El candidato está rodeado de una araña de micrófonos, cámaras y personas desesperadas por saludarlo, por tomarse una foto con él y, en el caso de los periodistas, por obtener una declaración. El calor ha exprimido un chorro de sudor que ha sacado brillo a su frente. Desde afuera de la araña, un hombre de anteojos con cara redonda, cabeza calva y ojos hundidos parece repartir instrucciones a otros cuatro hombres conectados al circuito de walkie-talkie. El hombre de anteojos y cara redonda da una instrucción a uno de los cuatro guardaespaldas que rodean al candidato. El guardaespaldas arma de inmediato una cadena de militantes que abren camino a este hombre que hace tres meses cumplió 69 años de edad. Salvador Sánchez Cerén, candidato presidencial del FMLN, usa el pasillo de personas para huir del barullo. Este 28 de septiembre de 2013, el candidato ha venido a San Isidro, en Cabañas, a pedir que le den el voto para convertirse en presidente de El Salvador para el quinquenio 2014-2019. Y aquel hombre discreto de cara redonda y ojos hundidos sonríe, satisfecho, al guardaespaldas. Es un hombre bajito y de piel blanca. Sus ojos hundidos van precedidos por unos anteojos de aros finos y lentes gruesos. Es un médico. El médico que acompaña como una sombra al candidato.
La araña de gente que desarmó este médico estaba compuesta por una multitud a la que el candidato prometió empleo y líneas de crédito a bajo interés. Fue esa una de las casi 200 actividades de campaña en las que médico y candidato estuvieron juntos hasta la segunda ronda de la elección presidencial, el pasado 9 de marzo.
Durante toda esta larga campaña electoral -Sánchez Cerén fue candidato ya en mayo de 2012-, ese hombre de anteojos ha cargado un maletín negro cuya forma parece la cabeza de un hacha. El maletín parece ser un imán que quiere estar pegado al piso. Siempre está cerca del suelo y el médico descansa de él con frecuencia. Ese médico es médico de un solo paciente y en las apariciones públicas de Sánchez Cerén casi nunca se le ha distanciado más de 30 metros. Es un médico cubano y vigila la salud de Sánchez Cerén 24 horas al día y siete días a la semana. Se encarga, entre otras cosas, de asegurar que su poderoso paciente cumpla un estricto régimen de alimentación. También controla los ritmos de trabajo del aún vicepresidente de la República.
El médico es algo así como un asesor de actividades y rutinas que siempre, casi de forma invisible, acompaña a Sánchez Cerén, un comandante guerrillero que cumplirá 70 años pocos días después del 1 de junio, cuando recibirá la banda presidencial si la declaratoria de ganador que la noche de este domingo 16 de marzo le dio el Tribunal Supremo Electoral se consolida.
Aunque nunca ha sido mencionado en ningún discurso de Sánchez Cerén, es uno de los personajes más cercanos a él y es el único, aparte de los guardaespaldas, que tiene una silla asegurada en la caravana de tres carros que ha seguido al candidato del FMLN en los últimos meses.
Los cuatro hombres clave
Salvador Sánchez Cerén es el hijo de un carpintero y de una vendedora de mercado, y el noveno de 12 hermanos. Antes de entrar a la política, fue profesor de varias escuelas y empezó su carrera política en ANDES 21 de junio, asociación en la que conoció a una colega suya que se llamaba Mélida Anaya Montes, igualmente conocida por su seudónimo de guerra, Ana María. En 1972 se incorporó a las Fuerzas Populares de Liberación. Seis años después entró a la clandestinidad y empezó a ser conocido como Leonel González o Antonio, como lo recuerdan algunos militantes que combatieron en la guerra. Antonio fue el seudónimo usado por su círculo familiar, que ahora lo componen Rosa Margarita Villalta, su esposa; un hijo y tres hijas -Antonio, Claudia, Fátima e Ivett-, además de 10 nietos y una bisnieta.
