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Arena versus Norman Quijano

Cuando Arena anunció que promovería a Ana Vilma de Escobar para que presidiera la Asamblea Legislativa 2015-2018, Norman Quijano, el diputado más votado y quien en las últimas cinco elecciones ha obtenido el mayor caudal de votos en el municipio de San Salvador, sufrió un nuevo rechazo de su partido. Un partido que en los últimos meses lo ha desoído en sus pretensiones y ha optado por darle roles secundarios.


Domingo, 31 de mayo de 2015
Gabriel Labrador

Norman Quijano en un mitín de la campaña electoral de 2012, cuando ganó un segundo mandato como alcalde de San Salvador. Foto de archivo: El Faro.
Norman Quijano en un mitín de la campaña electoral de 2012, cuando ganó un segundo mandato como alcalde de San Salvador. Foto de archivo: El Faro.

En los últimos días de abril, Norman Quijano expresó a su partido Arena su interés en ser presidente de la Asamblea Legislativa 2015-2018, pero el partido lo rechazó. Seis meses atrás, en octubre de 2014, era alcalde de San Salvador por segundo mandato consecutivo y era candidato a la reelección, pero repentinamente el partido le quitó la postulación. Norman Quijano, odontólogo de 68 años, que hace apenas 14 meses era candidato presidencial de Arena, llegó al punto más alto al que puede aspirar alguien dentro de un partido político, pero ahora el partido de derechas ha dejado de atender sus más caros pedidos, de concederle deseos, de consentirlo.

Y al menos ante el elector Quijano no está caído. En los comicios de marzo pasado fue el candidato a la legislatura más votado, y es el político más conocido de todos los areneros. Y por eso él creía tener un derecho natural a ser la apuesta arenera para presidir la Asamblea Legislativa, y en cambio el partido de derechas que gobernó El Salvador entre 1989 y 2009 lo destinó a un cargo mediano en la directiva del Órgano Legislativo e intentó que fuera otra persona quien llegara a la presidencia legislativa.

'El haber sido el más votado debe ser uno de los elementos a tomar en cuenta por parte de la dirigencia de mi partido. He manifestado mi aspiración a ser presidente de la Asamblea', dijo Quijano el 1 de mayo, justo después de entregar la vara edilicia a su sucesor, Nayib Bukele, en la alcaldía de San Salvador.

Pero el Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) le dijo que no. En cambio, promovió ante los medios y en reuniones privadas a la diputada y exvicepresidenta de la República Ana Vilma de Escobar. ¿Por qué dejaron fuera a Quijano? “Esa es una excelente pregunta para hacérsela a los miembros del Coena”, reacciona el diputado Alberto Romero, elegido por los 35 nuevos legisladores areneros como su jefe.

Desde el Coena, las respuestas son evasivas. 'Porque siempre se ha hecho así, el Coena siempre decide qué diputados pone en la junta directiva', responde Jorge Velado, presidente del partido, cuando se le pregunta por qué no fue Quijano el escogido para el máximo cargo de la Asamblea. Velado -o el Coena- ignoró incluso las voces de sus diputados electos que exigieron un proceso más participativo para nombrar los integrantes de la directiva de la Asamblea, entre ellos el mismo Norman Quijano y diputados primerizos como Ernesto Muyshondt y Juan Valiente.

'Estos procesos deben ser siempre transparentes', decía Quijano cuando explicaba su interés en el cargo que, al final, fue negociado bajo la mesa entre los partidos FMLN y Gana, que dejaron por fuera a alguien de Arena. El exalcalde, además, recordaba que su partido había subrayado durante 2014 su vocación democrática al ensayar un mecanismo de consulta a las bases para definir las candidaturas para las elecciones de 2015. 'Si Arena se va democratizando, si el partido tuvo incluso un congreso donde ya no se permitieron los votos a mano alzada sino que fue de manera secreta, si hay mayor participación, todos estos procesos deben hacerse totalmente transparentes, abiertos, con la voluntad de todos'.

