Niños discapacitados y abandonados. Esa es la población del Centro de Educación Especial en San Martín, al que le queda grande su nombre, pues refleja décadas de abandono hacia los más vulnerables: entraron como niños -algunos como bebés- y hoy son adultos que terminarán sus días siendo unos hijos poco conocidos del Estado. Un Estado que los ha tratado no como un buen padre, sino como un tío olvidadizo y despreocupado que aparece de vez en cuando para dejarles una limosna.
Lunes, 1 de julio de 2013
Mauro Arias
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
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