El Salvador es el país con las cárceles más hacinadas del continente y el Centro Penal de Cojutepeque es la cárcel salvadoreña más nauseabunda. Este antiguo cuartel habilitado como prisión para pandilleros de la facción Sureños del Barrio 18 es un oscuro laberinto de celdas y sectores repleto de basura. Desde inicios de la tregua entre las dos principales pandillas algunas voces han apuntado a que las cárceles de pandilleros han obtenido mejoras y bienes innecesarios para un penal. Cojutepeque ilustra mejor que ningún otro centro lo contrario: la infinidad de carencias que impiden que el sistema penitenciario cumpla la función rehabilitadora que le asigna la Constitución.
Lunes, 26 de noviembre de 2012
Pau Coll
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