Hasta el año pasado, el segundo al mando del Coena era Ernesto Muyshondt. Muyshondt dejó la vicepresidencia de Ideología para lanzar su candidatura a diputado por Arena y logró la elección en marzo. Y ahora, ya como diputado y compañero de bancada de Quijano, critica la decisión del Coena de marginar al exalcalde capitalino. 'Hemos perdido la oportunidad para que se consoliden los procesos democráticos dentro del partido. Al menos deberían de habernos consultado', reclama.

Otra voz crítica desde la Asamblea Legislativa es la de Juan Valiente diputado por el departamento de La Libertad. 'Yo esperaría que pudiésemos votar por esos cargos', expresaba.

Otros diputados como el jefe de fracción, Alberto Romero -que fue nombrado por sus mismos compañeros de bancada-, o el elegido por el departamento de San Miguel, Edgar Escolán Batarsé, dicen que aspiran a que en algún momento los cargos en la junta directiva pudieran ser votados de manera secreta por los mismos diputados, aunque entienden que para esta ocasión fue muy tarde para intentarlo.

Johnny Wright, diputado elegido por San Salvador, enfatizaba la importancia del juego limpio: 'Cuando hay reglas claras en este tipo de procesos se reduce la tensión y es más fácil elegir a la persona idónea'.

Todos los consultados recordaron, a manera de ejemplo, que la jefatura y subjefatura de la bancada legislativa la habían votado de manera secreta, una mañana de marzo, todos los integrantes de la nueva bancada arenera.

Para la designación de los que subirían a junta directiva de la Asamblea y de la persona que ellos proponían para la presidencia, el proceso fue secreto y solo lo conoció el Coena. Fue hasta pocas horas antes de la sesión plenaria de instalación, el jueves 15 de mayo, que en una reunión en la quinta planta del edificio de comisiones de la Asamblea la dirigencia les comunició quiénes eran los diputados elegidos para integrar la directiva. ¿De dónde había salido el nombre de Ana Vilma de Escobar para la presidencia? ¿Cómo decidieron desplazar a Quijano? Tres diputados consultados por El Faro sostienen que el Coena en realidad nunca discutió entre todos sus miembros que Escobar fuera la candidata de Arena a presidir la Asamblea. Dos de esos mismos diputados señalan que fue un grupo reducido dentro del Coena el que lo decidió. El tercero agrega: 'Más pareció una idea solo de Jorge (Velado)'.

El presidente de Arena, sin embargo, ha negado que haya sido una decisión suya. 'Hay varias propuestas y no solo son propuestas mías, sino de varios miembros del partido y sobre todo del Coena, y ahí se tomó la decisión de empujar a Ana Vilma de Escobar como candidata a la presidencia, no fue una decisión personal mía', dijo Velado el martes 13 de mayo.

Celina de Ávila, vicepresidenta del partido desde hace cinco meses, también aseguró que el nombre de Escobar se comentó entre varios miembros de la dirigencia. 'Sí se discutió, varia gente nos decía que Ana Vilma es una persona idónea para el cargo, y la verdad es que a ella se le está promoviendo'.

Entre la bancada arenera no es que duden de los méritos de Ana Vilma de Escobar, sino que creen que Quijano tenía méritos suficientes también y que al menos la decisión debió consultarse. 'He trabajado duro, he dado la cara por el partido, he estado ahí y he demostrado capacidad', dice Escobar.

Cuando se le pide que responda si no le parece que el partido actuó inadecuadamente ante los méritos y pretensiones de Quijano, se niega a responder. “Yo he dado la cara”, se limita a decir.

Escobar es economista de 61 años, exvicepresidenta de la República y casada con un alto ejecutivo de uno de los grupos empresariales más grandes del país y que también es uno de los principales financistas de Arena, el Grupo Poma. El Grupo Poma, además, ha llegado a tener tanta incidencia en las decisiones del partido Arena, que fue artífice de la candidatura presidencial de Quijano hace apenas 14 meses. Fue el respaldo de los Poma lo que salvó la postulación de Quijano cuando estaba siendo torpedeada por un sector poderoso del partido.