Durante la campaña electoral, Salvador Sánchez Cerén dirigió un grupo de personas a las que delegó vocerías. De hecho, él apareció relativamente poco, y a El Faro nunca concedió una sola entrevista. El equipo que lo acompañó de forma permanente fue de unas 50 personas, y de ellas, cuatro o cinco jugaron un rol estratégico. El médico de los ojos hundidos no es uno de ellos.
En el grupo más grande, el subordinado a los cuatro o cinco personajes claves, están militares no militantes, funcionarios del actual gobierno, amigos del presidente Mauricio Funes, simpatizantes del expresidente Antonio Saca, dirigentes del FMLN, asistentes y colaboradores logísticos.
Su círculo de toma de decisiones partidarias, sin embargo, es el mismo que ahora tiene más poder en la Comisión Política del partido: Medardo González, secretario general del partido; José Luis Merino, encargado de las empresas Alba y secretario de organización del FMLN; Norma Guevara, jefa de los diputados efemelenistas; Lorena Peña, diputada y directiva de la Asamblea Legislativa, y una de las principales promotoras de la candidatura de Sánchez Cerén; Roberto Lorenzana, diputado y secretario de Comunicaciones del FMLN, y Sigfrido Reyes, presidente de la Asamblea Legislativa. Todos ellos, salvo Roberto Lorenzana, son parte del equipo que recibirá y hará el inventario de todas las instituciones de gobierno que entregará a su sucesor la administración Funes.
A ese grupo hay que sumar un equipo de gente que oficialmente no tiene voto en la Comisión Política del partido, pero que ha empezado a destacar y a brillar desde que Sánchez Cerén inició su campaña presidencial. Aunque los roles de los hombres clave del presidente electo aún no están del todo definidos -el acuerdo es que no debatirían puestos concretos hasta que el TSE no declarara firmes los resultados del escrutinio final, que otorga a Sánchez Cerén el 50.11 % de los votos-, ya es posible hablar de los personajes que se perfilan como claves en un eventual gobierno suyo.
Si Sánchez Cerén es ratificado presidente electo -a pesar de la declaratoria de este domingo, Arena aún podría impugnar la declaratoria-, Óscar Ortiz, su vicepresidente, es desde ya un posible coordinador de las áreas que más preocupan a Sánchez Cerén: la economía y la seguridad pública. Ortiz, alcalde de Santa Tecla, fue diputado de la comisión de Economía en la Asamblea Legislativa a finales de los años 90. El segundo hombre es Gerson Martínez, actual ministro de Obras Públicas, quien se perfila como el próximo superministro de una cartera aún en construcción, que tendría tareas de planificación. Luego está Manuel Melgar, exdiputado, exministro de Seguridad del actual gobierno, a quien muchos efemelenistas cercanos a Sánchez Cerén ven ya como próximo secretario privado de la Presidencia. Melgar es también uno de los miembros del equipo de transición que Sánchez Cerén nombró este sábado 15 de marzo, y que tendrán a su cargo coordinar el traspaso del poder de la administración Funes a la que inicia el 1 de junio. El cuarto hombre es Marcos Rodríguez, vocero y protagonista del plan de gobierno. Rodríguez, exsubsecretario de Transparencia del gobierno Funes, aún no tiene un rol asignado en la posible futura administración de Sánchez Cerén.
Melgar y Marcos Rodríguez pertenecen al círculo de personas que definían la agenda del candidato y compartieron más tiempo de trabajo en el terreno. La confianza y cercanía se explica en las funciones de estas dos personas: en la oficina de Marcos Rodríguez se elaboraron los presupuestos de muchas de las actividades de la campaña electoral y Melgar era el que daba el visto bueno a esos presupuestos.
Melgar se rehúsa a hablar de los nombramientos para un eventual segundo gobierno del FMLN. “Él nos manda a todos, y ya va a ver que lo va a hacer muy bien”, dice, a la salida del Hotel Sheraton, donde el candidato prometió gobernar con transparencia y hacer crecer la economía. Durante la actividad, Manuel Melgar apretó la mano de más 30 personas que lo buscaron para pedirle cita con Sánchez Cerén, para asegurar la presencia del candidato en algún lugar o, simplemente, para ponerse a disposición del nuevo gobierno, a secas.
