Los diputados que investigan el destino de millonarios donativos de Taiwán durante el gobierno del expresidente Francisco Flores lograron este martes despojar al exgobernante de su característica sonrisa radiante, de su discurso cortés y de argumentos para defenderse de una acusación que ahora lo tiene acorralado entre su testimonio del 7 de enero pasado y su renuencia de este martes a ratificar aquella declaración.
A solo cinco días de la elección presidencial, el principal asesor de campaña del candidato presidencial de Arena, acudió a la Asamblea Legislativa, pero solo después de un episodio matutino que añadió morbo a su comparecencia ante los legisladores. Flores en la mañana había protagonizado un episodio que, según la información de Migración, pareció sugerir que intentaba evitar la audiencia, haciendo creer que se encontraba en Guatemala.
Convocado para las 9:30 a.m., finalmente apareció a las 5 de la tarde. La sesión se instaló a las 5:30 p.m., y en 15 minutos el rostro de Flores pasó de la amplia sonrisa al gesto severo. El presidente de la comisión, Francisco Merino, del PCN, le hizo un esbozo de la situación. Le relató que después de la primera declaración de Flores, el 7 de enero pasado, habían desfilado por la comisión una serie de exfuncionarios que dijeron no haber conocido de que Taiwán hubiera hecho reiteradas entregas de millonarios donativos gestionados por Flores para la atención de diversidad de problemas de El Salvador.
Flores había explicado a los legisladores que él recibió cheques a su nombre en concepto de ayuda de Taiwán para las víctimas de los terremotos de 2001, para combatir el narcotráfico y las pandillas y para otros proyectos que él explicaba al gobierno taiwanés. Ese dinero, que según Flores habrá sido no menos de 15 millones de dólares, fue hecho llegar a sus destinatarios, entregándolo a los funcionarios responsables de cada área de responsabilidad, según el proyecto que Taiwán accedía a financiar.
Después de esa sesión del 7 de enero, exjefes de la Policía Nacional Civil, una excanciller y otros exfuncionarios aseguraron a los diputados que nunca Flores les entregó algún dinero para los fines mencionados por el expresidente. Este punto fue uno en el que más insistió la comisión en esta segunda comparecencia de Flores y quizás donde el invitado menos pudo argumentar.
'Quiero decirles que esta comisión es ilegal e inconstitucional', fueron de las primeras palabras de Flores a los diputados, al intentar darle dirección a la audiencia. Pero después de Merino vino la intervención del diputado Guillermo Gallegos, de Gana, y así quedó servido el primer intercambio de golpes, que a la larga dejaron a un Flores arrinconado y sin poder explicar su historia.
-Usted posiblemente ha incurrido en falso testimonio -le dijo Gallegos, al aludir a las declaraciones de Flores del 7 de enero y a las posteriores de otros exfuncionarios que parecieron desmentirlo-. ¿Usted ratifica su declaración del 7 de enero de que el dinero de Taiwán se entregó a informantes para ayudar a combatir el narcotráfico, y a víctimas de los terremotos de 2001?
Flores terminó de oír la pregunta y matuvo intacta su sonrisa.
-Yo repito lo que ya dije: todos los fondos de Taiwán los entregué a sus destinatarios. Jamás extistió un beneficio personal mío a partir de los donativos.
Gallegos no quedó satisfecho, como aparentemente ningún miembro de la comisión quedaría satisfecho a lo largo de las 4 horas de audiencia que estaban por delante.
-¿Usted ratifica que los fondos de Taiwán los entregó para el pago de informantes de las autoridades de Seguridad Pública, para las víctimas de los terremotos de 2001...? -insistió el exdiputado arenero.
Flores se mantuvo impasible:
-Repito: los fondos de Taiwán llegaron a sus destinatarios.
Eran las 5:45 y hasta entonces Flores había logrado evitar el intercambio abiertamente personal y sus respuestas evitaban pronunciar el nombre de sus interlocutores y ni siquiera aludía a ellos con pronombres. Él respondía a una comisión impersonal. Gallegos, un exagente de la Fiscalía General, pareció perder la paciencia.
-Se complica su situación -le dijo, e insistió de nuevo en preguntarle si ratificaba la declaración del 7 de enero.
Finalmente, Flores entró al juego de sus anfitriones, y entró a la lucha personal, en el primero de varios episodios de algo más parecido a un pleito que a una audiencia legislativa.
-Diputado: no le voy a contestar lo que usted quiere oír -evadió Flores.
-Yo la verdad quiero oír -replicó Gallegos.
