Siete mitos sobre la violencia homicida en Guatemala
Esta investigación es una trabajo de Unidad de Datos de elPeriódico de Guatemala, en coautoría con Carlos Mendoza, consultor de Central American Business Intelligence, una empresa enfocada en el análisis de situación de países centroamericanos. El ejercicio sirve para cuestionar siete ideas aceptadas y repetidas por la conciencia colectiva, pero que no revelan precisamente la verdad sobre las muertes violentas en Guatemala.
Lunes, 4 de febrero de 2013
Claudia Méndez Arriaza y Carlos Mendoza (elPeriódico)
El análisis se deriva de la combinación de dos bases de datos esenciales: homicidios a nivel nacional y a nivel capitalino, las cuales provienen de diferentes dependencias de Policía Nacional Civil (PNC). Estas matrices de información se cruzaron además con datos demográficos y geográficos de población, números históricos sobre este tipo de violencia en el Ministerio de Gobernación, y cifras que revelan la composición de la fuerza pública en el país. El autor Carlos Mendoza utiliza una tercera fuente de estadística que proviene del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).
Pulse aquí para ver gráficos interactivos por cada uno de los siete mitos.
Mito 1: “En este país reina la violencia”
Una expresión común –en alertas de viaje o listados mundiales– es que Guatemala es un país violento. Los datos revelan que la geografía de la violencia homicida es local: en diez departamentos, en el suroriente, se concentra el 79 por ciento de los homicidios del país. Allí la tasa conjunta es de 59 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Mientras tanto, en los otros 12 departamentos, la tasa conjunta es de 13 por 100 mil. Las cifras en Totonicapán, Sololá y Quiché, por ejemplo, están bajo la media mundial (6.9).
El mismo análisis aplica a un nivel más local: el recuento y tasas de homicidios en las 22 zonas de la capital ilustra que la violencia se concentra en zonas concretas (18, 6, 1) en las que se registran más incidencias. En los distritos de las zonas 14, 16 y 15, en cambio, los homicidios resultan circunstanciales.
El mito ilustra la llamada falacia ecológica, una interpretación errónea de la estadística: da por supuesto que todos los miembros de un grupo poseen las mismas características.
La violencia homicida no está en todo el país y los datos son claros en mostrar en dónde se concentra.
Mito 2: “El narcotráfico es la principal causa de las muertes violentas”
En su discurso frente a la Asamblea de Naciones Unidas, en septiembre 2012, el presidente Otto Pérez Molina afirmó que al menos 40 por ciento de los homicidios se derivan de problemas vinculados con el tráfico de drogas. La percepción general es que el narcotráfico es la causa de la violencia que más afecta el país, pero esta afirmación merece análisis.
Los datos de la Policía Nacional Civil (PNC) clasifican tan solo uno por ciento de las muertes violentas de la Ciudad de Guatemala bajo la causa del narcotráfico. Se puede discutir que la capital es territorio menos propenso que las zonas marcadas por el trasiego de drogas, pero ni allí el narcotráfico aparece como causa principal de los homicidios. A nivel nacional este fue causa de tan solo 0.13 por ciento.
En cambio los motivos personales resultan, a nivel nacional, la principal causa de muertes violentas: el 47 por ciento fue el fin de riñas, discusiones, celos, deudas no pagadas, diferencias, entre otros.
Las cifras sobre circunstancias del crimen de la Policía pueden cuestionarse, pues el móvil es descrito con base a entrevistas a testigos apenas minutos después del hecho. El motivo de fondo de un homicidio solo puede dilucidarse después de investigaciones más detalladas. Estas están a cargo del Ministerio Público, pero este no cuenta con estadísticas desagregadas sobre los mismos.
¿De dónde surge el dato del Presidente? Francisco Cuevas, su vocero, explicó que proviene del análisis semanal que la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIE) provee sobre la forma en que mueren las personas.
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