Integrantes del Barrio 18 borran los grafitos alusivos a su pandilla en una campaña de limpieza realizada en enero de 2013. Según los promotores de la tregua, en esta colonia no hay homicidios desde hace 16 meses. Foto José Cabezas (AFP).
La colonia Valle del Sol, en Apopa, otrora una de las más violentas y a la vez estigmatizadas de El Salvador, no registra homicidios hace 16 meses, según relataron los residentes con los que habló un periodista de la agencia AFP. Ese es el tiempo transcurrido desde que inició las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) acordaron una tregua tutelada por el Gobierno.
“Aquí en Valle del Sol estamos a cero homicidios. Todo ha sido producto del cumplimiento de la tregua y del esfuerzo de todos”, resume Víctor Barahona, presidente de la Asociación de Desarrollo comunal de esa comunidad de Apopa, una ciudad de 131,000 habitantes, ubicada 12 kilómetros al norte de San Salvador.
Dominada por la pandilla Barrio 18, Valle del Sol, con sus calles deterioradas por el abandono, alberga a unos 17,500 habitantes, en su mayoría obreros y vendedores informales que viven en pequeñas y despintadas casas de cemento.
El “éxito” de la tregua en la comunidad, según Barahona, radica en que, a pesar de los “recursos limitados”, tienen un alto grado de organización para convocar a diario a los jóvenes a realizar actividades educativas y recreativas que incluyen danza, cursos de inglés y eventos deportivos. Una vez por mes realizan la multitudinaria caravana de la alegría.
Más allá de la recreación, en esta colonia que tiene 4,500 jóvenes en riesgo el desafío, según Barahona, es obtener “recursos y cooperación técnica” a fin de impulsar talleres vocacionales para terminar con el ocio.
La noche del sábado, más de 1,000 habitantes entre niños, jóvenes y pandilleros de Barrio 18 se reunieron al final de la calle principal de la colonia para celebrar el “éxito” del proceso de paz ante el secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos (OEA), Adam Blackwell, quien llegó a verificar en el terreno la tregua.
“Valle del Sol era una colonia en la que habían de 15 a 20 muertos, secuestrados y desaparecidos en un corto período. Hoy la gente de Valle del Sol testifica que no hay homicidios, no hay secuestros ni desaparecidos”, destaca el pastor del Ministerio Betania, David Ramos.
El desafío que tienen el Gobierno, la empresa privada y las iglesias, en palabras del pastor Ramos, es “abrir posibilidades” de educación y desarrollo laboral para convencer a los niños y jóvenes de que “su futuro no está en ver a la mara”.
La tregua que, bajo la mediación del vicario castrense Fabio Colindres y del exguerrillero Raúl Mijango se inició el 9 de marzo de 2012 redujo los homicidios de 14 a 6 por día, con lo cual el país dejó de figurar como el segundo más violento de los países sin guerra en el mundo.
Con el proceso de distensión, en Valle del Sol los pandilleros eliminaron de la calle principal sus símbolos, pero en paredes de algunas viviendas por falta de recursos para adquirir pintura todavía se observa su descolorida marca de “La raza 18”, lo que en su lenguaje es conocido como placazos.
El sábado, el secretario Blackwell tildó de “triste” un repunte de homicidios que a principios del mes de julio se produjo en El Salvador, pero aseguró que el proceso de distensión no estaba en riesgo.
“Con un poco de fe, con un poco de paciencia vamos a seguir adelante con la tregua; vamos a necesitar de la cooperación del pueblo y de todo el mundo”, destacó Blackwell.
A pesar de las jornadas de violencia que a inicios de mes dejaron unos 85 muertos, el mediador Mijango declaró a la agencia AFP que desde que se inició la tregua “se han salvado” un poco más de 4,000 vidas.
En El Salvador, según estimaciones oficiales, en las calles figuran unos 50,000 pandilleros aglutinados en cerca de 1,000 clicas, mientras que en las cárceles permanecen unos 10,000 acusados de cometer diferentes delitos.
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