El ministro de la Defensa de El Salvador, David Munguía, oficializó este jueves la compra de una flotilla de 10 aviones A-37B a Chile, que servirán para 'fortalecer' la Fuerza Aérea local, informaron fuentes oficiales.
'Este día se firmó el Acuerdo Complementario de Cooperación Bilateral Militar entre los gobiernos de la República de Chile y El Salvador', destacó en un comunicado el Ministerio de Defensa.
Las 10 aeronaves de combate, fabricadas en la década de 1960, tienen un valor de 8 millones de dólares más 570,000 dólares por el transporte.
Por Chile, firmó el acuerdo el comandante del Comando Logístico de la Fuerza Aérea, general de aviación Manuel Quiñónez Sigala.
Los aviones servirán a El Salvador, según el parte castrense, para 'fortalecer el reconocimiento, búsqueda y rescate; el combate contra el crimen organizado, narcotráfico y delitos conexos, entre otros'. Esto contrasta con la razón básica que el sábado, en su programa radial, dio el presidente Mauricio Funes: 'Lograr un balance de fuerzas en la región'. Se refería a las fuerzas aéreas de Honduras y de Guatemala.
Guatemala en este momento está en un proceso de compra de aviones Super Tucano A-29 brasileños, mientras Honduras, que desde los años 80 posee aviones supersónicos F-5 y logró así la superioridad aérea centroamericana, anunció este lunes que comprará tres radares.
Las aeronaves A-37, conocidas como 'Dragonfly', según el general Munguía, también servirán para 'garantizar la soberanía nacional' que además del territorio incluye 200 millas marinas en el océano Pacífico.
'En el momento que haya una decisión política de emplear la Fuerza Armada para neutralizar cualquier tipo de amenazas, ya sea que esta venga del crimen organizado o que venga del exterior, va a encontrar una Fuerza Armada ahora mejor equipada y capaz de dar una mejor respuesta a las diferentes amenazas que acechan al país', destacó Munguía.
El presidente salvadoreño Mauricio Funes, había adelantado el lunes la compra de los aviones, pero no había mencionado que el propósito fuera dar a la Fuerza Armada herramientas en la lucha contra el crimen organizado.
El gobierno tenía la intención de comprar aviones de combate al menos desde 2010, cuando se hizo pública la posibilidad de comprar una flota de 10 aviones brasileños Super Tucano A-29. En su programa del sábado había recordado que la pretendida compra de aviones brasileños se había frustrado 'debido a las críticas'. Las 10 aeronaves de la empresa Embraer, nuevos, habrían costado unos 150 millones de dólares. En cambio, los de la Fuerza Aérea chilena sacados de su vida activa entre 2007 y 2010, costarán 800 mil dólares por unidad.
La Fuerza Aérea Salvadoreña actualmente tiene en funcionamiento solo un par de aviones A-37, que formaron parte de una flotilla que Estados Unidos donó al país en la época de la guerra civil (1980-1992).
Hay grandes diferencias entre los Super Tucano descartados y los A-37B. Mientras estos últimos son bimotores, los Super Tucano tienen un solo motor. En velocidad máxima, según la página especializada MilitaryFactory, los Dragonfly estadounidenses pueden superar los 800 kilómetros por hora, mientras que los Embraer no alcanzan los 400 kilómetros por hora. En todo caso, los Dragonfly están muy lejos de equipararse a los bimotores F-5 de Honduras, que pueden alcanzar los 1,800 kilómetros por hora.
Hace 10 días, Munguía Payés dijo en el programa radial Pencho y Aída que Honduras tiene una capacidad aérea tal que le permitiría, si quisiera, en cuestión de 40 minutos hacer incursiones a territorio salvadoreño y destruir infraestructura de importancia estratégica en El Salvador, como represas hidroeléctricas.
En otra publicación especializada, la revista Infodefensa.com, lo que se hace ver es que la tendencia internacional es que las aeronaves A-37 están en general siendo retiradas de su vida activa, y posiblemente dos factores son importantes en esto: las dificultades crecientes para adquirir repuestos y el costo de operación.