Quijano fracasó en los comicios presidenciales de 2014 y desde entonces pareció haber perdido su buena estrella y aquellos respaldos que lo llevaron primero a la candidatura a alcalde de San Salvador en 2009, luego a la candidatura a la reelección en 2012 y después a la candidatura a presidente en 2014.

Velado ya había promovido a Escobar para un cargo directivo del partido en febrero de 2014. El presidente de Arena cabildeó entonces para que la diputada Escobar llegar al Coena como directora de Información, algo que no ocurrió a último minuto. “¿Quién manda en Arena?”, preguntó la diputada por esos días.

Las razones por las cuales el Coena desplazó a Quijano en detrimento de Ana Vilma de Escobar son un misterio. Las encuestas de opinión y el respaldo ciudadano no parecen ser excusas válidas. En el municipio de San Salvador, desde 2009, Quijano resultó ser el político con más caudal a lo largo de cinco elecciones consecutivas, incluidas las dos rondas presidenciales de 2014, a pesar de que perdió la votación nacional. En 2009, ganó por diferencia de 5 mil 780 votos sobre el FMLN. En 2012 su ventaja fue de 52 mil votos. Y en la presidencial de 2014 en las dos vueltas Quijano ganó el municipio por 13 mil 514 votos y 23 mil 905 votos de diferencia con el FMLN, respectivamente.

Cuando se le plantean estos elementos, Quijano se rehúsa a comentar la situación. ¿Usted cree que Jorge Velado tiene favoritismo hacia Ana Vilma de Escobar o incluso hacia Edwin Zamora, por haberlo puesto como candidato a alcalde de San Salvador en lugar suyo? 'Sin comentarios, no tengo comentarios al respecto.

En la última eleccion legislativa y municipal de marzo volvió a demostrar su robustez como figura política. En la capital, obtuvo individualmente 49 mil 714 marcas, casi la quinta parte de todos los votos obtenidos por Arena en el municipio.

Reclamar el trono de la Asamblea fue, para Quijano, su manera de reivindicar su peso y su vigencia dentro de un partido que en siete meses lo desplazó dos veces. Sobre el de octubre, Quijano se encargó de señalar su lectura en una entrevista de radio a finales de marzo de 2015: dijo que Velado se opuso a su segunda reelección. 'Resulta que ya hasta estaba hablando del lanzamiento de mi candidatura para un tercer período cuando resulta que no tengo a toda la dirigencia apoyándome, y entonces dije: 'Yo me aparto, busquen ustedes al candidato' y se los expresé en una reunión', dijo Quijano en el programa Pencho y Aída. '(Mi anuncio) tuvo que ver con pragmatismo político. Yo no podía estar en contra de dirigentes de mi partido que me dijeron, con toda claridad, que yo no era el candidato. Entonces dije: 'si no puedo tener a todos los generales, a todos los altos dirigentes de mi partido apoyando mi candidatura, entonces yo me aparto'.

La versión oficial de Arena era distinta: decía que Quijano se había hecho a un costado porque él así lo quiso quién sabe por qué. 'Gracias, Norman Quijano. Misión cumplida. Lo invitamos a que forme parte de nuestra oferta legislativa', dijo Velado, en tono de sorpresa. Luego diría que no sabía por qué Quijano ya no quiso seguir en la alcaldía. 

—Ese tipo de decisiones yo nunca las diría por teléfono, yo las digo a la cara, de frente -reacciona Jorge Velado, presidente del Coena, cuando se le pregunta si él pidió a Quijano que desistiera de la candidatura.

—Muy bien, pero...

—Mire, eso ya es parte del pasado. Mejor concentrémonos en tratar de resolver los problemas actuales de los salvadoreños.

Hubo otros 'generales' en contra de la candidatura del soldado Quijano. En febrero pasado, un excandidato a diputado por San Salvador y un abogado que también supo de la reunión en la que le pidieron al alcalde que se apartara aseguraron a El Faro que quien le pidió expresamente su retiro fue uno de los empresarios más importantes de Centroamérica, el presidente del Grupo Poma, Ricardo Poma. Poma había financiado en gran medida la campaña presidencial del alcalde, la cual se extendió en la práctica, desde marzo de 2012 hasta marzo de 2014. Durante ese tiempo, Alejandro Poma —sobrino de Ricardo y ejecutivo del Grupo— fiscalizó el dinero de la campaña a través de la dirección de asuntos económicos del partido.