El escenario parecía augurar el potencial de una escalada que podría llevar hasta un desenlace a gritos o a golpes. Y, efectivamente, la tensión creció en los segundos posteriores, y entonces intervino el diputado Merino, presidente de la comisión. Anunció que para ayudar a la discusión exhibirían un vídeo en que se recogían tanto la declaración de Flores del 7 de enero como las posteriores que según los diputados constituyen un desmentido del testimonio original.
El vídeo duró 20 minutos y Flores lo vio, atento, en silencio, y con escasa sonrisa.
Flores es un filósofo que mientras fue presidente logró la animadversión de gran parte de su partido Arena, a tal punto que fue el primer exgobernante que, al terminar su quinquenio, no recibió el tradicional reconocimiento de ser nombrado presidente honorario de Arena. Solo volvió a la luz pública en 2009, cuando en su lucha interna, Arena terminó expulsando a Antonio Saca, en parte gracias al concurso de Flores en alianza con sus dos predecesores areneros. En marzo de 2013, Flores se convirtió en el principal asesor de la campaña del candidato Norman Quijano, gracias a la decisión del millonario Ricardo Poma. Y así es como este político se convirtió en figura fundamental de la campaña por la presidencia, en la que uno de los contendientes es el expulsado Antonio Saca.
En las cuatro horas que duró la audiencia, Flores aseguró y repitió que no podía precisar quién le había entregado los cheques, que no podía precisar ningún nombre de destinatario o de funcionario a quien hubiera entregado el dinero donado por Taiwán, que repetía que el dinero llegó a los destinatarios y que no iba a responder a los diputados como ellos quisieran que respondiera. En un par de momentos intentó recomponerse y tomar la iniciativa, pero la comisión logró atajarlo. Por ejemplo, cuando después de más de tres horas de sesión, anunció que se iba, y los legisladores simplemente siguieron haciéndole preguntas.
Pero ya para entonces hacía rato que las preguntas eran una repetición de preguntas previas, y las respuestas también una repetición de respuestas previas. Y el episodio del reto a Flores para que ratificara su testimonio del 7 de enero, que aparentemente se volvió insostenible con las declaraciones de los exfuncionarios de su gobierno, también se repitió, y Flores simplemente tuvo que responder: 'Yo repito lo que ya dije: el dinero llegó a los destinatarios'. Una, dos, tres, seis, 12 veces dio esta respuesta.
Flores dijo que lo único que recordaba -y lo ratificó- fue que él nunca había cambiado ningún cheque que Taiwán alguna vez emitiera a su nombre, y que tampoco lo había depositado a ninguna cuenta a su nombre ni a un tercero relacionado a él. Y a las preguntas inmediatas de entonces cómo había entregado la ayuda a los destinatarios si él no había cambiado los cheques, su única respuesta era evadir y recurrir a la misma fórmula: 'Yo repito lo que ya dije: el dinero llegó a los destinatarios'.
La audiencia se convirtió en un ejercicio de resistencia. Casi al inicio, Flores preguntó a Merino cuál iba a ser la dinámica de la reunión. Y volvió a preguntar esto después de tres horas de interrogatorio. Y por respuesta lo que obtenía era que la comisión tenía todo el tiempo del mundo, que no tenían prisa, y que dado que las respuestas no permitían aclarar mucho, podían seguir indefinidamente con la audiencia.
Antes de que Flores llegara al salón de audiencias, había dicho a los periodistas que la comisión era ilegal y que aquello se trataba de un juicio político, más propio de una persecución que de una investigación seria.
Poco después, ya ante los diputados y tras haberse rehusado por primera vez a responder si ratificaba su versión del 7 de enero, Gallegos logró borrarle la sonrisa del rostro y ambos se trenzaron en una lucha personal que duró unos segundos y puso una buena dosis de tensión en la mesa. Flores acababa de insistir en que la comisión era ilegal e inconstitucional, y Flores también acababa de decir a Gallegos que no iba a responderle lo que el diputado quisiera:
-Veo que lo dice con un tono arrogante -le saltó encima Gallegos.
-No, diputado, el arrogante es usted.
-Usted siempre ha tenido arrogancia y prepotencia.
-La arrogancia es suya, diputado…
Y fue entonces cuando intervino Merino para invitarlos a la exhibición del vídeo.