Según Infodefensa.com, un Super Tucano tiene un costo operativo de alrededor de 600 dólares la hora, mientras que un A-37 puede suponer hasta unos 2,000 dólares por hora.
Sobre el financiamiento de la adquisición, Funes había dicho en 2010 y lo repitió el sábado en su programa de radio, que se pretendía un préstamo internacional para hacer la compra, y eso requeriría del aval de la Asamblea Legislativa con el respaldo de al menos 56 de los 84 diputados. Consultados por El Faro el martes, los legisladores dijeron que no tenían una solicitud del Ejecutivo de estudiar préstamo alguno. Este jueves, lo novedoso fue que la compra se hará con fondos del Ministerio de la Defensa.
Consultados sobre la compra, la mayoría de legisladores coincidió en que en un país con más de un tercio de su población bajo la línea de pobreza y con las arcas públicas en precariedad, hay necesidades más importantes que atender. 'Creo que las tareas que debe cumplir este país no están en esa dirección', dijo el diputado Benito Lara, del FMLN.
Antonio Almendáriz, un coronel retirado y diputado por el PCN, dijo que, entre resolver problemas urgentes en el área de salud -como la falta de presupuesto para hacer trasplantes de riñón a 25 niños que esperan en el Hospital Bloom- y resolver la necesidad de combatir el narcotráfico, la compra de las aeronaves está justificada para este último propósito.
Otro coronel retirado y diputado, Sigifredo Ochoa Pérez, disidente del partido Arena, propuso decidir sobre la base de si las finanzas del Estado tienen salud suficiente como para dedicar 8.6 millones de dólares a la compra de las aeronaves. 'Hay que ver si el país está en condiciones de hacer esa compra... si ese dinero está dentro del presupuesto'.
Lara, del FMLN, hizo ver además que el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica, firmado por las naciones centroamericanas cuando estaban saliendo de sus conflictos armados internos, en diciembre de 1995, prioriza la búsqueda de la paz regional en las áreas del combate a la pobreza y en la búsqueda del desarrollo humano. El mismo lunes, cuando Funes anunció que una misión militar chilena se encaminaba a El Salvador para oficializar la compra, el ejército hondureño anunció la compra de tres radares 'para combatir el narcotráfico'. A Lara le parece que el istmo está al borde de una escalada armamentista, y la objetó. 'No estamos en condiciones de entrar en competencia con los demás ejércitos de Centroamérica para ver quién tiene mejor equipo. Entrar en una competencia es lo más absurdo que podemos hacer'.
Funes también dijo que, aparte de la búsqueda del balance regional de fuerzas, la oferta de Chile era conveniente porque vendía los aparatos 'a un precio razonable'. El gobierno de Funes, desde cuando asumió el 1 de junio de 2009, sostuvo que recibió un Estado quebrado. Asimismo, ha dicho que le resulta imposible ampliar el alcance de sus programas sociales porque no hay suficientes recursos. Justo este mes terminó, aparentemente, el conflicto con el gremio de médicos del sector público, porque el gobierno regateaba conceder para 2014 el aumento salarial pactado mediante el escalafón en el área de salud. En el área de salud enfrenta un déficit de insumos en los hospitales nacionales, y El Faro reveló en octubre de 2012 que en el Hospital de Niños Benjamín Bloom había una lista de espera indefinida de 25 niños que requerían trasplante de riñón, pero que el hospital carecía de los 625,000 dólares necesarios para tratarlos.
Según el Ministerio de la Defensa Nacional, los aparatos llegarían a El Salvador en el primer trimestre de 2014. En su sitio en internet, el Ministerio informó sobre la firma de un convenio con la Fuerza Aérea de Chile, pero no mencionó ni aviones de combate ni el costo para El Salvador. 'Gobiernos de la República de El Salvador y Chile firman acuerdo de cooperación bilateral militar', es el titular de la nota, fechada este miércoles 30 de octubre. Luego agrega que se trata de un convenio 'relativo a la adquisición de medios para fortalecer el reconocimiento, búsqueda y rescate, combate contra crimen organizado, narcotráfico y delitos conexos entre otros'.
* Con reportes de Patricia Carías.