El nuevo ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Perdomo, destituyó este jueves al director general de Centros Penales, Nelson Rauda, en un intento por frenar la polémica desatada por la salida de la cárcel de dos líderes pandilleros -condenados ambos a más de 30 años de prisión por homicidio-, para asistir a una entrevista realizada en vivo ante más de 7,000 feligreses y transmitida por radio y televisión desde un templo evangélico de San Salvador, la noche del miércoles 29.
Según Perdomo, el permiso de salida de ambos presos contravino una orden directa dada por él a Rauda la mañana del mismo miércoles. “El día de ayer (miércoles) yo di una orden muy precisa de que se prohibían las entrevistas y la exposición a los medios publicitarios de parte de los privados de libertad de todos los centros penales. Esta orden que di fue violada con el movimiento de dos miembros de pandillas que salieron de los penales hacia una iglesia evangélica”, dijo el ministro, en una conferencia de prensa celebrada la tarde de este jueves 30.
Perdomo aseguró que esa orden tuvo dos efectos inmediatos: la suspensión de una conferencia de prensa de líderes pandilleros prevista para la misma mañana del miércoles en el penal de Mariona, y la cancelación de una entrevista que “un medio digital” iba a realizar en otro centro penitenciario. La actividad en el tempo evangélico debió seguir, dijo, el mismo camino, y no fue así.
La asistencia de Carlos Ernesto Mojica Lechuga “Viejo Lin” y Dionisio Umanzor “El Sirra”, pandilleros representantes del Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS-13), respectivamente, en el culto del Tabernáculo Bíblico Bautista “Amigos de Israel”, una de las congregaciones evangélicas más influyentes y con mayor número de seguidores del país, desató la misma noche del miércoles y la mañana del jueves una avalancha de críticas de parte de quienes vieron el acto como un privilegio concedido a dos reos condenados. Mojica y Umanzor estaban hace solo 15 meses recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca, de la que salieron como parte del diálogo con el gobierno. En los últimos 10 años, ninguno de los dos había sido visto fuera de los muros de una cárcel o de una sala de juicios.
La misma noche del miércoles, Rauda respondió a los primeros cuestionamientos admitiendo que el evento había contado con la autorización de la Dirección de Centros Penales. Insistió además en que el traslado de “Viejo Lin” y “El Sirra” para que participaran en el culto religioso y la entrevista televisiva, conducida por el pastor Edgard López Bertrand, conocido como “Toby Jr”, en la que hablaron de su experiencia de vida y de la tregua que sostienen desde marzo de 2012, se ajustaba a las condiciones establecidas por la Ley Penitenciaria.
La versión dada por el ministro Perdomo la tarde de este jueves deja sin embargo numerosos cabos sueltos, choca con la versión de otros actores de la tregua y se contradice con lo expuesto por él mismo en otra conferencia de prensa, concedida apenas cinco horas antes.
Fuentes del Ministerio de Seguridad confirman que Perdomo se reunió a las 8 de la mañana del miércoles 29, su primer día en el cargo después de ser nombrado por el presidente Mauricio Funes el martes por la tarde, con el viceministro Douglas Moreno, el entonces director Rauda y el subdirector de Centros Penales Rodil Hernández. En esa reunión, supuestamente, dio el nuevo ministro la nueva directriz sobre entrevistas con pandilleros e internos penitenciarios en general. La que Rauda incumplió.
Tanto Perdomo como Moreno han afirmado que no fueron “informados correctamente” por Rauda de los detalles de la actividad en el Tabernáculo, y el viceministro aseguró que pensaba que se iba a tratar de una entrevista intramuros en un centro penal. Esto supone, por tanto, no solo que el exdirector decidió ignorar una orden de Perdomo, sino que cara a cara con Moreno, amigo suyo, su predecesor al frente de Centros Penales y su mentor político en el actual gobierno, decidió ocultarle los detalles de la actividad prevista para esa noche, que además había sido aprobada dos días antes.
En cuanto a la suspensión de la conferencia de prensa en Mariona, efectivamente Raúl Mijango, mediador entre el gobierno y las pandillas, había convocado a una conferencia de prensa con líderes pandilleros para el miércoles a las 8 de la mañana, pero esta se desconvocó antes de que comenzara siquiera la reunión en la que supuestamente Perdomo dio la orden de suspenderla. Miembros del equipo de coordinación de Mijango aseguran que el mediador no ha recibido ninguna comunicación oficial desde el Ministerio y que la conferencia del miércoles se frustró porque varios de los pandilleros que debían participar en ella se reportaron enfermos. “De las nuevas directrices nos hemos enterado por los medios”, afirmó una asistente del mediador.