Los rechazos a Quijano no son nuevos. En 2005, por ejemplo, el presidente de la República (y del Coena), Antonio Saca, y su mano derecha, René Figueroa, le exigieron que abandonara sus pretensiones de ser el candidato arenero a la alcaldía de San Salvador, y él cuenta que tuvo que tragarse la furia y las deudas y no reclamó nada en público. Pero había reaccionado distinto tres años antes, cuando se quejó públicamente de que sus compañeros de la bancada habían filtrado una noticia que lo expuso ante la opinión pública como un político hipócrita tras haber recibido una donación de 3 mil dólares de un casino en momentos en que Arena adversaba ese tipo de negocios.

En 2008, tres años después de que fuera ninguneado para buscar la alcaldía de San Salvador, Quijano obtuvo la candidatura pero ni su propio partido se esperaba la victoria. Cuando ganó, la sorpresa fue tal que su experiencia fue resumida en un libro titulado “Contra viento y marea”, escrito por su jefe de campaña, el publicista Manuel Meléndez. Para las elecciones de 2012, a pesar de que había dirigentes que lo reconocían como uno de los areneros potables y con liderazgo, el fuego amigo volvió a aparecer. Alfredo Cristiani lo desautorizó como líder, solo horas después de que Arena se arrogara un triunfo contundente sobre el FMLN en las elecciones municipales y legislativas de marzo de ese año.

Y le siguieron apareciendo más detractores cuando por ejemplo dijo: 'Si quieren tenerme como presidente, me van a tener como presidente”.

Quijano soltaba aquellas frases porque no ocultaba sus ganas de ser el candidato, y recibió duras críticas por ello y enfureció al partido cuando comenzó a hacer giras a nivel nacional para promoverse en momentos en que ni siquiera se habían definido las reglas para aspirantes a la candidatura presidencial de 2014. Y en agosto de 2012, cuando faltaban pocos días para que el partido identificara al candidato —y todo indicaba que sería Quijano— mandos medios, diputados, empresarios, fundadores y varios actores de Arena intentaron boicotear su candidatura mostrando encuestas en las que lo ponían abajo de Antonio Saca, el exmandatario expulsado de Arena. El partido evaluó detenidamente la candidatura de Quijano y en algunos momentos pareció dudar, tanto que desmontó una convocatoria en la que se supone iba a anunciarse que él era el elegido.

Pese a la matonería con la que actuó para conseguir la candidatura, y después de batallas internas, el 21 de agosto de 2012, el Coena lo ungió como la carta presidencial. De nuevo, los dardos y las críticas empezaron a surgir cuando poco a poco se supo quiénes eran los hombres que integraban su círculo de confianza , entre ellos, el exdiputado Julio Gamero y su amigo Manuel Arrieta. A Gamero le reclamaban el hecho de haber sido el operador del presidente Francisco Flores (1999–2004) para conseguir mayoría de votos en la Asamblea Legislativa, así como también el hecho de haber utilizado personal legislativo para que resguardara una propiedad privada en la costa. A Arrieta, muchos lo vieron mal por haber sido quien le facilitó aquel donativo de 3 mil dólares del casino en momentos políticamente incorrectos. Y a Manuel Meléndez, su jefe de campaña, hubo fundadores que lo rechazaron porque había trabajado en los años 80 con el Instituto Venezolano de Educación Popular (Ivepo), un organismo que ayudó al entonces presidente José Napoleón Duarte a desmantelar grupos paramilitares de extrema izquierda y derecha en el país, y que también asesoró en el área de comunicaciones a aquella administración.

