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Candidatos bajo el fuego del narcotráfico

Es una tarea difícil mirar como hechos aislados los casos de ataques y asesinatos de los rostros más visibles de los partidos políticos que en una semana participarán en elecciones locales. Son 14 estados de México en los cuales los candidatos están sufriendo una ola de violencia que, aunque no es inusual, demuestra que la presión es cada vez mayor pues incluso se han suspendido campañas en solidaridad al duelo.

Domingo, 30 de junio de 2013
Yemeli Ortega Luyando (AFP) / El Faro

Ciudad de México, MÉXICO. A medida que se acerca el 7 de julio, cuando se celebrarán elecciones locales en 14 estados de México, la violencia parece recrudecerse contra los candidatos, en un país donde los cárteles del narcotráfico pugnan por extender sus tentáculos en las instituciones de Estado.

Sólo durante la jornada del sábado se registraron dos ataques presuntamente relacionados con la coyuntura electoral, en el que fallecieron tres personas y una candidata a diputada resultó herida.

En Sinaloa, al noroeste de México, fue hallado muerto el hijo de 19 años de Antonio Loaiza, un coordinador municipal de campaña; mientras que en Oaxaca, hacia el suroeste, la aspirante a diputada para el Congreso local Rosalía Palma resultó herida tras sufrir un ataque armado, en el que murieron su esposo y su asistente.

Estos hechos se suman a una larga lista de episodios violentos ocurridos desde que comenzó la campaña electoral de cara a las elecciones locales, en las que 14 de los 32 estados mexicanos elegirán un total de 1,348 ediles, 441 diputados locales y un gobernador.

La violencia de siempre

También este mes, pero el día 12, fue hallado muerto con impactos de bala Jaime Orozco, candidato por el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la alcaldía de Guadalupe y Calvo, un municipio de Chihuahua, al norte del país. 

Ese lugar se encuentra en el llamado Triángulo Dorado, una zona fronteriza con Durango y Sinaloa donde proliferan los cultivos de adormidera y marihuana, que es considerado feudo del cártel de Sinaloa, del capo Joaquín 'El Chapo' Guzmán.

'Siempre ha habido violencia', comentó a la AFP Leonardo Curzio, periodista, catedrático e investigador de la pública Universidad Nacional Autónoma de México y experto en temas de seguridad. El hecho de que esa tendencia se repita a cada elección le parece inquietante al investigador. 'Quiere decir que la presión del crimen organizado contra los gobiernos locales es cada vez mayor', opinó. 

En el sureste de México, asolado por el cártel Los Zetas -formado por militares de élite que desertaron-, hubo conmoción el 27 de junio, cuando fue hallado en Oaxaca el cuerpo baleado de Nicolás Estrada, dirigente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Al otro extremo de la costa mexicana del Pacífico, en Sinaloa, el domingo pasado fue asesinado a balazos Eleazar Armenta, un coordinador de campaña y candidato a suplente de regidor municipal.

Tras la muerte de Armenta, se cerraron las puertas de las oficinas de su coalición política 'Unidos Ganas Tú', formada por el PRD, el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista, Partido del Trabajo (PT).

Incluso los candidatos a la alcaldía y una diputación del municipio de Sinaloa por esa coalición decidieron suspender sus campañas y proponen postergar las elecciones en la zona.

En ese mismo municipio también disminuyeron las actividades proselitistas de los candidatos de la alianza 'Transformemos Sinaloa', conformada por el PRI, Partido Verde Ecologista de México y Nueva Alianza.

'Aunque la violencia no es novedad, no había esa solidaridad de suspender campañas', apuntó Curzio, quien recordó el asesinato en 2010 del candidato a gobernador de Tamaulipas (noreste) Rodolfo Torre Cantú (PRI), a una semana de los comicios en los que era favorito.

Ese ataque es considerado el de mayor connotación política en México desde el asesinato en 1994 del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio (PRI) en Tijuana, fronteriza con Estados Unidos.

Pero el elemento dominante de las actuales elecciones locales en México es sin duda el de una guerra sucia, en la que los partidos no dudan en desprestigiarse entre sí y recurrir al clientelismo para obtener los preciados votos.

En Aguascalientes (centro), gobernantes y oposición se acusan mutuamente de estar financiados por el cártel narcotraficante La Familia Michoacana; mientras en Veracruz (este) se alega que los recursos de programas sociales están siendo manipulados con fines electorales.

Por su parte, en el estado de Baja California (noroeste), donde se disputará la única gubernatura de las elecciones, han surgido escándalos de corrupción e incluso de pederastia.

yo/jb

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