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'No me pidas a mí que salga en primera línea'

Mientras el país se pregunta cómo impactará la candidatura de Antonio Saca en la carrera presidencial, Quijano opta por la evasión, alegando que es el pasado. Pide que no se le juzgue por lo que hicieron los gobiernos del partido Arena y, cuando se le pide posición sobre la tregua entre pandillas, el financiamiento a las campañas electorales y el caso Adolfo Tórrez, este hombre, que quiere ser presidente de El Salvador, prefiere soslayar.


Lunes, 21 de enero de 2013
Mauro Arias

Norman Quijano. Foto: Archivo El Faro
Norman Quijano. Foto: Archivo El Faro

Será que aún faltan 13 meses para el día de votación, o que la agenda apretada no le permitió preparar el escenario de la entrevista, o será que, afectado por la fría acogida que su nominación tuvo en importantes sectores de Arena, Norman Quijano no se ha vestido del todo de candidato. El hecho es que el alcalde de San Salvador todavía no cuida esos detalles que ponen nerviosos a los asesores de imagen y que en tiempo electoral los equipos de campaña pulen y moldean a cambio de muchos miles de dólares. Detalles como tener encima de la mesa del despacho, cuando hay periodistas, una enorme caja de vitaminas con ginseng -alguien podría interpretar que al candidato le falta energía-; o como usar el trono con su nombre y el escudo de la ciudad tallados en madera en lugar de una silla más impersonal, menos teñida de ego y carácter. O como trabajar, hablar a periodistas y apoyarse a la vista de todos, sobre un enorme cubreescritorio de cuero adornado con el logotipo del grupo Samix, la cadena radial propiedad de su mayor amenaza política: Antonio Saca.

El despacho no tiene ni un solo distintivo partidario. Quijano presume de haber roto con la costumbre de que en las oficinas municipales los empleados llevaran la camisa roja del partido FMLN y de no permitir que la cambiaran por la tricolor de Arena desde cuando él asumió, en 2009. Y lo cierto es que a la entrada del edificio, junto a la entrada a su despacho, cuelga una foto del presidente de la República, a pesar de que es de otro partido. El alcalde, que hace cuatro años recordó a los capitalinos que la ciudad de San Salvador tenía bandera propia y la puso a ondear junto a la de El Salvador en plazas y puentes, dice que la alcaldía no tiene partido, que es de todos. Él sí tiene partido, pero llegó al cargo sin demasiado respaldo de la cúpula y contra todo pronóstico. Tras dos décadas de trabajo político al servicio de Arena, el éxito se lo tuvo que construir solo. En el barniz de institucionalidad que ha querido dar a su gestión hay cierta reivindicación de su individualismo político. Tal vez por eso pide a los salvadoreños que no juzguen su candidatura por los 20 años de gobiernos de Arena.

Quijano promete apostar, por encima de todo, si gana, por la educación; cita a Oppenheimer (al periodista Andrés, no al sociólogo Franz); y se niega a hablar de Saca. Dice que el expresidente arenero, hoy desterrado del partido y probable competidor feroz en la disputa del voto de derechas en 2014, no ha lanzado su candidatura todavía y por tanto no merece demasiada atención. Un sicólogo barato diría que esa negación revela que Saca es el mayor temor de Quijano, y tal vez acertaría. Un temor que él conjura con evasivas y una amenaza: “Cuando él diga ʻaquí estoy, voy por Gana, que es el partido que yo fundéʼ, entonces vamos a empezar una acción orientada precisamente a generar la percepción que el ciudadano debe tener”, responde, cuando se le pregunta si Arena tiene pruebas de corrupción contra el exmandatario.

Esta es la entrevista con un candidato que no acaba de consolidarse entre los areneros y que, con todo a favor (a Salvador Sánchez Cerén lo lastra su imagen negativa, y Saca todavía no tiene partido propio con el que romper la tradición de un país polarizado) lidera las encuestas pero todavía no despega. Quijano, incluso, tropieza en temas en los que los asesores de los miles de dólares no permitirían tropezar a un candidato: se permite el lujo de no tener postura sobre la futura Ley de partidos políticos, o sobre algo tan delicado, tan trascendental para un país marcado a fuego por la violencia, como la actual tregua entre pandillas. Dice que no conoce bien ese tema, que le alegran los resultados pero mantiene reservas, que en un futuro decidirá si mantiene o no esta iniciativa “con un staff de asesores”.

