El encargado de administrar las finanzas del Estado, el ministro de Hacienda Carlos Cáceres, llegó a la Asamblea Legislativa de manera sorpresiva para brindar lo que él denominó “una buena noticia”. El Salvador, informó Cáceres, logró vender ese mismo miércoles en el mercado internacional bonos valorados en 800 millones de dólares. Eso, añadió, es una señal de que hay confianza en el país, pues los compradores consideran que recuperarán la inversión más la correspondiente ganancia una vez haya terminado el plazo acordado, que es de 12 años.
La buena noticia vino acompañada de una contradicción. Cáceres esta vez dijo que los 800 millones obtenidos el miércoles 28 de noviembre servirán para pagar una deuda que vence a final de este año y cuya tasa de interés es más alta que los préstamos a largo plazo. Es decir, servirán para pagar las Letras del Tesoro (Letes) emitidas en lo que va de 2012 y que ascienden a unos 650 millones. La contradicción está en que hace tres meses, Cáceres, el presidente de la República y el partido FMLN dijeron que la razón por la cual El Salvador debía emitir 800 millones de dólares en títulos valores (para lo cual debía contar con el apoyo de Arena, partido que tiene la llave de la mayoría calificada) era que los inversionistas que compraron los bonos hace 10 años iban a redimir esa inversión de manera ineludible el 24 de enero de 2013 y había que estar preparado.
Funes aseguró en octubre que era casi un hecho que los tenedores de bonos querían recuperar su inversión: “Si creen en El Salvador –dijo en su programa radiofónico el 8 de octubre, dirigiéndose a los diputados de Arena- den sus votos para que honremos una deuda que ustedes adquirieron en el año 2003”.
El gobierno de Francisco Flores, en 2003, emitió 800 millones de dólares en bonos y los inversionistas compraron esos títulos con la condición de que en 10 años podían redimir una inversión que habían hecho para un plazo de 20 años, es decir, para recuperarla en 2023. Esa posibilidad para cobrar de manera adelantada la inversión se conoce como opción Put. Dicha cláusula también establecía que los inversionistas tenían entre el 24 de noviembre y el 24 de diciembre de 2012 para informar quiénes estarían interesados en recobrar la deuda. El pago debe darse antes del 24 de enero del próximo año.
El último miércoles de noviembre, a las 7 de la noche, Cáceres llegó al Salón Azul de la Asamblea para dar la noticia de la colocación de bonos lo cual, en términos reales, es más deuda para el país dado que el Estado deberá pagarlo dentro de 12 años con dinero que por ahora no tiene. Sin embargo, desde los gobiernos de Arena hay consenso en que los canjes de deuda de corto plazo en favor de deuda que se paga a plazos largos favorece las finanzas del país.
Ante los reiterados cuestionamientos de Arena sobre la supuesta insostenibilidad inminente del nivel de endeudamiento, Cáceres respondió con palabras de alivio: 'El endeudamiento se mantiene en el rango del 54% del PIB. Estos bonos no son deuda adicional, si no que esto es para pagar el Put', dijo, en coherencia con lo que planteó cuando llegó a pedir tiempo atrás la aprobación de la emisión de nueva deuda. Sin embargo, poco a poco fue desdiciéndose hasta coincidir plenamente con lo que ya antes había advertido, en una entrevista con El Faro, el presidente del Banco Central de Reserva, Carlos Acevedo.
'Si (los inversionistas) no vienen para ejercer el Put, el dinero servirá para pagar deuda de corto plazo”, señaló Cáceres. Poco después de que el ministro solicitara a la Asamblea la autorización para emitir la nueva deuda, Acevedo contradijo con claridad la versión de Cáceres y del mismo presidente Funes. 'Probablemente los 800 millones no se van a ocupar para pagar los eurobonos', dijo en una entrevista con este periódico, para explicar que ningún inversionista iba a querer cambiar los títulos a mitad del plazo acordado, sabiendo que no se les reconocería rédito. Los títulos valen más que lo que se les pagaría en este momento, dijo.
Después de tres meses de haber argumentado el inminente cobro de los inversionistas, Cáceres dijo que él tampoco esperaba que los tenedores de bonos quisieran su dinero en este momento. “En lo personal pienso que no (van a ejercer la opción Put) porque nadie va a venir a recibir 100 dólares por algo que le costó 114. Los inversionistas meten plata donde van a ganar, no perder, no van a cobrar la inversión', aseguró el ministro, en un argumento que de agosto a octubre estuvo planteando Arena para no dar sus votos a favor. El partido de derechas se oponía a autorizar la emisión de los 800 millones porque sospechaba que la verdadera intención del gobierno era pagar su deuda de Letes de corto plazo.
Los partidos se sentaron a negociar y fue hasta principios de octubre cuando Arena cedió sus votos para que Hacienda emitiera los nuevos bonos. El gobierno se comprometió a apretarse el cincho con diversas medidas fiscales: reducir el déficit fiscal en 0.8% (de 3.5% a 2.7% del PIB), no permitir que la emisión de Letes supere el 15% de los ingresos tributarios. Fue solo después de la autorización de emitir los bonos cuando el Ejecutivo comenzó a admitir que los 800 millones no los necesitaba para los inversionistas sino para terminar de financiar el año fiscal en curso, como era la sospecha del partido de derechas. El acuerdo fue, entonces, que solo 400 millones se pusieran a disposición de los acreedores y, el resto, para pagar deuda de corto plazo. Si ningún tenedor de bonos redimía su inversión, los 400 millones apartados para ello podrían usarse en otros rubros, incluyendo los Letes.
Ese miércoles el ministro dijo que no veía contradicción entre su postura y lo que había dicho antes. “El discurso no ha cambiado”, aseguró, cuando El Faro le preguntó sobre el viraje en el discurso. “¿Qué hubiera pasado si nosotros no nos preparamos con la debida antelación para hacerle frente al pago de los 800 millones? Ahora ese dinero va a estar guardado en una cuenta especial del Banco Central para que si algún inversionista lo quiere, de ahí lo pueda sacar. Lo que sucede es que el mercado es cambiante, una debacle como la que sucede en Europa habría hecho que todo mundo hubiera venido a sacar el dinero”, dijo.
Para Ana Vilma de Escobar, diputada de Arena de la comisión de Hacienda de la Asamblea, el viraje en el discurso es obvio. “El ministro desde el principio sabía de la casi imposibilidad de que los acreedores redimieran su inversión, y también sabía que el presupuesto general de la nación estaba desfinanciado”, dijo.
Para Escobar, la confianza de los nuevos tenedores de los bonos por 800 millones está basada en el acuerdo fiscal que suscribieron los partidos políticos el 18 de octubre. Recalcó que sin estos bonos, el Estado tendría problemas para financiar sus gastos actuales.
Cáceres explicó que la colocación de los bonos había sido un éxito. Para ejemplificarlo, señaló que los inversionistas demandaron el equivalente a 5 mil 200 millones de dólares cuando lo único disponible eran 800 millones. Esta sobredemanda provocó que Hacienda bajara la tasa de interés de la emisión de los bonos a 5.875%. Es decir, que el gobierno dentro de 12 años tendrá que pagar menos intereses. “Creo que es una muestra de confianza que los inversionistas tienen en el mercado internacional pese a que Fitch apenas hace dos semanas nos bajó la calificación de riesgo una gradita”, comentó, satisfecho.