Walter Araujo, el candidato a la alcaldía de San Salvador por el partido Gana, tiene su sede de campaña en lo alto de la colonia Escalón. Afuera de la casa no hay ninguna bandera, ningún rótulo, ningún color naranja ni ningún distintivo de Gana. Con su enorme portón, su grama hipercuidada, esta casa -a unos metros de la embajada de Cuba- no parece el cuartel de campaña de la tercera fuerza partidaria de El Salvador. “Que ya termine esto, hoy sí llevo la cuenta de los días que faltan. ¡Faltan 35 días para que termine todo”, comenta Araujo, apenas me recibe en su casa de campaña. Por las dudas, le pregunto a qué se refiere: “A la campaña, la campaña”. En el camino hacia el patio, pasamos junto a una serie de computadoras y cubículos como de call center, y se me ocurre que estos son los aperos de la fundación Metas que Araujo dice que lanzará después del 1 de marzo. La entrevista arranca con aquella frase de Araujo todavía revoloteando en el ambiente. A lo largo de la entrevista, de hecho, reflexionará con soltura sobre la posibilidad de perder, algo no habitual en los candidatos que siempre se dicen ganadores.
—Demos por sentado que usted estará en el concejo municipal.
—No sé si seré alcalde o seré regidor, pero que voy a estar en el concejo municipal es 100 % seguro.
—¿Y está más fácil que gane Nayib Bukele o Edwin Zamora?
—Estoy seguro que Edwin no va a ganar. Quedamos dos y entonces hay que reconocer que Nayib Bukele tiene una maquinaria electoral histórica, y eso hay que tomarlo en cuenta.
—¿Y usted a qué aspira?
—Estamos apelando a que la gente nos dé la oportunidad de dos cosas: o de alcanzar la alcaldía y compartirla con Nayib Bukele, siendo ambos personas de derecha, (vamos a) conservar esa visión de una derecha diferente, distinta, pero de derecha. Yo no soy comunista, no voy a ser comunista jamás.
—¿Como Bukele?
—Pues qué bueno que Nayib no es comunista, lo felicito, qué bueno.
Araujo parece consciente de que la suerte ya está echada y que aunque hay cinco contendientes, la carrera electoral es una cuestión de dos, del FMLN y de Arena, cuyos aspirantes hace unos días protagonizaron un debate televisivo que se vendió como el debate de los “principales candidatos”. Araujo se ubica a sí mismo muy por debajo en la intención de voto de los capitalinos. “Estamos ya numéricamente peleando por el segundo regidor”, detalla. Según sus cuentas, Gana tiene entre el 9 y 10 % del electorado, o sea unos 15 mil o 20 mil votos, y su estrategia es trabajar en el mes que falta para las elecciones para que ese número aumente. Pero para ganar, Araujo necesita mucho más. Norman Quijano, el actual alcalde capitalino, ganó en 2009 con 86 mil votos y, en 2012, con 106 mil. En esa última elección, Silvia Aguilar, la candidata a alcaldesa capitalina de Gana, solo obtuvo alrededor de 2 mil votos.
Hasta ahora, la campaña mediática de Araujo ha sido escasa, y asegura que es por estrategia pues no tiene suficiente dinero para competir contra Alba o el bloque de empresarios fieles a Arena conocido como G20. Dice que su campaña aérea se concentrará después del 1 de febrero, que es cuando ya legalmente el TSE autoriza a los candidatos a alcalde pedir el voto. Con suerte, la campaña funcionará, dice, pero si eso no ocurre, y le toca perder, se ve desde ya como un laborioso concejal de Bukele. “Yo creo que Nayib es un candidato distinto; hoy por hoy ha liderado las encuestas y uno no puede abstraerse de esa realidad. Yo le quiero ganar a Nayib, pero si no, podré colaborar con su gobierno municipal. Para eso es la democracia, para competir”.
Araujo dejó Arena en junio de 2014 después de casi tres décadas de militancia en ese partido del que fue presidente, que lo hizo diputado, que lo ascendió a presidente de la Asamblea Legislativa, y que lo llevó a ser magistrado presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Se fue peleado del partido con cuya dirigencia aún hoy se enfrasca en refriegas en redes sociales. Su pensamiento, dice, sigue siendo de derecha, aunque probablemente ya no sea tan radical como hace ocho años, cuando aseguraba que el FMLN quería cubanizar la sociedad salvadoreña. “Yo ahora no creo que el FMLN quiera cambiar el sistema democrático salvadoreño como lo deseó en su etapa de su vida histórica y política. A mí me encanta que los del FMLN se conviertan en empresarios, eso es lo que está salvando el sistema democrático y el sistema de libertades económicas”, dice.