A Cristiani lo llaman “el presidente de la Paz”; Calderón Sol se dice el de la reconstrucción; Flores enfatizó las reformas económicas; Saca dijo que el suyo sería un gobierno social; Funes se presentó como el presidente del cambio. ¿Cómo se promete usted a sí mismo?
Yo me veo como un presidente que luchará por la educación del país, que hará posible que el sistema de educación pública, en retraso si se compara con los colegios privados, alcance los niveles que tuvo en el pasado. Puedo hablar con propiedad porque estudié en instituciones públicas. Yo me gradué en este mismo edificio, que entonces era el Instituto Nacional General Francisco Menéndez, donde nos preciábamos de dar el primer bachiller de la república. Oppenheimer dice que a los gobernantes no les gusta invertir en educación porque en el corto plazo no vende; lo que más le gusta al político tradicional es inaugurar un puente, una carretera... obra física. Pero yo quiero que me recuerden, si Dios me lo permite y los salvadoreños me depositan su confianza, como el presidente que luchó por mejorar los niveles educativos del país.

Ese compromiso, viniendo de un candidato de Arena, choca con la herencia. Arena es, si exceptuamos a los gobiernos militares, la fuerza que ha acumulado más poder y durante más tiempo en la historia del país...
Sí.

... Y la apuesta por la educación estuvo en el discurso de todos los presidentes areneros. Pero parece que usted no hace un buen balance del resultado.
No quisiera que me evaluaras o me juzgaras por las anteriores administraciones. He sido diputado pero nunca he estado en la alta dirigencia de mi partido; nunca estuve en el Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) ni pude decidir las políticas que se implementaban desde los gobiernos de Arena. Yo quiero que me juzguen por lo que soy, como Norman Quijano. Gobernar es complejo... Yo lo sé porque soy alcalde de una ciudad importante, la capital de la República.

Es imposible desligar su candidatura de las anteriores administraciones areneras, en la medida en que el presidente del partido sigue siento Alfredo Cristiani, el líder de los 90, el líder de los 2000... Arena parece ser exactamente el mismo partido que nos gobernó durante 20 años. ¿No teme que el votante indeciso piense que votar por Norman Quijano es volver a la Arena de siempre?
No creo que Arena tenga que ver el pasado como algo que no se debe repetir. Fuimos capaces de reconstruir, de ordenar las finanzas del país... recordemos lo que se encontró el primer gobierno de Arena: comercio exterior nacionalizado, una crisis profunda de todos los sectores, un tejido social fracturado... Y hemos entregado un país en mejores condiciones que las actuales; eso es comprobable.

Claro, era de esperar que en 20 años lograran ciertas mejoras.
No, pongamos las cosas en orden: ustedes me plantean que represento a Arena, y yo les digo que soy Norman Quijano y quiero mirar al futuro; que si algo hicimos mal, lo vamos a corregir; y si algo hicimos bien, lo vamos a continuar haciendo, y que estamos en condición de hacer cosas que no hicimos. En materia de educación tuvimos importantes logros en esos 20 años: trajimos el analfabetismo de un 42% a casi un 14%; disminuimos los niveles de repitencia escolar; los estudiantes de instituciones públicas no estaban siendo reprobados en la PAES como en los últimos dos años de la actual administración... Insisto, reprueban los estudiantes de instituciones públicas. ¿Y quiénes estudian en instituciones públicas? Los hijos de nuestros obreros, los hijos de nuestros campesinos. Los indicadores medianamente aceptables que podemos tener en materia educativa se los debemos a las instituciones privadas. Yo no veo que Arena haya hecho todo lo que el FMLN le adjudica.

Pero...
... Termino: el gobierno del FMLN lleva tres años en el muro de los lamentos y en vez de gobernar se ha dedicado a acordarse de las administraciones de Arena. Esa retórica cansina de “los 20 años de Arena” es a mi juicio la más manifiesta expresión de impotencia de un gobierno a la hora de tratar de resolver los problemas de los salvadoreños. En los gobiernos de Arena pudimos haber cometido errores, porque gobernamos. Y uno de los que cometimos fue no haber puesto verdadera atención al tema del transporte. Pero yo me atreví a hacer una propuesta para solucionar el transporte público de pasajeros, y presenté proyectos de ley para que me dieran las competencias necesarias para, como alcalde del área metropolitana, administrar un sistema de metrobús... y fue tan buena nuestra propuesta que el gobierno central se la robó. Lástima que la copió mal...