En el acto del Hotel Sheraton, Salvador Sánchez Cerén habló de la campaña del miedo de la derecha. Discurso que repitió en el último tramo de campaña para tratar de sacudirse la etiqueta que el partido Arena intentó pegarle ante los electores: que el excomandante guerrillero discute su visión de país en Cuba y que pretende importar la revolución bolivariana de Hugo Chávez. “Nosotros seguimos jugando limpio. Nosotros no vamos a fomentar ni el miedo ni el temor”, dijo, ante más mil personas.
Melgar proviene del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y en la campaña presidencial de 2009 fue el encargado de llevar la agenda del candidato Mauricio Funes y participó en la comisión de transición en materia de seguridad pública. En ese entonces, su nombre ya sonaba fuerte para ocupar la titularidad del ministerio de Justicia y Seguridad Pública o, en segundo plano, la dirección general de la Policía Nacional Civil (PNC). Al final Funes lo nombró ministro.
Marcos Rodríguez está en el grupo de personas que más se involucraron en armar el programa de gobierno. Aparte de haber sido el director ejecutivo de Diálogo País, dirige el movimiento Salvador Adelante, estructura de proselitismo en favor de la candidatura de Sánchez Cerén. Rodríguez fue importante en la estrategia de no asustar a los electores. Desmintió los rumores de que el próximo gobierno buscaría desdolarizar -algo mencionado en dos ocasiones en los últimos años por el mismo secretario general del FMLN- e insistió en que el gobierno de Salvador Sánchez Cerén no haría más que lo que dice en su programa de gobierno.
La función que puede desempeñar Rodríguez en el próximo gobierno no está clara. “Yo lo veo como vocero, pero no se puede decir nada hasta que él (Sánchez Cerén) no empiece a decidir de forma tan específica”, explicó un amigo de Rodríguez que trabaja con Salvador Sánchez Cerén. El exsubsecretario de Transparencia fue uno de los principales voceros del programa de gobierno y sirvió de enlace con los aliados no efemelenistas. El 3 de febrero, al día siguiente de la primera roda para elegir presidente, la de Rodríguez fue la primera oficina que visitó el candidato. Ahí ocurrió la primera reunión de la fórmula del FMLN y aliados no efemelenistas de cara a la segunda vuelta.
El secretario de Comunicaciones del FMLN, Roberto Lorenzana, dice que no hay que creer que las personas que más destacan en campaña son quienes integrarían un eventual gobierno de Sánchez Cerén. Ni Marcos Rodríguez ni Lorenzana están en el equipo de transición. 'Yo creo que el partido debe debatir qué piezas se pueden mover, ya lo hemos dicho: el FMLN no va a vaciarse en el gobierno, yo, por ejemplo, creo que seguiré en la Asamblea Legislativa', dice Lorenzana. Agrega que las personas que tienen asegurado un cargo en el próximo gobierno son Gerson Martínez y Vanda Pignato. “Él se comprometió en público”, dice.
Los nuevos ministerios
Si la declaratoria de presidente electo se consolida, un equipo diseñará planes y perfiles de un gabinete de gobierno cuyo objetivo sea no asustar ni encender las alarmas de inversionistas, multilaterales ni de Estados Unidos; otro hará inventarios del estado en que reciben 13 ministerios y 19 autónomas. En este último están Óscar Ortiz y Gerson Martínez.
Ortiz tiene dos perfiles. Es una de las personas a las que el presidente Funes le propuso el cargo de ministro de Seguridad en el momento en que Melgar dejó el cargo, en 2011 y que ha estudiado la posibilidad de tomar la batuta de esta área, pero aún no lo tiene decidido. Durante la campaña, uno de los anuncios del FMLN decía que Ortiz estaría a cargo de la seguridad pública. “Vamos a apostarle a una estructura de seguridad pública fuerte que sea un instrumento de combate efectivo al crimen organizado”, “Vamos a apoyar cualquier proceso que implique disminuir homicidios y hechos delictivos siempre que no violenten la ley”, “Salvador y yo nos pondremos al frente del tema de seguridad, vamos a desmontar las extorsiones y a bajar los crímenes”, declaró Ortiz a lo largo de varias entrevistas que concedió durante la campaña.
