Llegó, como ha acostumbre en sus casi cinco años de gobierno, tarde. Casa presidencial convocó a la prensa para cubrir el sufragio del presidente Mauricio Funes a las 10 de la mañana. El presidente apareció una hora y 20 minutos tarde. Aunque eso ya no es novedad. Lo más curioso fue que su arribo a la Junta Receptora de Votos número 617 del Centro Internacional de Ferias y Convenciones pareció la de un candidato en contienda y no la del presidente de la República que va de salida. “¡Funes! ¡Funes! ¡Funes!”, gritaban simpatizantes del FMLN, el partido en el gobierno, ataviados con colores y banderas rojas. Un deja vu. Un regreso a 2009, cuando Funes entonces sí era candidato, y la aglomeración respondía a una casuística normal a un acto electoral: allá adonde va un candidato, allá van sus seguidores a echarle porras.
Pero esta vez Funes es presidente y su aparición en el centro de votación también pudiera caer adentro de un saco lleno de normalidades, aunque el problema es que él mismo ha sido protagonista de una serie de actuaciones de campaña que el Tribunal Supremo Electoral hizo casi nada por detener. Funes se volvió, durante 2013, un activista más del FMLN, y utilizó su programa radial de los sábados -que transmiten una veintena de radios comerciales- para atacar abiertamente al principal partido de oposición y a su candidato presidencial, Norman Quijano.
Desde junio de 2013, la norma se volvió que Funes dedicara unos 40 minutos a decir que los gobiernos de Arena fueron malos, a afirmar que carecía de propuestas para este domingo, y a descalificar a los rostros más prominentes de la campaña arenera. Asimismo, también desde junio, inició su campaña de cuarto aniversario de gobierno, 'Buenos cambios', que prolongó indefinidamente hasta llegado el momento de la elección
En todas sus apariciones públicas, desde su programa radial, y en las campañas publicitarias pagadas con fondos públicos, Funes le ha hecho campaña a favor del Frente, que pidió el voto para 'profundizar los cambios', mientras la propaganda del presidente pedía 'cinco años más'. En todo este tiempo, sin embargo, el Tribunal Supremo Electoral le dejó hacer y le dejó pasar.
Asimismo, Funes ha hecho campaña contra Arena. En clara contradicción a la ley electoral, a la Constitución, y a las mismas críticas que él, alguna vez, esgrimió contra el expresidente Antonio Saca -cuando Antonio Saca hacía lo mismo para tratar de inducir en el electorado la opción por el partido Arena- Funes se convirtió en el sexto candidato. Antes Saca lo hacía para Arena, y ahora Funes lo hace para el Frente. Es el perverso ying yang de la política salvadoreña. Es el mundo al revés: antes, cuando ellos lo hacían, estaba mal. Ahora que lo hago yo, nadie puede cuestionarme.
Sus simpatizantes, sin embargo, disfrutaron verlo llegar a votar. “¡Funes, buscá a Paco! ¡Capturalo! ¡Encontrá a los destinatarios!”, gritó un hombre, en alusión a la investigación que libran la Fiscalía y la Asamblea Legislativa para averiguar el destino de un millonario donativo otorgado por Taiwán al expresidente Francisco Flores. Un gol electoral de Funes, más allá de lo importante que es para este país que se investigue por posibles actos de corrupción a un exmandatario. Funes fue quien puso el tema en agenda nacional, cuando dio a conocer un reporte de actividades sospechosas que el departamento del Tesoro de Estados Unidos detectó en cuentas del exmandatario. Nadie, solo él, sabe cómo Casa Presidencial dio con ese documento. Pero a partir de su difusión, el mandatario lideró una campaña contra la corrupción, y contra las ideas de honorabilidad que puedan existir para el partido que llevó a Francisco Flores al poder. Hablamos de Arena, la Arena a la que venció Funes en 2009, la Arena a la que ha atacado desde que asumió el poder, la Arena que se partió en dos tras la salida del actual candidato de Unidad, Antonio Saca. La Arena contra la que Funes no ha parado de señalar como principal responsable de los problemas de los últimos 25 años del país. Incluidos los años que él ha intentado disipar en su mandato. ¿El principal? ¿O el más electoral de todos? El de la violencia e inseguridad. Y así, mientras en los centros de votación ocurrían las elecciones, en la televisión apareció este mensaje, durante toda la jornada:
“Nadie puede ocultar la historia. En el pasado la violencia llegó a limites alarmantes (…) La situación hoy es difícil pero es mucho mejor que en los gobiernos de Arena”, dice Wendy Monterrosa, presentadora del Canal 10 de Televisión, el canal estatal, en un anuncio de la Presidencia que en teoría no pudo haber salido al aire. Pero el Tribunal Supremo Electoral poco hizo para impedirlo.