¿Le parece que su partido ha sabido renovarse después de 2009?
Siempre hay mucho que mejorar. Los partidos son susceptibles de mejorar, la democracia es un instrumento de gobernabilidad perfectible, y también lo son los partidos políticos. Arena ha renovado liderazgos. Ustedes se centran en Alfredo Cristiani, uno de nuestros presidentes honorarios, pero Arena no es solo el presidente del partido, es nuestros directores departamentales, nuestros directores municipales y directores de sectores. Somos un partido en constante renovación de sus liderazgos.

¿Quién lidera Arena en este momento?
Existe una alta dirigencia del partido, que es el Coena, que toma decisiones colegiadas.

Pongámoslo así: si de usted dependiera, ¿Arena sería como es hoy?
Estoy en un proceso de consulta nacional para medir el nivel de oxigenación que tiene el partido, y estoy midiendo los liderazgos locales, los alcaldes, y me he encontrado con gente valiosísima. Acabo de estar con Conchita Arévalo, alcaldesa de San Rafael Cedros; con doña Lupita Serrano, de Cojutepeque, y podría nombrar a tantos alcaldes... son personas que hace 25 o 30 años probablemente ni pensaban participar en política. No vean al partido Arena personificado en uno solo de sus miembros, al que no tenemos nada que criticarle, por cierto.

No dudo que haya en Arena alcaldes o directores departamentales muy capaces, pero es complicado decirle al electorado “soy el candidato del partido de Conchita Arévalo; piense en Conchita Arévalo y no en Alfredo Cristiani”.
Alfredo Cristiani tene en Arena el peso específico que puede tener el presidente Flores o cualquiera de los presidentes honorarios.

¿Está diciendo que el actual presidente del partido es solo un presidente honorario?
Él es un presidente honorario, que ejerce coyunturalmente, repito, coyunturalmente, como presidente del partido. Y no debemos de olvidar que con ese liderazgo, aunque algunos puedan considerar que no representa la renovación que quisieran, hemos llegado a ser de nuevo la primera fuerza política del país, con la mayor bancada y el mayor número de alcaldes: 116 frente a 96 del FMLN. Si la dirigencia del partido no fuera la indicada, los resultados hubieran sido magros, y no lo fueron; los de la elección de 2012 fueron buenos resultados.

¿Cabe entender que usted está cómodo y que la actual dirigencia del partido -este presidente, este Coena- le acompañarán durante toda su candidatura?
La política es tan dinámica que yo no puedo predecir los acontecimientos.

Pero puede desearlos.
En política los hechos se suceden a enorme velocidad, tanto que uno a veces no se da cuenta. Con base en los estatutos, el mandato de la actual dirigencia fue renovado en asamblea el pasado septiembre, y yo siempre he respetado los estatutos del partido. Si lo vertiginoso de los acontecimientos y de la campaña va a llevar en un futuro a hacer los cambios que tengan que hacerse, serán los hechos los que lo dicten. Pero no será porque alguien esté sublevándose o faltando a lealtades. La dirigencia está haciendo su trabajo, y yo hago el mío.

Históricamente la lógica en Arena fue otra: en la medida en que se avecinaba la competencia electoral, para no duplicar liderazgos, el candidato a la presidencia asumía la dirigencia del partido. Pasó incluso con el doctor Calderón Sol, que entonces era alcalde como lo es usted hoy; o con Antonio Saca, que no tenía trayectoria en Arena. ¿Por qué será diferente esta vez?
Te faltó citar la excepción: el presidente Flores no tomó la conducción del partido.

Pero puso al frente del Coena a Walter Araujo, muy joven entonces, que desplazó del cargo precisamente a Alfredo Cristiani, en una maniobra dirigida por Flores como parte de la toma de control del partido, y que terminó con un Coena a su medida.
No recuerdo, te soy franco.

La pregunta en todo caso es: ¿Qué significa que esta vez opten por un sistema diferente?
Tú me dices que el presidente Flores puso a Walter. Yo propuse para la dirigencia del partido a Manuel Arrieta, a Ricardo Esmahán y a Celina de Ávila, y ahí están, en el Coena. Y miembros del Coena están permanentemente acompañándome en las giras que estoy realizando. Y yo asisto a las reuniones del Coena, porque el mismo Coena lo decidió así. He asistido a dos o tres de sus reuniones.