Ortiz ha dicho al partido que no quisiera un ministerio. El rol que jugaría, en caso de meterse de lleno al área de seguridad, sería más parecido al que ha jugado en el gobierno de Mauricio Funes el secretario de asuntos estratégicos, Franzi Hato Hasbún, quien fue coordinador del gabinete de Seguridad.
“Mire, el vicepresidente, creo que lo ha dicho Salvador, estará en el equipo de Casa Presidencial, junto a él”, dice Lorenzana. Añade que ni siquiera ha comenzado el debate sobre nombres y cargos.
Gerson Martínez es otro de los voceros importantes de las ideas del programa de gobierno del FMLN y a quien los efemelenistas califican como uno de los más importantes arquitectos del próximo gabinete.
Martínez es visto en la dirección del FMLN como una especie de superministro que aún no tiene claro su rol. “Salvador tiene en mente algunos cambios en la estructura del gobierno, por ejemplo, la urgencia de una especie de Ministerio de Planificación que supervise el trabajo de todo el gabinete, que se encargue, por ejemplo, de que garantizar que dos carteras distintas no hagan el mismo trabajo, eso es desperdiciar esfuerzos”, explicó a El Faro uno de los dirigentes más activos de esta campaña y que pide que no se le identifique porque concedió esta entrevista antes de la segunda ronda, y temía que se le viera como alguien que piensa en la repartición del pastel antes de haberlo conseguido.
Lo de Planificación lo confirma Lorenzana. “Se habla de un Ministerio de la Mujer, de un Ministerio de Planificación, de un Viceministerio de Industria”, dice el secretario de Comunicaciones. Por ahora ya hay un viceministerio de Comercio e Industria, pero la idea es crear uno específico para este último rubro.
El ministro de Obras Públicas lo tiene claro y recita de memoria la filosofía detrás de esa idea: “En el mundo hubo experiencias de planificación desastrosas, de izquierdas y derechas, pero no queremos eso. Hablamos de planificación estratégica, de un sistema de planificación estratégica integrado y flexible para avanzar para que el Estado puede ser más efectivo”, dice Martínez.
Hasta el momento, no está claro si Gerson Martínez será el principal encargado del área económica o un supervisor de esta sección del gobierno. Martínez, por su trabajo en Obras Públicas y su proyección en transparencia, siempre ha sido una de las cartas del partido para ocupar el Ministerio de Hacienda.
En el último tramo de la campaña presidencial, de cara a la segunda vuelta electoral, apareció en la lista de aliados de Sánchez Cerén un grupo de funcionarios de este gobierno. Entre ellos destaca el ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, quien es evaluado para seguir en el cargo. “Él ha formado parte de un equipo destacado del actual gobierno y en ese sentido no se descarta, yo no lo descartaría y seguro que forma parte del grupo de nombres que en el Frente y Salvador tomen en cuenta”, declaró en febrero a Diario El Mundo el dirigente del FMLN José Luis Merino.
Otros dos funcionarios que están en evaluación para continuar son el secretario de asuntos estratégicos, Franzi Hato Hasbún, y la secretaria de inclusión social, Vanda Pignato. Sus roles empezarán a definirse en las discusiones de estos dos meses y medio antes de la toma de posesión.
En el rubro militar brilla René López Morales, nombrado asesor principal de asuntos de Defensa del FMLN. López Morales es un coronel que, desde mediados de 2013, ha participado en la mayoría de los actos públicos de Salvador Sánchez Cerén como candidato. Su pasado reciente es controversial, pues él estaba a cargo del cuartel donde en 2011 la Fuerza Armada dio refugio a una decena de militares procesados en España por el asesinato de los sacerdotes jesuitas y a quienes buscaba Interpol.
