El candidato presidencial por el movimiento de Unidad, Elías Antonio Saca, presentó su plan de gobierno la mañana de este jueves y se comprometió a reindustrializar el país para crear más y mejores empleos, a casi duplicar la fuerza policial, a incrementar la inversión en educación y a mantener los subsidios del gas, transporte público y energía eléctrica, sin aumentar los impuestos. En un momento en que el Estado tiene problemas de liquidez, con un país con años a la zaga en atracción de inversión extranjera y con un endeudamiento externo creciente, Saca se limitó a decir que la generación de confianza será la clave para que los empresarios nacionales y extranjeros inviertan y así la economía crezca suficiente como para aumentar la recaudación de tributos.
Saca, durante cuyo gobierno (2004-2009) El Salvador se convirtió en el país más violento de América y por primera vez desde la guerra civil vio un aumento en los niveles de pobreza, dijo que para generar esa confianza convocará a buscar un acuerdo nacional, y pronosticó que la economía crecerá a un promedio de 2 % anual, una cifra muy por debajo de las que según los organismos financieros internacionales El Salvador necesita para mejorar significativamente sus índices de desarrollo humano.
“Mi primera acción como presidente electo será convocar a las fuerzas vivas y productivas para construir un gran acuerdo nacional para el desarrollo sostenido. El enfoque de nuestro plan se basa en proponer, dialogar, comprometer y transformar”, dijo Saca, ante más de un centenar de personas que lo escuchaba en las instalaciones del Centro de Ferias y Convenciones.
En su cuenta en Twitter, Saca escribió que para cumplir sus ofertas necesitaría unos 3,200 millones de dólares adicionales en ingresos a lo largo del próximo quinquenio. Esos ingresos saldrían del mayor volumen de impuestos producto del mayor volumen de la actividad económica. “Estimando un crecimiento modesto de 2 puntos porcentuales”, escribió.
El expresidente no presentó cómo llegar a los objetivos que enumeró en su propuesta, que está llena de verbos como 'promover', 'estimular', 'fomentar', 'fortalecer', 'potenciar', 'mejorar' y 'garantizar', y de una serie de horizontes en áreas como seguridad pública, agro y turismo, pero no de acciones específicas para llegar a esos horizontes a las que se les pueda evaluar y dar seguimiento.
En el área de seguridad pública, por ejemplo, habla de 'un nuevo modelo integral' cuyos objetivos son proteger a los ciudadanos, fortalecer la institucionalidad de la Policía Nacional Civil y 'construir un Estado-Ciudadanía'. Para eso propone dos cosas: una, 'Mejorar y elevar la eficacia con las capacidades actuales', y en este punto habla de 'mejorar la coordinación interinstitucional', y neutralizar 'los intentos del crimen organizado y las pandillas de corromper y penetrar las instituciones'. La segunda es 'asegurar la protección de los ciudadanos', creando una fuerza de 40,000 agentes policiales (unos 17,000 más que los actuales), 'aumentar el apoyo de la Fuerza Armada', 'aplicar rigurosamente la ley de armas de fuego' y coordinar las acciones de la Fiscalía con la PNC.
Saca gobernó El Salvador en el período 2004-2009, y sus últimos dos años fueron un lío para que su gobierno pudiera cumplir los compromisos con los acreedores y con los proveedores. Tuvo dificultades incluso para financiar el cuadro básico de medicamentos de los hospitales públicos y para pagar el subsidio al servicio de electricidad. Asimismo, su quinquenio navegó con niveles de empleo formal escasamente por encima del 50 %.
El candidato cuyo plan de gobierno 2004-2009 se llamó 'País seguro' y que bautizó su visión de combate a la delincuencia como 'Plan Super Mano Dura' y que acuñó frases como 'A los malacates se les acabó la fiesta', en referencia a que los delincuentes tenían supuestamente los días contados, ofrece 'recuperar la paz y la estabilidad social'.
Con excepción de 2007 -cuando compañías transnacionales compraron los principales bancos del país-, la administración Saca se caracterizó por los más bajos niveles de inversión extranjera en Centroamérica, quizás solo por encima de Nicaragua y Honduras en algún momento. Ahora tampoco promete más allá de un crecimiento promedio de la economía del 2 % anual. Eso está muy por debajo de las expectativas que esbozaba en la primera mitad de su gobierno. “La generación de empleo se va ir dando en la medida que vayan llegando empresas al país. Creo que al final del quinquenio debemos comenzar a pensar en crecimiento (económico) del 4.5 a 5 %”, dijo Saca en una entrevista el 6 de marzo de 2006.
Tres años más tarde, en 2009, el presidente Mauricio Funes denunció que su antecesor le entregó un país en quiebra. “Cuando recibimos el país el déficit fiscal llegaba a casi un 6 % del PIB”.