Y es usted miembro también de la Comisión Política del partido, pero en el programa de Nacho Castillo se quejó hace unos días de que la opinión de la Comisión no sea vinculante. Sus palabras me dieron la impresión de que no se siente usted todo lo escuchado que quisiera en el Coena.
Que exprese mi opinión no significa que me queje. Yo he defendido que la Comisión Política debe ser un ente asesor y consultivo, para evitar bicefalías, pero cuando en el último Coena me dicen que la Comisión Política va a estar integrada por 14 o 15 personas; y veo que en Arena muchas veces nos ha faltado conducción política, es decir, dar seguimiento al trabajo de nuestros diputados, nuestros alcaldes, que actúen conforme a la ley, que la toma de decisiones sea correcta; y pienso en la cantidad de funciones, desde administrativas hasta eminentemente de tipo político, que tiene el Coena; y escucho que la renovación de los estatutos lleva como propósito dar un nuevo rostro a Arena, rejuvenecer y adecuar a los tiempos actuales que son permanentemente cambiantes el ideario del partido... Yo razono y digo: “Puede haber elementos que pasen a ser responsabilidad de la Comisión Política y otros que queden en manos de la alta dirigencia”. Porque cuando vas a la CP y pasas discutiendo un tema una, dos, tres horas, y logras construir un consenso pero no hay una fuerza vinculante para la alta dirigencia del partido ni mucho menos para la bancada de diputados o los alcaldes, al final toda la riqueza de la Comisión Política se queda en el vacío. Por eso yo, y no era queja, decía que sería interesante delegar responsabilidades en la Comisión Política, sin que se pierda el mando unificado del Coena.

Describe un partido que no se ha terminado de adecuar, de reformar después de 2009.
Los partidos, como las democracias, deben estar en permanente rejuvenecimiento. El partido que se queda anclado en el pasado no tiene futuro ni capta la simpatía del ciudadano.

La cuestión es que estamos a poco más de un año de la votación, las encuestas ya empiezan a lanzar presión sobre los candidatos, y da la impresión de que están embarcados en un proceso de recomposición muy profundo. ¿Está Arena lista para la campaña?
Les reitero que la renovación de un partido nunca termina. Se está pensando en llevar una consulta a los 14 departamentos del país para hacer una reforma estatutaria que será mucho más profunda de lo que muchos consideran. El resultado será una Arena con una nueva visión, renovada en todos sus ángulos. En la última sesión del Coena, el lunes 14, se debatió si debíamos hacer esa reforma ahorita o después de las elecciones, y por unanimidad el Coena acordó que íbamos a entrar en la reforma estatutaria este año. Y yo, aunque no tengo derecho a voto, estuve de acuerdo. Es decir: más que estar pensando en el evento electoral estamos viendo al futuro, porque el partido necesita renovarse, replantearse de cara a la población. Y todos compartimos esa visión, incluidos el presidente Cristiani y yo. Hay quien pretende presentar a Arena como un partido resquebrajado, pero yo lo que veo es que hay una visión compartida de qué queremos para 2014.

 

 

¿Qué partido debe salir de esa reforma de estatutos? ¿Qué es para Arena, para usted, ser de derecha actualmente?
Vamos a escuchar a las estructuras partidarias, lo que ellos quieren, lo que necesita nuestra amplia base, si quieren un partido más abierto, más sensible a los grandes generadores de opinión...

¿...?
Por tu gesto veo que te preguntas qué quiere decir eso de los generadores de opinión. Yo considero que hemos de hacer un esfuerzo porque se fortalezcan las instituciones de la sociedad civil, que estoy convencido de que en los próximos años van a jugar un papel importantísimo como lo acaban de jugar en la coyuntura de la Sala de lo Constitucional y la Asamblea Legislativa. Todo ese grupo de asociaciones sin color político, donde estaban la UCA, la Universidad de El Salvador, Fespad, la ASI, la ANEP... todos unidos en un solo afán, un solo propósito: defender la institucionalidad del país... Yo le doy a ese sector la responsabilidad más grande en el futuro del país. Serán ellos como la reserva moral y estratégica del país, ante un partido, el FMLN, que no ha abandonado ideologías fracasadas.

Un partido que depende de los generadores de opinión para definir su identidad es un partido sin identidad. Yo no voy a la calle a preguntarle a la gente quién soy; lo sé y me propongo. Por eso la pregunta: ¿qué es ser de derecha ahora?
Ponés en mi boca palabras que no he dicho. Yo no he dicho que vamos a depender de ellos, sino que los vamos a escuchar, que deben tener las garantías de libertad de expresión y de organización para que se conviertan, sin casarse con ningún partido político, en garantes de nuestro sistema y nuestras libertades. ¿Qué entiendo yo por ser de derecha en 2013? En la parte política, respeto a la libertad de expresión, libertad de tránsito, respeto a la alternancia en el ejercicio del poder, respeto a la pluralidad política, a los derechos humanos, a las leyes de la República, a la Constitución... En la parte social, un gobierno subsidiario ante las necesidades de los más pobres y el más poderoso aliado en la lucha contra la pobreza y las desigualdades, pero también potenciador de un sector privado solidario con esas necesidades de la gente más pobre. Y en lo económico, creer en el libre mercado, en una economía abierta, libre y competitiva. Así me defino como de derecha.