Lorena Peña, una dirigente del FMLN, explica que antes de hablar de perfiles concretos y nombres, se deben nombrar un montón de equipos que se empezarán a crear en los próximos días. “Salvador y, me imagino, Óscar, van a integrar un equipo de transición, y así se empezará a trabajar”, cuenta una de las dirigentes del FMLN que también explica que en unos días será presentado un equipo que pretende ser una de las apuestas del próximo gobierno. “La duda de la gente es para dónde vamos en el mediano plazo, él busca acuerdos más trascendentales, para que algunas cosas que no se ejecuten en este gobierno, queden para ejecutarse más adelante, hablamos de cosas grandes”, dice Peña.
Este equipo -es la pretensión- estaría integrado por firmantes de la paz, tanto de quienes la firmaron por parte de la guerrilla como de quienes la suscribieron en nombre del gobierno de Alfredo Cristiani, el 16 de enero de 1992. Además, este equipo incluiría académicos, pastores y empresarios.
El corrector de planas
Salvador Sánchez Cerén dedicó buena parte de sus últimos actos de campaña para prometer que no hará reformas constitucionales. En su último acto público, antes de que se decretase el silencio electoral, el candidato visitó una casa de clase media alta en la Escalón en la que reiteró que su partido y la fórmula presidencial no estaban planteando ninguna reforma constitucional. Una de sus tareas de los últimos meses ha sido intentar aplacar temores, corregir discursos o mensajes, y explicitar qué cosas no haría.
En la derecha empresarial y en algunos otros sectores hay quienes temen que un segundo gobierno del FMLN caiga en la tentación de reformar la Constitución para buscar la manera de perpetuarse en el poder, al estilo de Venezuela o Nicaragua. Precisamente Sigfrido Reyes, presidente de la Asamblea, dijo entre la primera ronda y la segunda, en una entrevista en televisión, que había posibilidad de buscar una reforma constitucional para establecer el referéndum o plebiscito como una manera en que la ciudadanía decida lo que quiere y rechace lo que no le gusta. Para algunos, quedó clara la intención de buscar por referéndum la continuación en el gobierno. Sánchez Cerén tuvo que salir desmintiendo esa posibilidad.
Hasta abril de 2013, muchas de las voces del FMLN eran detractores de la Sala de lo Constitucional. En abril del año pasado, la jefa de diputados del FMLN, Norma Guevara, denunciaba la existencia de “un grupo de aduladores de la Sala de lo Constitucional que pretenden que el FMLN caiga en la trampa de aplaudir las benditas resoluciones' de esa instancia. Días después, el candidato presidencial habló de la misma Sala como 'una defensora de la Constitución que se ha ganado el respaldo de muchos sectores'.
En este tema, una de las influencias no visibles del candidato efemelenista fue el columnista de El Diario de Hoy Salvador Samayoa, a quien Sánchez Cerén buscó en los primeros meses de su candidatura, en 2012.
Este firmante de la paz y exministro de Educación que militó en las Fuerzas Populares de la Liberación dice que Sánchez Cerén lo llamó para hablar de la Sala de lo Constitucional.
—¿El candidato le ha pedido algún consejo político o han conversado sobre algo que tenga que ver con su candidatura?
—Indirectamente sí, cuando se lanzó su candidatura, en las primeras semanas o meses, cuando se sentía una gran diferencia y estaba muy abajo del candidato Norman Quijano. Me pidió que fuera a verlo a su residencia. Fui y hablamos de otras cosas, era todo el lío que había en torno a la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
—¿Usted qué le dijo?
—Yo le dije que la actuación de los diputados del Frente, comenzando por la del presidente de la Asamblea (Sigfrido Reyes), le estaba haciendo un daño terrible al país, al Frente y a su candidatura. En ese sentido, sí vinculé la candidatura con un tema político que él me había pedido hablar.
Samayoa le explicó a Salvador Sánchez Cerén que el FMLN estaba maltratando injustamente a sectores que lo habían apoyado toda la vida, que estaba insultando y ofendiendo a cualquiera que lo criticaba. Para Samayoa, a quien algunos dirigentes del FMLN han mencionado como alguien a quien Sánchez Cerén podría pedir alguna colaboración específica en su gobierno, el candidato fue “sensible” en aquella conversación de 2012. De hecho, el entonces candidato a la presidencia pidió repetir la conversación sobre la Sala de lo Constitucional en la presencia del secretario general del partido, Medardo González y de José Luis Merino, dirigente importante del partido y encargado de las empresas Alba. Hasta el momento, los efectos que produjo aquella charla en estos tres dirigentes son desconocidos.
