El Ágora / Cultura y sociedad

La revista Cultura se llena de política bajo la nueva línea editorial

De crónicas literarias y ensayos académicos multidisciplinarios a discursos presidenciales y entrevistas institucionales. Así fue el salto de la revista Cultura en noviembre de 2014. Las autoridades defienden el salto como la línea editorial de la nueva administación y como un producto innovador que ayudará a 'construir país', mientras que los académicos hablan de una muerte definitiva del espíritu con el que fue creada hace 60 años.


Domingo, 18 de enero de 2015
María Luz Nóchez

“La revista Cultura es ahora un medio de expresión en donde todos pueden participar. Queremos que se renueve y se convierta en un medio de consulta para todos aquellos que deseen conocer más del nuevo enfoque cultural. La revista reúne las grandes apuestas del Gobierno para el presente quinquenio”, dijo Ramón Rivas, Secretario de Cultura, al presentar el número 113, y agregó que esta renovación también tiene que ver con que hasta la fecha se han repetido de manera constante y excluyente las mismas plumas.

Cultura es una revista que publica cada seis meses la Secretaría de Cultura, la mayoría del tiempo de manera inadvertida, tanto para los medios como para el público en general. En las últimas dos semanas, sin embargo, la presentación de su número 113 ha dado de qué hablar en redes sociales y la razón nada tiene que ver con una estrategia para promocionar la publicación.

Con el anuncio de lanzamiento, la invitación presentaba la portada del nuevo número, en donde de los 11 temas desarrollados al interior de la revista, destacan tres que a primera vista no calzan con lo que habitualmente publica Cultura: un discurso del presidente de la República, una entrevista con el vicepresidente y un ensayo del titular de la Secretaría de Cultura, institución que tiene a su cargo la impresión y divulgación de esta revista.

Pero esta muestra que generó una serie de críticas e indignación de parte de la comunidad académica no era la inaugural. El 25 de noviembre de 2014 se presentó la primera edición de la gestión de Ramón Rivas y el contenido era similar, un discurso del presidente, una entrevista con el secretario de Cultura y una entrevista con la secretaria de arte y cultura del FMLN y diputada Lorena Peña.

Portada e índice de la revista Cultura 112 que destaca la participación de funcionarios de gobierno, desde el Presidente de la República y el Secretario de Cultura, hasta la diputada del partido oficial que también es la Secretaria de cultura del FMLN, y un consultor de la secretaría.
Portada e índice de la revista Cultura 112 que destaca la participación de funcionarios de gobierno, desde el Presidente de la República y el Secretario de Cultura, hasta la diputada del partido oficial que también es la Secretaria de cultura del FMLN, y un consultor de la secretaría.

La revista Cultura cumple este 2015, 60 años desde su fundación en 1955, dirigida por el periodista salvadoreño Miguel Andino Ayala. Para el primer número, Andino Ayala logró reunir a los escritores salvadoreños Hugo Lindo, Salarrué, Manuel Luis Escamilla, Ramón González Montalvo, y la poeta costarricense Eunice Odio. Y por casi seis décadas mantuvo como tradición la publicación de ensayos de literatura, historia, poesía, cine, antropología. Nació como órgano de difusión del Ministerio de Cultura durante la presidencia de Óscar Osorio y, en palabras de su fundador, el propósito de esta era “exponer ante el público los actos más importantes en la labor realizada por el Ministerio de Cultura en sus múltiples actividades técnicas y administrativas, labor con la cual trata de satisfacer necesidades espirituales del pueblo salvadoreño y servir de vehículo a la difusión de la cultura a través de sus ramas principales: ciencias, artes y letras”.

Esta lectura probablemente sea el génesis del cambio de enfoque que le han querido dar las nuevas autoridades. Rivas asegura que previo a darle este nuevo rumbo a la publicación se hizo una revisión aleatoria de números anteriores con el cual el Consejo editorial que él dirige concluyó que el contenido era excluyente y que tenía un énfasis en la literatura y las artes plásticas.

La inclusión de nuevas voces a este nuevo enfoque no parece haber arrancado todavía, ya que en los números publicados bajo esta administración, la portada de Cultura pasó de exhibir plumas como la de Jorgelina Cerritos, Vanessa Núñez Hándal, Jacinta Escudos, para lucir las del presidente de la República, del titular de la institución, y entrevistas y artículos de funcionarios de la Secultura o del gobierno, entre ellos David Hernández, asesor de Rivas.

Entre las particularidades del número 113 está la entrevista a Ernesto Claramount, hijo del coronel Ernesto Claramount que perdió las elecciones en 1977. El FMLN está haciendo cabildeo en la Asamblea Legislativa para que sea nombrado Hijo meritísimo de El Salvador.

Este es precisamente el punto crítico de los académicos, para quienes es natural que se pretenda dar un giro a lo que se publica en Cultura, pero no a quienes se les está dando publicidad en sus páginas. 