Lo que acaba de decir lo suscribiría también cualquier socialdemócrata del planeta. Todo eso encaja con el ideario actual de muchos partidos socialistas o democristianos.
Yo no he dicho que seamos dueños de esa visión.

No, pero no encuentro nada distintivo.
Somos liberales, somos republicanos y somos democráticos. Así me defino. ¿Quién ha dicho que las reivindicaciones sociales son potestad de la izquierda?

Ideológicamente, ¿qué le distingue a usted de Antonio Saca?
Bueno, él se ubica también en el espectro de la derecha...

Y siendo presidente repetía a menudo la frase que usted acaba de decir: que las causas sociales no son una bandera exclusiva de la izquierda.
Pero la frase no es patrimonio de él.

En absoluto. La pregunta es: ¿qué ofrece usted que le distinga de Saca?
Yo represento el futuro, y él representa el pasado. Esa es una diferencia fundamental.

¿Qué les diferencia en términos ideológicos? ¿Qué diferencia sus propuestas?
¡Es que me están preguntando por una persona que se supone que se va a lanzar de candidato a presidente! Dejemos que se lance, y entonces ya veremos.

Pero usted habrá contemplado ese escenario. Él ha anunciado que se va a lanzar.
Mientras no se lance, sigue siendo algo hipotético.

¿Usted no ha considerado ese escenario?
En política no puedes descartar ningún escenario, pero a mí no me gusta hacer juicios de valor cuando no se ha materializado el hipotético escenario. Mientras él no diga “aquí estoy, voy con mi partido Gana”, sigue siendo una hipótesis. Siempre van a existir personas que se consideran indispensables en la vida política de los pueblos, siempre las habrá, pero esas personas se convierten más en factores de resistencia que en factores de innovación. Yo soy un factor de innovación.

¿Es usted el candidato del expresidente Calderón Sol?
Yo soy el candidato de los salvadoreños. La relación que tengo con la familia Calderón Sol es igual de afectuosa que la que tengo con la familia del presidente Flores o con la familia del presidente Cristiani, con doña Margarita, con sus hijos, Javier es mi concejal... A los tres expresidentes les tengo admiración y respeto.

¿No es cierto que la persona que respaldó su candidatura dentro del partido fue Armando Calderón Sol? Siempre se le ha considerado a usted un hombre de la línea de Calderón Sol.
La vinculación viene de que yo entré a la política en 1988- 1989, siendo él alcalde de San Salvador, y me invitó a ser parte de su equipo de trabajo en la alcaldía, entré como gerente y después quise seguir en política como diputado, pero yo soy fruto de un proceso de consulta, no del apoyo de un exgobernante.

La relación con el sector empresarial, que incluye a algunos financistas históricos del partido, ¿ya está sanada después de las críticas que hicieron a su designación?
Yo veo a todos los sectores del partido con un solo propósito. Tom Hawk, el director del sector empresarial, nos acompañó en un mitin en Colón el domingo.

Pongámoslo de otro modo. Jorge Velado me dijo una vez, sobre la derrota de Arena en 2009: “Ahora que salimos del poder, el partido ya no tiene donantes, ahora tiene prestantes, y cada vez menos.” Arena se caracterizaba por tener una poderosa estructura de financiamiento que operaba para cada una de las campañas presidenciales. ¿Tiene ahora el partido una estructura de financiamiento sólida?
El partido se sustenta en la deuda política en primer lugar. Y en aportes o donaciones voluntarias de privados. Amigos se me acercan y dicen “te quiero ayudar en la campaña, ¿qué necesitas?” y hay desde el que te dice “te voy a ayudar de aquí al día de las elecciones con 50 dólares”, y yo lo agradezco, con emoción; hasta el dueño de alguna universidad privada, o mejor dicho, un accionista de una universidad, que me dice “te voy a regalar 2 mil gorras quincenales o mensuales”.