Samayoa también aceptó realizar en 2012 una entrevista en la que habla de las virtudes de Sánchez Cerén y que fue utilizada para uno de los spots de la campaña electoral. Aunque Samayoa no aparece en el mapa de personas que hicieron campaña ni entre quienes integrarían un gabinete, por sus relaciones con el mundo empresarial e incluso con la derecha podría ser una especie de puerta o puente que puede acercar a Sánchez Cerén a sectores conservadores. Samayoa explica así su relación con ambos lados del espectro político: “A nivel partidario por supuesto tuve más intimidad con el Frente que con Arena y a nivel personal yo defiendo mi amistad con Fredy (Cristiani), Armando Calderón Sol, Bobby Murray, y también defiendo y reivindico y proclamo mi amistad con Leonel; ya si a alguien no le gusta, que se joda.”
El heredero de Schafik Hándal
En 1983, la comandante Ana María (Mélida Anaya Montes) fue asesinada con un picahielos en Nicaragua. El comandante Marcial (Salvador Cayetano Carpio) se suicidó en Nicaragua poco después de ser acusado del homicidio. Las FPL se quedaron huérfanas y Sánchez Cerén tomó las riendas de la que se convirtió en la fuerza guerrillera más grande del FMLN. Ser secretario general de las FPL le aseguró un puesto dentro de la comandancia general del FMLN.
En 1992, fue uno de los firmantes de los Acuerdos de Paz. 14 años más tarde, en enero de 2006, Schafik Jorge Hándal murió en un pasillo del Aeropuerto Internacional El Salvador. Se le paró el corazón. Era, hasta entonces, el más emblemático de los excomandantes guerrilleros. Dos años atrás había intentado, sin éxito, obtener la Presidencia de la República. Lo sepultaron ante una multitud incontable que acompañó durante varias horas el cortejo fúnebre y que se apiñó en los alrededores del cementerio. José Luis Merino lloró sin disimulo a la salida del camposanto. Ese día, a la salida de ese emotivo y multitudinario funeral, un grupo de militantes asustó a Sánchez Cerén con sus gritos: “¡Leonel, Leonel, Leonel!”. Sánchez Cerén acababa de entregar una ofrenda en la tumba de su amigo, de quien heredó el poder.
Ocho años después, Leonel está a un paso de ocupar el despacho principal de Casa Presidencial. Ha pasado casi una semana desde la segunda ronda para elegir presidente de El Salvador. Este sábado 15 de marzo, el Paseo General Escalón está a reventar. Son las 5 de la tarde y un mar de simpatizantes del FMLN ocupan la vía en medio de un calor sofocante. Son las 5 de la tarde y la gente hace un barullo abajo de la tarima. Sobre esta, en la fila primera están sentados Óscar Ortiz, los principales dirigentes del FMLN, y Sánchez Cerén y su esposa. El candidato dice a la militancia que la invitación a dialogar que ha hecho a Arena no es un símbolo de debilidad. Y dice a Arena que la invitación a dialogar no debe hacerla sentir como que le están dando un trato de débil. Sánchez Cerén sabe que está a un paso de convertirse en una de las personas más poderosas de El Salvador. La tarima la comparte con una cincuentena de personas sentadas en unas seis filas de sillas. El candidato se dirige a la multitud que celebra lo que ya consideran un triunfo al que solo le falta oficialización del TSE. El candidato habla a la multitud, pero puede hacerlo solo porque antes obtuvo la autorización de alguien más. Alguien que detrás, en la sexta fila, lo observa con su cara redonda y con sus ojos hundidos. Sánchez Cerén no podría estar en esta fiesta hoy si el hombre del maletín negro en forma de cabeza de hacha y con el walkie-talkie no le hubiera autorizado hacerlo.