Tegucigalpa, HONDURAS. “El bipartidismo hondureño es hoy el más antiguo en América Latina. Nunca se había dado una posibilidad tan real como la que se presenta” para romperlo, comentó a la agencia AFP el sociólogo Matías Funes, quien opinó que aunque la candidata izquierdista Xiomara Castro no gane, su agrupación cambiará la correlación de fuerzas dominada, hasta ahora por la derecha.
Xiomara Castro, candidata presidencial de Libertad y Refundación (Libre), estaba en un empate técnico (27% a 28%) con el candidato del gobernante Partido Nacional (PN, derecha), Juan Orlando Hernández, en la encuesta de Cid-Gallup de hace un mes, en la última fecha para publicación de encuestas según la ley electoral.
El PN y el Partido Liberal (PL, derecha), que postula al abogado Mauricio Villeda y se ubicaba en el tercer lugar con 17%, se han disputado el poder en Honduras, junto a los militares golpistas, desde 1902.
Mientras en Nicaragua, El Salvador y Guatemala las guerrillas de izquierda intentaron llegar al poder a través de las armas en la segunda mitad del siglo XX, en Honduras los movimientos de izquierda eran muy pequeños y estaban atomizados, controlados y reprimidos por los militares, apoyados por Estados Unidos.
“Los hondureños están listos para tener la primera mujer como presidenta (...) Vamos a sentar las bases de una verdadera democracia. Hay que revisar la historia, lo que han hecho (los grupos de derecha) y se verá lo que han hecho contra el pueblo”, declaró a la AFP Xiomara Castro, quien dice impulsar un “socialismo democrático”.
Zelaya, derrocado el 28 de junio del 2009 cuando su gobierno del PL giró a la izquierda y se acercó a la Venezuela de Hugo Chávez, fundó Libre con los grupos sociales –sindicalistas, campesinos, maestros– y liberales que protestaron en las calles contra el golpe.
El golpe cambió la historia política del país al fracturar a la población en dos grandes grupos que se conocen como golpistas y resistencia, cuyas heridas se han reabierto con las elecciones.
Cansancio y promesas
A estas elecciones generales, en las que también se designarán alcaldes y diputados, concurren nueve partidos, cuatro de ellos surgidos tras el golpe, lo que, según los analistas, muestra el cansancio de la población a la forma tradicional de hacer política.
“Hay un cansancio enorme de la clase política, en Honduras un político entra sin un centavo al Congreso y sale como potentado, eso desencanta a la población”, afirmó a la AFP el activista de derechos humanos de la ONG Casa Alianza, Jaime Flores.
Adán Palacios, experto de la ONG Monitoreo Electoral, recordó no obstante que, aunque ahora se suma Libre, los dos partidos tradicionales “siguen siendo maquinarias para llevar gente a las urnas”.
“Lo más importante no es que rompa el bipartidismo, sino superar la política tradicional, de zancadillas, de arribismos”, que no es exclusiva de los partidos viejos, advirtió Matías Funes, al recordar también que muchos miembros de Libre proceden del PL.
En un país con la tasa de homicidios más alta del mundo, 85.5 por cada 100,000 habitantes, y niveles de pobreza de más del 70% de sus 8.4 millones de habitantes, las ofertas de campaña han girado en torno al combate de la criminalidad y la generación de empleo.
Hernández apuesta al despliegue de soldados en las calles, que incluye a la recién creada Policía Militar, para enfrentar a las bandas des narcotráfico y las pandillas.
Xiomara Castro propone que las Fuerzas Armadas se dediquen a resguardar las fronteras en operaciones antidrogas y propone una “policía comunitaria” para proteger barrios donde los delincuentes han ganado la partida.
En lo económico, el candidato oficialista promete la creación de miles de empleos en las maquiladoras y la ampliación de los cultivos de caña de azúcar y palma africana, y mejorar las viviendas de los pobres.
Xiomara Castro, que en lo político habla de buscar la “reconciliación” de Honduras para sanar las heridas del golpe, trata de ganar confianza en los empresarios –históricamente aliados a los dos partidos de derecha y quienes participaron en la asonada–, prometiéndoles garantías para las inversiones.
Su oferta más polémica es la convocatoria a una asamblea constituyente –que promovía Zelaya cuando fue derrocado– para crear una nueva Constitución que cambie la vieja forma de hacer política y gobierno en el país.
“Sea quien sea quien gane es de prever que tengamos un Congreso muy heterogéneo, donde ningún partido tendrá una mayoría absoluta, lo cual es obligará a hacer pactos”, afirmó Matías Funes.
Además del presidente y tres vicepresidentes, los hondureños deberán escoger a 128 miembros del Congreso y 20 diputados al Parlamento Centroamericano, y 298 alcaldes.
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