Con pequeñas donaciones y con gorras usted sabe perfectamente que no se gana una elección a la alcaldía, menos aun una presidencial. Y la deuda política nunca ha sido el pilar de las fuertes campañas de Arena.
Les voy a decir una cosa: yo he vivido una asimetría total en cuanto a disponibilidad de recursos comparado con el FMLN. Cuando yo veía las gráficas de pastel de lo que nosotros estábamos gastando en campaña de prensa escrita, radio y televisión, me daba cuenta de que nosotros veníamos cuatro veces abajo del FMLN. Totalmente asimétrico. Y en la reelección, contra Schafik Hándal, fue peor. Ya estaba Albapetróleos metida de por medio y del FMLN llegaban a las agencias de publicidad con maletines de dinero a comprar todo, a reservar espacios. No puedo dar los nombres de esas agencias, pero me decían: “Vinieron con una maletada de 90 mil dólares a comprar todo”. Yo no tuve esos recursos, pero ganamos por un récord histórico. Yo les he hecho un llamado a los votantes: que los van a inundar, pero que no vendan su conciencia, la patria, nuestro sistema de libertades. Nos vamos a jugar el todo por el todo en las elecciones de 2014.

¿Está diciendo que su previsión es competir con menos recursos que el FMLN?
El FMLN es un partido corporativo, que tiene una mina de oro en el gobierno del presidente Chávez, que le traslada recursos en forma abierta, descarada e indiscriminada, que le genera una factura petrolera de la que solo paga el 25% y en 25 años pagará el resto. A eso nos enfrentamos.

Si esos fondos se invierten en campaña, eso va contra la ley. ¿Tiene pruebas de lo que está diciendo?
Es difícil de probar. No me vayás a pedir pruebas en el caso de la compra de diputados; ya fueron del partido a presentar la denuncia en la Fiscalía. Yo no tengo bajo mi potestad la investigación. Pero esto es ampliamente conocido. El FMLN es un partido corporativo y sus dirigentes incursionan en los medicamentos, en los alimentos, en los hidrocarburos…

Como lo hicieron los de Arena: en el negocio de los medicamentos, en los…
No. Simpatizantes de Arena podrán tener sus fuentes de recursos como empresarios que son, pero esos recursos no pertenecen al partido.

Arena solía tener una estructura de recaudación de recursos al menos capaz de igualar la inversión que ha hecho el FMLN en sus campañas. ¿Por qué los grandes empresarios y los grandes donantes han dejado de dar ese respaldo desde que Arena salió del poder?
Arena siempre ha tenido donantes, desde el más pequeño hasta el más grande. Eso históricamente ha sido así y va a seguir siendo así, en mayor o menor cuantía. Arena va a estar siempre recibiendo donativos de aquellos que ven en Arena al único partido garante de un sistema de libertades y de un verdadero sistema democrático. Lo decía el presidente Uribe: la democracia tiene muchos beneficiarios pero pocos defensores. Esos defensores de la democracia ven en nuestro partido al único partido con la fuerza, con la experiencia y con el recurso humano capacitado para regir los destinos del país y seguirán aportando en la medidas de sus posibilidades. Y no me refiero a Don Juan o Don Pedro, sino a cualquier salvadoreño que vea en nosotros a un partido garante de la democracia.

¿Asumiría el compromiso de transparentar sus fondos de campaña?
Se está discutiendo una ley de partidos y eso puede ser un instrumento fundamental. Qué bonito fuera que el FMLN hiciera lo mismo. Arena nunca ha escondido cuáles son sus fuentes de financiamiento.

Nunca las han revelado. Y con ley o sin ella, nada le prohíbe revelar sus fuentes de financiamiento.
Siempre han estado abiertas.

Por favor… Nunca hemos sabido quiénes han sido los financistas privados de Arena.
Ah, no, pero es que eso es una cosa bien compleja, tú comprenderás. Con un partido autoritario como el FMLN, que ha llegado incluso a la persecución política… No olvidemos que al presidente Calderón Sol fueron a registrarle su hogar, y si no fuera por su esposa que se opuso le hubieran registrado la casa; y a Ernesto Muyshondt lo siguieron y pretendieron registrar su apartamento. Hemos visto cosas que son un verdadero retroceso para la democracia, hemos visto señales peligrosas.

¿Lo que dice es que no puede decir quiénes son sus donantes porque les pondría en riesgo?
Con un partido que tiene como guía a Hugo Chávez, presidente de Venezuela, donde los adversarios políticos están presos o expulsados del país, no me pidan que ponga en una situación de aprieto a cualquiera.

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