“Hoy estamos pagando un alto precio por la ineficiencia de los gobiernos pasados. Nadie puede estar satisfecho con esta situación. Una cosa es cierta: quienes ya gobernaron no pueden ahora con demagogia, mentiras y falsas promesas, decir que van a mejorar este problema”, decía Funes desde la televisión, después de que hablara la presentadora de Canal 10. El Tribunal Suprema Electoral reaccionó hasta las 3:37 de la tarde. A menos de hora y media para el cierre de urnas, ordenó, 'como medida cautelar', el retiro de ese spot de manera inmediata.
En la Feria, el activista de la televisión es idéntico al de carne y hueso. Luego de recorrer el pabellón como un rockstar, saludando a figuras emblemáticas de la política centroamericana como la premio nobel guatemalteca Rigoberta Menchú, como la exprimera dama guatemalteca Sandra Torres -posible próxima candidata presidencial en su país-, y el expresidente de Honduras Manuel Zelaya, derrocado en un golpe de estado en 2009.
Casi no se le escuchaba a Funes, porque las tres decenas de seguidores que el FMLN ordenó en el parqueo de la Feria para que vitorearan al presidente, más las familias que rodearon la urna en la que iba a votar, gritaban, le aplaudían, le pedían una sonrisa. Hasta el ministro de Defensa, David Munguía Payés, se sorprendió cuando dos mujeres lo abrazaron también a él -insatisfechas con el abrazo de Funes- y buscaron al militar, vestido de militar, para abrazarlo, y casi le botan los anteojos.
“¡Dios lo bendiga, Mauricio! ¡Dios lo lleve en su gloria!”, clamó una anciana, luego de que Funes emitiera su voto.
Y entonces Funes se dirigió a la salida. Con dificultad. Porque la gente quería fotos, apretones de mano, abrazos. ¡Funes! ¡Funes! Y durante la hora y 15 minutos que duró el acto, solo una señora se atrevió a desafiar a los simpatizantes de Funes y del Frente. “¡Mañoso! ¡Corrupto!”, gritó ella. Y entonces muchas cabezas giraron, para buscarla, pero era tal el número de curiosos que encontrarla era demasiado difícil.
Y habló Funes, y la gran duda era qué diría, sobre todo cuando pese al activismo que demostró en los últimos meses y semanas y días previos a la elección, el sábado 1 de febrero, por la noche, emitió un discurso de mandatario, pidiendo una fiesta democrática en paz. Por primera vez, en ese discurso, desde hace mucho tiempo, no habló de Arena ni del pasado. Por primera vez en mucho tiempo, en ese discurso, no atacó al principal partido de oposición. Pero muy poco duraría ese despiste.
Después de votar, desde la Feria, luego de celebrar la afluencia de los votantes, de la normalidad del proceso, Funes atacó a un candidato. A quien más que el de Arena. Y lo atacó diciendo que Norman Quijano ha hecho lo que también hace él. Ying Yang perverso. Algo así como que tú no puedes, y a mí no hay nadie que pueda impedírmelo.
3:37 de la tarde. El presidente del Tribunal Supremo Electoral lo “impide”, a una hora y 23 minutos del cierre de votación. Ordena a los medios de comunicación que bajen el spot de la presidencia. Funes se salió con la suya. Y lejos de cuestionarse, cuestionó a su adversario.
“Hoy en la mañana he estado viendo las diferentes comparecencias del candidato Quijano. Sigue con su discurso confrontativo. Se le olvida que hay una veda para hacer campaña electoral en forma irresponsable. No aprovechó los cuatro meses que tuvo de campaña para hacer propuestas y hoy quiere aprovechar las apariciones en medios para comenzar a decir lo que va hacer si llega a ganar la elección presidencial”, dijo Funes.
Quijano, en sus apariciones, denunció algunas irregularidades, denunció que a su compañero de fórmula le pusieron un micrófono en su cuarto de hotel, su cuarto de concentración. Se presentó como el próximo presidente y a René Portillo Cuadra como el próximo presidente del país. Y Funes no lo iba a dejar pasar:
“Continúa criticándome, continúa criticando mi gestión de los cuatro años y medio que llevo. Continúa criticando a sus adversarios políticos en lugar de aprovechar los espacios para hacer un llamado a la población de que no se quede en la casa y que venga a votar, que asista a los centros de votación”, añadió Funes.
Y, por último, regresó al proselitismo: “La población está consciente de que nosotros hemos hecho avances significativos durante este gobierno y que esos avances no se pueden mandar o tirar al cesto de la basura nada más porque un candidato no cree en la democracia, no cree en los programas sociales y está acostumbrado a utilizar el gobierno para beneficio de unos cuantos privilegiados”.
