadoreño?
6. Esta, por el grado evidente de dificultad, explíquemela como a un niño de siete años -me robo la frase de Denzel Washington en Filadelfia-: ¿Nos puede usted ofrecer alguna garantía de independencia tras el tumulto político que se avecina para conseguir los votos que lo pondrán en el puesto? ¿O al menos nos sorprende con un par de anuncios rápidos que nos devuelvan un poco la fe? ¿Profundizar Texis? ¿Meterle a los expedientes por corrupción en la PNC ? ¿Jesuitas? Son solo un par de ideas, fiscal.
7. En 2010 su antecesor se opuso a la creación de una comisión internacional de combate al crimen organizado; el argumento fue que es el fiscal general quien tiene el monopolio de la investigación. En Guatemala, un experimento similar, la CICIG, ya dio bastantes resultados a pesar de los altibajos: investigación de jefes policiales de alto rango, investigaciones contra ex mandatarios, y, en la segunda etapa, ha aportado bastante al ministerio público guatemalteco para que empiece a dar muestras de independencia. ¿Qué le parece, visto lo visto, la idea de una versión salvadoreña?
8. Extorsiones. Está claro que la tregua no da para tanto. ¿?
9. La penúltima: ¿Cómo va el caso de medio millón, el líder de clica que según la inteligencia policial provee armas al crimen organizado?
10. ¿Sabe algo de las pesquisas de las que habló el director de la PNC en torno al reagrupamiento de Los Perrones?
11. La última, hoy sí: ¿Para cuándo una reunión con la fiscalía costarricense para entrarle a lo de los furgones llenos de cocaína y manejados por salvadoreños que empiezan a poblar la frontera de Peñas Blancas?
*El autor es investigador Asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos de la American University, Washington DC.
