Opinión /

Las decisiones urgentes del próximo gobierno


Viernes, 15 de noviembre de 2013
Mauricio Silva

El próximo gobierno, sea cual sea, enfrentará desafíos importantes sobre los cuales ojala, para el bien del país, decida y actué a la brevedad. La urgencia de esas acciones se da pues muchas de ellas son requerimiento para poder empezar a ejecutar programas, pero también porque esas decisiones se implementarán más fácil si se aprovecha el corto periodo de tiempo que se da entre las elecciones y la toma de posesión y quizás los tres primeros meses de gobierno. Es en ese corto periodo, de unos seis meses máximo, que las autoridades electas y el nuevo gobierno tiene mayor campo de acción, pueden absorber mayores costos políticos y lograr consensos más amplios. Pero para poder actuar con la rapidez debida, los partidos y candidatos deben empezar desde ahora a enfrentar esas difíciles decisiones, sobre las cuales también es bueno debatir a nivel ciudadano. Si no las discuten ahora los políticos, sino tienen claras sus posiciones con respecto a las mismas, pierden un tiempo valioso, pero también la vorágine del gobernar hará que lo urgente se anteponga a lo importante, o que fuerzas externas al país o al nuevo gobierno sobrepongan sus valores en esas decisiones, como ha sucedido ya muchas veces en el país.

Existe un factor adicional que vale la pena resaltar en estas consideraciones, ello es el costo político que el gobierno saliente, o sea el gobierno actual, y en especial el Presidente Funes, pudieran y deberían absorber. Ellos van para afuera, los costos políticos que muchas de estas acciones conllevan pueden ser absorbidos por ellos. Ellos ya no deberían temer tanto al impacto de esas acciones sobre su popularidad; para ellos debería ser más fácil ahora darle mayor importancia todavía a los intereses nacionales. Pero para lograr eso los futuros gobernantes deben lograr ese pacto con el Presidente Funes y su gobierno inmediatamente después de las elecciones, sino antes.

Algunos ejemplos de esas decisiones.

La crisis fiscal; el país tiene una situación fiscal delicada, no hay acuerdo con el Fondo Monetario, la magnitud de la deuda, el déficit fiscal y las proyecciones económicas, obligarán al nuevo gobierno– probablemente antes de asumir el poder- a buscar un pacto fiscal, a decidir cómo van a reducir – en el transcurso de su gobierno – la deuda, como van a reducir el déficit fiscal en por lo menos dos puntos inicialmente y, ojala, unos cuatro puntos en sus cinco años de gobierno. Si no lo hacen no lograran financiamiento para inversiones, hasta que no lo hagan podrán - en el mejor de los casos - solo sobrevivir. Reducir esa deuda implica decisiones muy duras, las opciones no son muchas, pero todas - para lograr esas metas, deben implicar aumentar ingresos y reducir gastos. Se puede subir el IVA, se pueden imponer otros impuestos, reducir o focalizar subsidios, reducir programas sociales, etc., todas ellas con implicaciones muy diferentes y que afectarán a grupos sociales diferentes. Lo que si no podrá el nuevo gobierno es repetir lo que ahora dicen los candidatos: vamos a reducir las evasiones, a reducir la partida secreta, aumentar la base de contribuyentes, etc.; ellos son cantos de sirenas, la mayoría de esas medidas ya se vienen haciendo y sus resultados son de largo plazo y no acordes a la magnitud del problema.

Definir cuál será el motor de desarrollo económico; el modelo basado en el consumo, las remesas, y algunas exportaciones privilegiadas, ya no da más. El gobierno actual le apostó al desarrollo de la zona costera basado en el turismo, la pesca, agricultura y servicios, aunque no logró hacerlo despejar, pero deja todo casi listo para ello, incluyendo Fomilenio II. Con los limitados recursos nacionales, no se puede diversificar mucho. Para lograr algo en los cinco años de gobierno, y evitar lo que le sucedió a este gobierno con la zona costera, se debe definir y apoyar el eje, o los ejes de desarrollo, desde el inicio. Sería lógico continuar con el desarrollo de la zona costera como uno de esos ejes, para ello el nuevo gobierno debe dar señales claras de su apoyo a dicho proyecto desde el inicio y definir la dirección en que desea dirigir el mismo, si ese programa no se enrumba adecuadamente pasará con él lo mismo que en otras ocasiones, que solo se construye la infraestructura o que se hace un desarrollo desbalanceado dejando atrás lo social (Puerto de la Unión, Troncal del Norte, zonas francas). Si además de ese polo de desarrollo, el nuevo gobierno le apostará a otro eje, debe definirlo ya para hacerlo viable dentro de su gobierno.

Que programas sociales apoyar y como. La lista de programas sociales es larga, a los programas actuales todos los candidatos han aumentado varios en sus ofertas electorales. Los fondos disponibles no alcanzan para ello; los programas actuales deben focalizarse más, se debe ser selectivo en los programas a desarrollar. Además se debe definir como orientar y administrar los mismos, por ejemplo, ¿Cómo dar continuidad a Ciudad Mujer sin el decidido apoyo de la Primera Dama; hay algo en el modelo a ajustar? ¿La reforma de salud ha dado resultados positivos pero ha logrado cubrir solo a un tercio de los municipios del país y representa un costo muy alto del presupuesto, como se financiará la misma; se va a ampliarla? ¿Se van a focalizar los subsidios de los servicios básicos para dejar de subsidiar a clase media? Estas son medidas con alto costo político, sobretodo en ellas así como en lo fiscal, el gobierno actual debería compartir los mismos.

¿Qué enfoque se le dará a la estrategia para prevenir la violencia e incrementar la seguridad ciudadana? Parece haber un consenso en buscar una solución integral. Parte básica de ella es cortar la impunidad, ello implica limpiar los cuerpos de seguridad infiltrados lo cual hay que hacer desde el primer día, luego se vuelve más difícil. ¿Se continuará la tregua? ¿Cuál será la participación de los gobiernos y ciudadanos locales en la estrategia?

La lectura de los planes de gobierno de los principales partidos no aporta a este proceso de toma de decisiones, son muy generales, son una lista sin prioridades claras; ojala ello solo sea parte de la estrategia publicitaria y de propaganda electoral y que al interior de los partidos se esté dando la discusión sobre estos temas con sus candidatos. La importancia y urgencia de estas decisiones son factores que, los que piden un pacto de nación, consideran para insistir en el mismo, haciendo así más viables las opciones seleccionadas. Estas serían también algunas de las preguntas que valdría la pena plantear a los candidatos en los debates presidenciales que se anuncian.

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