En cuanto a “la entrevista con un medio digital” de la que habla Perdomo, es una que El Faro tenía previsto sostener este jueves con un líder pandilleril en el centro penal en que está recluido, y no se suspendió el miércoles sino este mismo jueves. Los nombres de los periodistas que debían hacerla aparecían, de hecho, en la hoja diaria de visitas al centro, pero cuando los reporteros llegaron al penal el personal de seguridad de la prisión explicó que todas las visitas previstas acababan de ser suspendidas.
El mismo Ricardo Perdomo dio versiones diferentes en las dos conferencias de prensa que celebró el jueves para explicar lo ocurrido el miércoles. En la primera, celebrada a las 10 de la mañana, el ministro afirmó en cuatro ocasiones que “ahora” o “este día” había dado instrucciones de suspender las entrevistas con presos. “Yo tomo posesión el día de ayer y ahora es que he dado los lineamientos incluso en consulta con el señor presidente”, dijo. “En mi segundo día de gestión he dado órdenes pertinentes de que ese tipo de privilegios y concesiones se terminan”, repitió después.
En la conferencia de la tarde, convocada para anunciar la destitución de Rauda, tanto él como Moreno afirmaron en cambio que esa orden se había dado el miércoles. “Fue mi primera reunión tras la toma de mi cargo y pedí que se cumpliera inmediatamente”, afirmó.
Queda por explicar por qué, si es que la orden se dio el miércoles por la mañana y la actividad en el Tabernáculo fue el miércoles por la noche, en la primera conferencia de prensa del jueves el ministro no hizo ninguna referencia a que lo sucedido era un incumplimiento de sus lineamientos. Se limitó a decir que iba a investigar lo ocurrido y que en adelante “anomalías o flexibilidades que había en Centros Penales” quedaban “totalmente terminadas”.
El Faro contactó telefónicamente con Nelson Rauda la noche del jueves para pedirle su versión sobre lo sucedido en las 48 horas anteriores, pero el exfuncionario se negó a dar declaraciones. Cuando se le preguntó qué día recibió la orden del ministro de suspender toda entrevista con internos, se limitó a decir: “Mejor no voy a hablar de eso, porque voy a complicar más las cosas”.
El origen de la idea
El único miembro del equipo que ha gestionado la tregua que se encontraba presente en el Tabernáculo el miércoles, mientras “El Sirra” y “Viejo Lin” eran entrevistados, era Paolo Lüers, miembro de la Fundación Humanitaria y del equipo técnico, que reúne a todos los involucrados en la gestión de las negociaciones con las pandillas. Según Lüers, la idea de que líderes pandilleros fueran entrevistados en vivo por el líder de la iglesia evangélica fue suya.
En la versión de Lüers, que coincide con la del pastor Toby Jr., la idea apareció hace casi dos semanas, luego de que el religioso lo invitara a su programa de entrevistas. A Toby Jr. le pareció una buena idea contar con líderes de las pandillas en su templo y acordaron hacer las gestiones para que ocurriera. En aquella entrevista con Lüers en la televisión del Tabernáculo, había otro invitado: el viceministro de Seguridad y Justicia, Douglas Moreno, quien según Lüers también se mostró a favor de ese -entonces posible- evento.
Lüers cuenta que el sábado 25 hubo una reunión en el penal de Mariona a la que asistieron los líderes de las cinco principales pandillas que protagonizan la tregua. Él también asistió y ahí “El Sirra” y un representante de “Viejo Lin” le confirmaron que el Tabernáculo, a través de algunos de sus pastores que visitan las diferentes prisiones, había invitado a los dos pandilleros a participar de la entrevista en vivo.
Según el relato de Lüers, el lunes 27 Nelson Rauda le confirmó que estaba al tanto de la actividad prevista y que las autorizaciones para que “El Sirra” y “Viejo Lin” acudieran a la sede central del Tabernáculo estaban listas. Toby Jr. asegura que él supo de ese aval oficial la noche del martes. Desde ahí todo transcurrió sin sobresaltos: el miércoles a las 2 de la tarde, una caravana de tres vehículos con varios agentes de seguridad recogió a “El Sirra” en el penal de Ciudad Barrios en San Miguel y luego pasó por “Viejo Lin” al penal de Cojutepeque.
En la escolta participó un dispositivo de la Policía Nacional Civil, que además prestó seguridad perimetral en los alrededores del templo durante el culto y la entrevista televisada. La presencia de agentes policiales implica que en la preparación de la actividad Centros Penales tuvo algún grado de coordinación con al menos otra institución del gabinete de seguridad.
