El periodista y director de mercadeo de Radio Progreso, Carlos Mejía Orellana, fue brutalmente asesinado a puñaladas por desconocidos en su residencia en la ciudad de El Progreso, en Yoro, Honduras. Mejía, junto con otros 15 empleados de esa estación radial jesuita, habian sido objeto de amenazas consideradas tan serias que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenó al estado hondurelo medidas especiales de protección para salvaguardar su vida.
El director del medio Ismael Moreno acusó a las autoridades de ignorar las solicitudes de protección a pesar de que existían indicaciones de que la vida de Mejía corría peligro, según reportó la organización Reporteros Sin Fronteras.
“Este hecho sangriento es un golpe directo no solo a la vida de nuestro compañero, sino un golpe frontal al trabajo que realiza Radio Progreso, por ello es que solicitamos a las autoridades que este hecho no quede impune y sea investigado hasta dar con el paradero del hechor”, demandó la estación de radio.
Organizaciones internacionales de derechos humanos, organismos de defensa de la libertad de expresión y congresistas estadounidenses condenaron de inmediato el asesinato y rechazaron las versiones de la policía hondureña, a la que acusaron de sacar conclusiones apresuradas antes de inciar debidamente una investigación. Las autoridades hondureñas dijeron que Mejía había sido asesinado 'por alguien cercano'.
Radio Progreso es uan estación dirigida por jesuitas que denuncia violaciones a los derechos humanos. Comenzó a recibir amenazas serias desde las semanas posteriores al golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, en 2009, un hecho al que la radio se opuso abiertamente.
Desde entonces Honduras se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, con 33 asesinados y decenas de amenazas y ataques a medios de comunicación. Casi todos se mantienen en la impunidad.
