El papa Francisco desbloqueó el proceso de beatificación del asesinado arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, conocido como Monseñor Romero, que estaba estancado desde hacía años, se supo este lunes de varias fuentes en el Vaticano.
Monseñor Romero, muy popular en toda América Latina y llamado “la voz de los sin voces” por su consagración a los más desfavorecidos, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha, un suceso que para distintos historiadores supuso el comienzo de la guerra civil en El Salvador.
El arzobispo italiano Vincenzo Paglia, presidente del Consejo pontifical de la familia y la persona que lleva en Roma la causa de la canonización, anunció el domingo la noticia en Molfetta, en la región de Apulia: “Justo hoy (por el domingo) la causa de la beatificación de monseñor Romero ha sido desbloqueada”.
El sitio web católico National Catholic Reporter habló con Paglia este lunes y confirmó la noticia, si bien el arzobispo no quiso entrar en detalles sobre lo que sucederá a partir de ahora. También confirmó que el sábado 20 de abril estuvo reunido con el papa Francisco en Ciudad del Vaticano.
Desde 1996 la causa para canonizar a Romero se encuentra en Roma, y en 2006 la Congregación de la Doctrina de la Fe acordó iniciar el proceso de beatificación. El expediente se encuentra en la actualidad en manos de la Congregación para la causa de los Santos.
El pasado 17 de marzo, pocos días después de la elección del nuevo papa Francisco, el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, se mostró “muy optimista de lo que este pontificado nos va a dar”, y dijo del Papa que tiene “una admiración especial” por la figura y el ejemplo de Monseñor Romero.
“El cardenal Bergoglio, a quien yo conozco, tiene una admiración especial por Monseñor Romero, una devoción a él y una convicción total de que es un santo y un mártir. Todo indica que los astros están alineados (para que Romero sea beatificado), pero hay que respetar los procesos de la Santa Sede”, dijo Rosa Chávez en una rueda de prensa.
Por denunciar la injusticia social y la represión militar, Monseñor Romero fue asesinado por un francotirador contratado por la ultraderecha al atardecer del 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en la capilla del un pequeño hospital para enfermos de cáncer, donde él también tenía su humilde residencia.
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