Consultada por lo sucedido el miércoles, la jueza de vigilancia penitenciaria de Santa Tecla, Astrid Torres, responsable de la supervisión del cumplimiento de pena de Dionisio Umanzor “El Sirra”, negó estar al tanto de que la actividad del Tabernáculo iba a celebrarse, pero recordó que los artículos 92 y 93 de la Ley Penitenciaria autorizan la participación de internos en actividades extramuros con permiso ya sea de un juez de vigilancia o del director del centro penitenciario en que cumplen pena. “Yo por los medios me di cuenta, así que deduzco que en este caso fue el director del centro el que autorizó”, dijo.
“No es al primera vez que se autorizan permisos para dar testimonios en iglesias”, añadió la jueza. “Una actividad de este tipo busca demostrar a la sociedad que el interno está cambiando”. Insistió además en que el hecho de que “Viejo Lin” y “El Sirra” sean pandilleros no supone un limitante legal para el permiso de salida. “Si estuvieran todavía en Zacatecoluca sería distinto, pero ahora están en régimen ordinario”, recordó.
La jueza dijo comprender el impacto que la aparición de los dos líderes pandilleros fuera de los muros de la cárcel tuvo en parte de la población, pero quiso centrarse en su sustento jurídico: “Sin conocer detalles de cómo se gestionó el permiso, me parece que el procedimiento fue tal vez socialmente reprochable, pero legal”.
Perdomo contradice a Munguía Payés
Al margen de la destitución de Rauda, que será sustituido provisionalmente por el hasta ahora subdirector Rodil Hernández, el anuncio de que, en adelante y por un tiempo indeterminado, los líderes de pandillas no podrán conceder entrevistas a medios de comunicación ni celebrar conferencias de prensa supone un giro radical en la forma en que el Gobierno ha gestionado la tregua hasta hoy.
Por la negativa de las autoridades a asumir su responsabilidad en la negociación y por tanto a liderar el anuncio de sus avances u obstáculos, las constantes comparecencias de los líderes de la Mara Salvatrucha y el Barrio 18 en entrevistas televisivas y sus conferencias de prensa -organizadas por Raúl Mijango con autorización implícita de las autoridades de Centros Penales- han sido durante más de un año la principal fuente de información sobre los acuerdos y compromisos alcanzados. Las pandillas han lanzado en este tiempo un total de 13 comunicados y se había vuelto habitual verlos dar declaraciones en el penal de Mariona, al que los voceros de la MS-13 y el Barrio 18 en un principio y luego también los de la Mirada Locos, La Máquina y la Mao Mao eran trasladados desde sus respectivas cárceles para tal fin.
Perdomo parece querer revisar también otras prácticas relacionadas con la tregua y, según publicaciones de La Prensa Gráfica y del noticiario 4 Visión, cuenta para ello con el respaldo del presidente Funes. Ambos medios citan a 'fuentes del Gobierno' para asegurar que el despido del Director de Centros Penales fue una orden directa de Funes, y que el mandatario ha hecho saber que de ahora en adelante 'no tolerará medidas que rocen en la ilegalidad en beneficio de pandilleros'. En las conferencias de prensa del jueves 30, Perdomo anunció “una evaluación de las políticas que se seguían anteriormente”, en referencia a la forma en que su predecesor, David Munguía Payés, que abandonó el cargo por orden de la Corte Suprema de Justicia y acaba de ser nombrado asesor del presidente para el “Proceso de Pacificación” (la forma más reciente en que el Ejecutivo se refiere a la tregua), administraba la negociación con las pandillas.
“La tregua entre pandillas es un hecho social que se produce entre pandillas (…) y creemos que es una cosa positiva porque logró la reducción de homicidios y un mayor conocimiento del fenómeno social, pero quiero ser claro: la tregua no es parte de la estrategia de seguridad del gobierno”, afirmó el nuevo ministro, en evidente contradicción con lo admitido por Munguía Payés en una entrevista concedida a El Faro en mayo de 2012, cuando dijo: “El trabajo de monseñor Colindres y Raúl Mijango era una pieza de mi estrategia”.
El nuevo ministro repitió que el Gobierno no ha negociado ni va a negociar con la MS-13 y el Barrio 18, pero hizo “un llamado a un pacto social con la sociedad civil para que sea la sociedad civil la que dialogue (con las pandillas) y busque los mecanismos de la incorporación de los jóvenes en riesgo. Los diálogos se van a hacer a nivel de la sociedad”, dijo.
Esta afirmación de Perdomo parece referida a la iniciativa de los Municipios Libres de Violencia (también conocidos como municipios santuario) y está cerca de lo expresado por el presidente Funes el pasado abril en su visita a Washington. El presidente de la República afirmó que la labor del Estado en este proceso era “darle sostenibilidad a una tregua que no puede estar sometida (…) a la voluntad de las partes sino a una respuesta institucional y estructural que comience a desmontar las causas de la violencia delincuencial”.