Araujo dice que en el concejo replicará la alianza de votos que FMLN ha sostenido con Gana desde que asumió el poder Ejecutivo en 2009. “Ese pacto (de votos) honra, no deshonra -dice Araujo-, bienvenido el epíteto que quiera ponerle la dirigencia de Arena al pacto, pero gracias a Gana, niños tienen un vaso de leche y se aumentó la cobertura, gracias a Gana se pagan los uniformes escolares”. Asegura que Bukele y él tienen 'tremenda coincidencia' en su proyección de cómo resolver la inseguridad en la ciudad. “Yo tengo una fe, pongámoslo en claridad: Nayib y yo somos coincidentes en el plano de la seguridad”, responde, cuando se le pregunta si le gustaría hacer equipo con el candidato efemelenista. Dice que no negociará ni pactará tregua con las pandillas, gastará 20 millones de dólares para la instalación de cámaras de vigilancia y reinventará el CAM con el nombre de Unidad de Protección y Atención Ciudadana (UPAC) que requerirá de una ley especial que la habilite para capturar y retener presuntos delincuentes en las 72 horas de flagrancia.
Para el desorden en el centro capitalino y la toma que de él han hecho las pandillas Araujo propone orden. Su plan es recuperar 22 manzanas del Centro Histórico en tres años. “Si un pandillero llega a una manzana rescatada, le va a caer a la UPAC”, dice, y para que los vendedores despejen la vía pública habilitaría 15 micromercados, así como espacios en una Ruta Turística, aunque habrá excepciones para ciertas ventas ambulatorias.
El día anterior a la entrevista, Araujo visitó una colonia contigua al bulevar del Ejército, la Altos del Bulevar. Es una colonia a medio camino entre San Salvador y Soyapango. Araujo explica que esta colonia tiene un modelo de seguridad preventiva que le gustaría replicar a nivel macro en la ciudad: hay portones, vigilantes, cámaras de seguridad y comunicación. “Si no actuamos como autoridad, la gente va a tomar la seguridad en sus manos y esto se va a desbordar”, dice Araujo, partidario de la legítima defensa y la cadena perpetua. “Una cosa es la legítima defensa, y otra cosa es que me organice para exterminar delincuentes. Eso es ilegal y se da cuando se degenera una sociedad”, dice.
Araujo se compromete a promover que todas las sesiones del concejo municipal, que normalmente se dan cada martes, sean transmitidas al público en vivo. “Creo que la ley de transparencia es una exigencia ciudadana. Los funcionarios no solo deben ser transparentes sino también parecerlo”, dice, y con su declaración muestra otro viraje de pensamiento. Hace ocho años, en una entrevista a El Faro, justificaba que no todas las decisiones tomadas por los funcionarios del TSE, institución que él presidía, fueran públicas. “Llegará el momento en donde la sociedad evolucionará y desarrollará, habrá un momento en que la sociedad esté preparada para que los procesos sean totalmente abiertos y transparentes, de cara a que no vengan los señalamientos amarillistas y de que se inventan las cosas”, decía Araujo en diciembre de 2007. El expresidente Antonio Saca, quien gobernó el país entre 2004 y 2009, años en los que Araujo fue presidente del TSE, también tenía esa filosofía. “La mejor ley de acceso a la información es la que no existe”, decía Saca, pero ahora Araujo se atreve a contradecirse a sí mismo y a la filosofía del secretismo que abanderó el expresidente Saca, a quien siempre él ha considerado su amigo: “Creo que no, yo discrepo de esa opinión, si es que la dijo así (Saca). Creo que el momento de la transparencia ya llegó y todas las decisiones que abarcan fondos públicos deben ser publicadas”, dice Araujo. Una de las primeras decisiones a tomar, dice, es la realización de auditorías para verificar la sanidad de las finanzas de la comuna.
Quedan menos de 28 días para las elecciones y Araujo dice que es ahora, en la recta final, en la que él comenzará su campaña propagandística en un intento por cerrar la brecha de votos entre su partido y los líderes FMLN y Arena. “Metas (el nombre de su plan de gobierno) no ha nacido para morir el 1 de marzo. Si no soy alcalde, lo intentaré en 2018, y voy a continuar, voy a crear la fundación Metas por un mejor San Salvador después del 1 de marzo para crear una cultura de estudio, de análisis estadístico, de planes de desarrollo de corto, mediano plazo para la ciudad”.
Araujo dice que a diferencia de Bukele y Zamora, él no tiene aspiraciones de ser candidato presidencial ni para 2019 ni para el futuro. “El único que no quiere ser presidente soy yo. Si votan por ellos (Bukele o Zamora) están votando por un alcalde que no va a ser alcalde, y que los va a dejar colgados con todo lo que les dijo”.
—¿Y si Bukele solo está ocupando este momento y el posible para catapultarse como candidato?
—Creo que me va a tocar a mí continuar al frente de la alcaldía si soy concejal. Como yo no ando con aspiraciones de presidente, yo sí podré ejercer la autoridad, el orden.
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