El 14 de mayo de 1980, a las orillas del río Sumpul, en Chalatenango (frontera con Honduras) soldados del Destacamento Militar #1 de la Fuerza Armada de El Salvador, apoyados por dos helicópteros de la Fuerza Aérea, agentes de la Guardia Nacional y paramilitares de la Organización Nacional Democrática (ORDEN) masacraron a alrededor de 600 campesinos, entre niños, mujeres y ancianos. Al otro lado del río, soldados de las Fuerzas Armadas hondureñas dispararon al aire para impedir que las víctimas encontraran refugio en su país. Los que no se salvaron fueron tragados por el río o murieron desangrados en la orilla, entre las piedras y los matorrales, a consecuencia de los disparos o los machetazos. La historia oficial de El Salvador y Honduras niegan que esta masacre haya ocurrido, pero los sobrevivientes ahora cuentan su historia: la historia de las víctimas de la masacre del río Sumpul, la primera gran masacre contra civiles cometida por el Estado salvadoreño a inicios de la guerra.