El vídeo resultó un documento en el que a cada afirmación de las que Flores hizo el 7 de enero, había un contrargumento o una refutación de algún exdirector de la Policía Nacional Civil, o un exfiscal general de la República, o de un expresidente. Antonio Echeverría, diputado del FMLN, preguntó minutos después a Flores lo mismo que ya lo había puesto en aprietos en boca de Gallegos. Pero ahora con un ingrediente adicional: lo que aportaba el vídeo.
-Tras haber visto los vídeos, ¿puede ratificar lo que dijo el 7 de enero?
-Yo tengo derecho a responder como quiera -respondió Flores.
-Conteste sí o no -lo apremió Echeverría.
-¿Usted cree que me puede obligar a responder como usted quiere?
-Señor Flores, debo recordarle que usted está bajo juramento. ¿Me puede contestar sí o no?
-Le voy a contestar lo que yo creo que es conveniente…
-¿Sí o no?
-Le voy a contestar con mi verdad.
-No es eso lo que le estoy preguntando. ¿Sí o no?
-Vea diputado, usted no me puede obligar a responder como usted quiera…
Ambos se atropellaron en el uso de la palabra. Merino, de nuevo, tuvo que llamar a la calma. Flores pidió permiso para leer un pronunciamiento que había preparado, y que ya había sido leído en la sesión matutina, pues era parte de la carta en que se excusaba de llegar a la audiencia. Y comenzó a leer, pero poco pudo decir porque Echeverría lo interrumpió.
-No he terminado -dijo Echeverría.
Ya para entonces había transcurrido más de una hora de la sesión, y Flores estaba recibiendo cuchilladas e intentaba lanzar las suyas. “Ustedes son ilegales”, dijo, lo que tuvo la respuesta, de nuevo, de Gallegos. Este dijo que Flores no estaba ahí para cuestionarlos a ellos, sino para responderles.
Llegó el turno de hablar a la exarenera y ahora del movimiento Unidos por El Salvador Claudia Ramírez. Esta hizo una kilométrica exposición, al cabo de la cual no quedó claro qué quería preguntar exactamente, y dio pie a Flores para que llevara el intercambio a donde le convenía: 'Esta comisión, aparte de ilegal, tiene como objetivo un juicio político y atacarme porque soy parte del equipo de campaña de Norman Quijano. Este ejercicio es profundamente antidemocrático”, señaló.
Ya antes, Flores se había salido con la suya al llevar a Echeverría a gastar varios minutos en si debía responderle como le pedían los diputados o si no, pero en este momento los siete diputados de la comisión hicieron la misma pregunta: ¿dónde están los 10 millones de dólares de los que habla el Reporte de Operaciones Sospechosas (ROS) emitido por el International Bank of Miami?
La Fiscalía General de la República tiene un expediente abierto contra el expresidente Flores por “corrupción política”. A la base de este expediente está el ROS de Miami que habla de una transferencia de varios cheques, por un total de de 10 millones de dólares, emitidos a nombre de Flores entre octubre de 2003 y abril de 2004.
Flores, en este punto, regresó a su estrategia de hace tres semanas. Insistió en que el ROS no existe y que, por lo tanto, no puede opinar al respecto. Pidió a los diputados que se lo mostraran, pero cuando Gallegos le leyó cada uno de los documentos oficiales, Flores respondió que dudaba del diputado de Gana como fuente. Gallegos insistió en que los documentos eran confiables y que constituían prueba de la supuesta malversación. “A mí me consta que usted se apropió indebidamente de esos fondos”, dijo Gallegos, sin explicarse cómo tiene constancia de eso.
Flores insistió en que no podía ni precisar ni detallar ni recordar los cheques de la ayuda al país. Entonces el diputado Merino leyó el informe que el 9 de enero envió a la Cancillería salvadoreña el Ministerio de Relaciones Exteriores taiwanés. Es una lista que detalla un monto de 15 millones de dólares en proyectos de cooperación que fueron entregados por Taiwán al gobierno de El Salvador. Flores dijo que ese informe taiwanés era demasiado puntual y que por eso no podía pronunciarse al respecto. “Yo hice infinidad de proyectos de desarrollo pero cuando usted me pregunta por estos dos, y por estos otros dos, yo no tengo idea', dijo.
Pasaron casi dos horas y el turno de preguntar era del efemelenista Benito Lara. Planteó que si los ministros y funcionarios del gobierno Flores han dicho que no conocieron otro mecanismo de cooperación internacional que llegara a El Salvador además del que está establecido en la ley, ¿quién garantiza que el dinero que Flores acepta habar recibido de Taiwán se usó adecuadamente? Luego cuestionó al presidente, al igual que algunos de sus antecesores, sobre quiénes habían recibido de sus manos los fondos de Taiwán. Y le precisó si él, durante su quinquenio presidencial, había entregado dinero para resolver secuestros.