“Lo que a mí me parece es que todas esas personas son fuentes de todos los periodistas y medios de comunicación en general, y muy pocas veces se consultan académicos y sociedad civil, no son fuentes de análisis', explica la comunicóloga Amparo Marroquín, directora de posgrados de la Universidad Centroamericana 'José Simeón Cañas', y agrega, 'No veo yo que se le esté dando mucho espacio a gente que no esté en los medios. No es positivo que en una revista vinculada a la cultura, que no tiene muchos espacios, le quitemos ese espacio y se lo volvamos a dar a los políticos que tienen otros espacios”. Pone de ejemplo que si la intención era dedicar la edición al Premio Nacional de Cultura, lo lógico era incluir el discurso del ganador, no el del presidente de la República, como sucedió en 2000, cuando ganó el escritor Francisco Andrés Escobar. El ejemplo sirve para hablar de independencia en esa ocasión, en la que el galardonado se refirió a los asesinos de monseñor Óscar Arnulfo Romero frente a un gobierno de un partido de derecha fundado por el principal acusado de haber asesinado a Romero.

A este mismo punto hizo referencia el escritor y exdirector de la revista Miguel Huezo Mixco en su blog El amigo imaginario, en donde ampliaba sobre los “ingredientes para que la revista sea considerada un órgano de propaganda vestido como revista intelectual”, y se valió de un fragmento del discurso de Roberto Salomón, ganador del Premio Nacional de Cultura 2014, para explicar su sentir “mi herencia salvadoreña me enseña a no sorprenderme de lo impensable, a burlarme de lo imposible y también a darme cuenta (de) que entre más cambian las cosas más siguen iguales”.

Desde 2005, Huezo Mixco ha sido vocero de la idea de que lo mejor es cerrar la revista Cultura, por considerar que su contenido es irrelevante para la vida cultural del país, y que poco a poco fue perdiendo fuerza. Fue en 2005 cuando la publicación entró en crisis y las autoridades del extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dirigido por Federico Hernández, llegaron a sugerir que se suspendería. Para diciembre de ese mismo año la crisis había sido superada y para rescatarla se decidió hacer un rediseño de la revista.

Diez años más tarde, el escritor habla de que se cumplió la profecía y añade que ya no es necesario cerrarla porque “Cultura, como la conocimos, dejó de existir”.

Portada e índice de la revista Cultura 113, la segunda edición bajo la nueva línea editorial mantiene la presencia del presidente de la república y el secretario de cultura, y se suma el vicepresidente de la república. También el asesor principal del despacho del secretario figura como lectura recomendada de su jefe.
Portada e índice de la revista Cultura 113, la segunda edición bajo la nueva línea editorial mantiene la presencia del presidente de la república y el secretario de cultura, y se suma el vicepresidente de la república. También el asesor principal del despacho del secretario figura como lectura recomendada de su jefe.

Si bien los indignados se refieren al contenido, la estructura que toma decisiones sobre lo que se verá en cada nueva edición de la revista también mutó. Históricamente, Cultura estaba a cargo de un director independiente de la institución que rebotaba ideas con los miembros del consejo editorial, en donde no necesariamente participaban los funcionarios. Ahora, en cambio, se ha prescindido de la figura del director y el contenido está sujeto a la opinión del consejo, en donde además del secretario participan el director del Plan de lectura y bibliotecas, Manlio Argueta; Guido Véjar, quien fuera el asesor de Héctor Samour en la Secultura; el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Julio Olivo; el novelista y encargado de comunicaciones del grupo Albapetróleos Walter Raudales; el director del periódico Co-Latino, Francisco Valencia; y la escritora y editora de la Editorial Universitaria de la Universidad de El Salvador, Laura Zavaleta.

La diversidad de personalidades que conforman el plantel, dice Rivas, es parte de la estrategia para asegurar la pluralidad de pensamiento, ya que la cultura trastoca la política, lo social y la salud. Escogerlo no fue exactamente un proceso sesudo, ya que, en palabras del titular, se trató de una convocatoria a personas que consideraba pertinentes para participar en el proyecto, y que se fue conformando según fueron aceptando o denegando la invitación.

Otra de las voces que se pronunció críticamente fue el doctor en literatura Ricardo Roque Baldovinos, quien publicó en Contrapunto su indiganción. 'Yo tuve el honor de dirigirla (la revista Cultura) entre 1997 y 2002. En ese tiempo se trabajó muy duro porque se mantuviera una tradición de ofrecer al público lector salvadoreño difusión y reflexión cultural de calidad e independiente del gobierno de turno', explica Roque y contextualiza su crítica: 'En un país donde la industria editorial es precaria, es importante que la editorial estatal y las revistas culturales conserven su independencia y trabajen por difundir material creativo y de reflexión de calidad. Estas publicaciones le pertenecen al pueblo y no están para hacer propaganda de las autoridades de turno'.  

“No hay que aferrarse”, es el mensaje de Rivas para quienes temen que Cultura se haya convertido en la vocera oficial del gobierno, y defiende que si la finalidad de esta publicación fuera instrumentalizar la revista en la coyuntura electoral, él hubiera sido el primero en oponerse. Y con la promesa de que se verán “sorpresas” en los siguientes números soslaya el hecho de que en Tinta fresca, la sección que sobrevive del índice anterior, sea la pluma del presidente la que cierre la edición.

La presentación del próximo número fue anunciada para el mes de marzo y estará dedicada a monseñor Óscar Arnulfo Romero.

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