Ahora que busca por segunda vez la presidencia, Saca volvió a incluir la palabra empleo como una parte importante de su discurso. A diferencia de 2006, cuando decía que los empleos aumentarían en la medida que llegaran empresas al país gracias al Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, este jueves Saca incluyó esa palabra en un concepto que llamó “la ecuación del desarrollo”. La lógica del candidato presidencial es así: el gobierno debe generar confianza y eso provocará inversión. La inversión será como un efecto dominó que traerá más empleo, más ingresos y más bienestar', dijo el candidato.
Saca se comprometió a crear un Ministerio de Planificación, el cual se encargará de coordinar con partidos políticos, alcaldías, iglesias y sector privado. “Vamos a impulsar todo un esfuerzo renovador dentro de un marco institucional que nos permita planificar el país a 25 años, a fin de proyectar la ecuación del desarrollo en el tiempo”.
Desapareció la Súper Mano Dura
No habló del Súper Mano Dura, aquel plan que iba a acabar con la fiesta de los malacates. Tampoco habló de la tregua entre las pandillas. Saca se comprometió a impulsar un “nuevo modelo integral de seguridad pública”, y a “ser fuerte en el combate a la delincuencia, pero también duros y efectivos con la erradicación de sus causas”.
Esto ya lo planteó al inicio de su gestión, en 2004, cuando creó unas 'mesas técnicas', con representantes de unas 50 instituciones, para la elaboración de una estrategia de combate a la delincuencia. Por un lado estaba la Súper Mano Dura y por otro la Mano Amiga. Una era para el combate frontal de la delincuencia y la otra para la rehabilitación. Las estadísticas indican que esa estrategia fue un fracaso: para junio de 2004, cuando terminó el gobierno de Francisco Flores, El Salvador registraba un promedio de 7.4 homicidios al día. Al terminar el quinquenio Saca, el promedio ya superaba los 10 homicidios diarios.
Saca cerró su gestión en 2009, año que registró 4,365 homicidios, el más sangriento de la última década, con un promedio diario de 12 homicidios. La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes se elevó de 55 a 71, es decir siete veces el nivel que la Organización Mundial para la Salud (OMS) considera epidemia.
A cargo de la seguridad pública estuvo, entre otros funcionarios, el exdiputado arenero René Figueroa, quien reapareció en público en una actividad proselitista este jueves. Con una discreta presencia, Figueroa escuchó atento la presentación de Saca. En algún momento, la administración consideró la posibilidad de que Figueroa fuera el candidato presidencial de Arena para 2009, pero al final, en su lugar y después de presiones de los sectores de derecha, Saca escogió al exdirector de la Policía Nacional Civil Rodrigo Ávila, quien perdió ante Mauricio Funes.
Mantendrá los subsidios
Saca dijo que dará continuidad y reforzará programas sociales como la Red Solidaria, el programa PATI, el bachillerato gratuito, el vaso de leche, la entrega de uniforme, zapatos y útiles escolares. Con excepción de la red solidaria, un programa creado durante su primera gestión como presidente, el resto son iniciativas impulsadas por el gobierno de Mauricio Funes.
“Nuestro gobierno de unidad mantendrá los subsidios del gas, transporte público y energía eléctrica. No podemos dejar desprotegidos a los más necesitados”, dijo el candidato.
El dinero para mantener esos beneficios saldrá principalmente de los impuestos recaudados por el crecimiento económico. La otra parte importante de financiamiento será 'la continuidad y redireccionamiento de préstamos de fuentes multilaterales y bilaterales'. Saca no se refirió a las recientes presiones de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para reformar subsidios “ineficaces y costosos” que estarían afectando el crecimiento económico.
Casi para cerrar su discurso, Saca se comprometió a combatir la corrupción, en gestionar un gobierno eficiente, basado en la programación de resultados y rendir cuentas a los ciudadanos. “Trabajaremos abiertamente para demostrar que seremos un gobierno moderno en el que se practicarán estrictas políticas de transparencia, probidad y rendición de cuentas”.
El gobierno del expresidente Saca fue cuestionado por reorientar 219 millones de dólares hacia la Presidencia de la República sin aval legislativo. El exmandatario se defendió diciendo que tenía un finiquito de la Corte de Cuentas. Pese a su promesa de probidad y transparencia, Saca tampoco ha querido revelar cuánto gastó en publicidad durante su gobierno.
Cuando el presidente Mauricio Funes tomó el cargo en junio de 2009, declaró que habían encontrado 'cosas que espantan', en referencia a irregularidades en el manejo de los recursos del Estado, aunque muy poco es lo que el gobernante terminó detallando. Sí trascendieron al público las irregularidades en la construcción del bulevar Diego de Holguín, en el que el dinero se esfumó y la obra nunca se terminó. La administración actual la retomó y la inauguró en 2012, rebautizándola bulevar Monseñor Romero.
Saca tampoco pudo ejecutar la reconstrucción de los hospitales públicos dañados por los terremotos de 2001. Se terminó el dinero disponible para ello producto de un préstamo internacional, pero no terminó ninguno de los siete centros de salud.
Dentro de su propuesta de gobierno, Saca ofrece combatir la corrupción y mejorar los servicios de salud. El exgobernante no generó tiempo aparte para responder preguntas de los periodistas.