El 7 de enero, Flores había declarado que el dinero de Taiwán había servido para pagar informantes que ayudaran en la resolución de los secuestros y que el dinero se lo daba a oficiales de la Policía Nacional Civil para que completaran la misión. Ahí fue cuando Flores patinó. Lara le recordó que los dos directores de la PNC, Ricardo Meneses y Mauricio Sandoval dijeron que desconocían de ese fondo especial al que tenía acceso directo el presidente. Según Sandoval y Meneses, los pagos a informantes se hacían con fondos del presupuesto de la nación.
A las 8:30 p.m., la discusión tenía ya una hora de estancada: las mismas preguntas, las mismas evasivas, las mismas respuestas de 'No puedo precisarlo' o 'No voy a responder como usted quiere que responda' o 'Repito lo que ya dije: el dinero llegó a los destinatarios'. También hacía horas que Flores no mostraba su dentadura blanca y cada intervención suya era interminente porque decía un par de palabras y tomaba un sorbo de agua o de té. Y también hacía horas que Flores era reprendido frecuentemente por responder lejos de los micrófonos dispuestos para que todo mundo pudiera escuchar sus palabras.
A las 8:48 p.m. Flores sorprendió a la comisión con un anuncio. 'Con el debido respeto, me voy a retirar', anunció. Y el interrogador de turno, Benito Lara, le dijo que eso no podía ser, que él tenía más preguntas que hacer. Y siguió haciéndolas, y Flores, salvo un amago de levantarse de su silla, se tuvo que recomponer de nuevo en su asiento.
Poco después de las 9 p.m., Lara le insistió en que quería saber cómo había sido el mecanismo de entrega de dinero para que Flores pueda asegurar que llegó a los destinatarios. Y Flores volvió a a sorprender a la comisión, pero esta vez con una entonación como la de quien pide clemencia: 'Diputado Lara: le escucho y no le escucho por el cansancio', dijo al efemelenista. Lara y los diputados de Gana y PCN respondieron que la comisión no podía suspender el trabajo, mucho menos bajo un argumento como el del cansancio. “Esta comisión no descansará, tenemos mucho tiempo para seguir trabajando”, dijo Merino.
Alrededor de las 9:20 p.m., Gallegos se trenzó en otra discusión con Flores, pero en ese momento Flores estaba insistiendo en hacer una pregunta a Merino: '¿Cómo es la dinámica de la comisión?', preguntó. Parecía exasperado porque Gallegos hacía una pregunta y encima de la primera hacía una segunda y luego una tercera. Flores había llegado al límite de su paciencia, y se recompuso en su silla, miró fijamente a Gallegos, le dedicó una sonrisa amplia y le preguntó: 'Diputado Gallegos: ¿Nos puede regalar unos segundos de su silencio?'
Ya casi se cumplían cuatro horas de aquella audiencia que había iniciado a las 5:30 p.m., y los anfitriones de Flores no parecían tener intención alguna de soltar a su presa acorralada. Entonces, un grupo de diputados de Arena llegó hasta las cercanías de la sala de audiencias. Uno de ellos, Enrique Valdés, logró entrar al salón y se acercó a Merino, a cuyo oído susurró unas palabras. Este asintió con un movimiento de cabeza y pronunció unas inaudibles y breves palabras.
A las 9:28, Merino intervino de nuevo: “Hay preocupación de sus compañeros”, dijo Merino, en alusión a la petición de los diputados de Arena. Dijo que era conveniente tomar un receso, y que la comisión podía proseguir con la interrogatorio este jueves 30 de enero, es decir, tres días antes de la elección presidencial. Flores alcanzó a balbucear una contrapropuesta: '¿Y por qué para despojar de toda carga electoral esta audiencia mejor la programamos para la otra semana, después de la elección?' Merino sonrió e insistió en que no, en que la sesión continuará este jueves a las 3 p.m.
A la salida de la comisión. Flores fue interrogado por la prensa. Dedicó 10 minutos a contestar generalidades y a asegurar, de nuevo, que todo aquello era producto de una persecución política y que no tenía ni idea del destino de los 10 millones que según la acusación del presidente Mauricio Funes el expresidente es quien puede aclarar. Este miércoles, la Fiscalía General anunció el congelamiento de las cuentas y bienes del expresidente Flores, pero no ha hecho ninguna acusación contra el exgobernante.