A Quijano también lo desaprobaron y censuraron internamente por haber nombrado como jefe de campaña y principal asesor al expresidente Francisco Flores, un exmandatario que tampoco había terminado en la mejor relación con el partido y que solo unos meses después terminaría implicado en un escándalo por donativos de Taiwán que El Salvador recibió durante su administración. Los reclamos se incrementaron cuando Quijano cometió errores de campaña que le provocaron un desplome en sus índices de aceptación, tanto que a mediados de 2013, un grupo de influyentes y acaudalados empresarios financistas del partido —denominados como el G20— evaluaron quitarlo como candidato y nombrar a alguien más en su lugar . Entre las voces que pidieron el cambio estaba Armando Calderón Sol, el expresidente salvadoreño que gobernó antes de Flores entre 1994 y 1998, y empresarios como Ricardo Simán, presidente del Grupo Simán.

Pero Quijano logró sobrevivir a la embestida en su contra gracias al lobby de Flores y al empresario Ricardo Poma. Quijano intentó tomar el Coena a través de una especie de “golpe de Estado” contra Jorge Velado pero su intento fracasó en septiembre de 2013 gracias a que Velado exigió lealtad a las estructuras.

Quijano lo niega. Pero dirigentes de aquel entonces, como Ernesto Muyshondt, aceptan el intento, aunque sostienen que llamar a aquello “golpe de Estado” es exagerado, y que lo que hubo fue “una propuesta distinta para elegir nuevos miembros del Coena”. Muyshondt dice que al final esa otra propuesta no se votó, y él dice que no sabe por qué.

Las diferencias de Quijano con la dirigencia terminaron provocando, entre otras cosas, que Velado lo criticara en público y describiera que su campaña había sido “la peor campaña mediática en la historia de Arena'. Por si fuera poco, el Coena también rebajó el perfil de influencia a los más íntimos colaboradores de Quijano, entre ellos Julio Gamero y Manuel Arrieta, y luego Velado acusó al candidato en público de haber mantenido hasta último minuto a Francisco Flores como su asesor de cabecera cuando ya los señalamientos por el caso Taiwán había explotado. “Quijano fue el único responsable”, dijo Velado, consciente de que ese había sido un factor de peso para los resultados adversos de la primera vuelta presidencial de febrero.

Quijano terminó perdiendo la presidencial por escasos 6 mil 364 votos en las segunda vuelta, y aunque parezca una nada, esos votos marcaron la diferencia entre un Quijano saludable políticamente hablando y uno cercano al desgaste. Y el partido se arriesgó cambiándolo a última hora en la lucha por mantener la alfaldía capitalina. 'Si Norman también perdía la alcaldía de San Salvador en 2015, la derrota iba a arrastrar al partido hacia abajo', dice un asesor de la bancada legislativa de Arena.

Y eso explica por qué en octubre del año pasado, de nuevo los ataques y los dardos lo obligaron a dar un paso al costado para que el entonces diputado Edwin Zamora fuera nombrado como candidato a la comuna, aun cuando él no tenía mejores números que el alcalde.

Zamora perdió la municipalidad por escaso margen, apenas 6 mil 876 abajo de Nayib Bukele. Y ocurrida la derrota, Quijano no se guardó ninguna crítica sobre los errores de la campaña de Zamora. En la entrevista con Pencho y Aída, a finales de marzo, dijo: 'A mí nunca me invitaron a ser parte de ese equipo de estrategas. Yo hubiera podido aportar mucho mucho. Sí aporté cuando me preguntaron. Dije que conquisté San Salvador en los Distritos 5 y 6, fundamentalmente, que es donde hay más pobreza y desigualdad. Y eso se conquista mano a mano, champita por champita, casa por casa. Ahí no se llega con discursos', dijo.

—¿Qué faltó?

—Las estrategias que se siguen pueden ser determinantes. Lo único que te puedo decir es que cuando me buscaron faltando 15 días para trabajar con Edwin, para grabar unos spots y un mensaje para la radio, lo hice con mucho gusto.

—¿No lo buscaste antes de tu parte?

—Yo siempre dije que estaba listo para el llamado. Yo no me podía ir a meter, los estrategas saben cómo manejan las cosas. Ahora me doy cuenta de que Edwin ganó en la Escalón, en el Distrito 3, el Distrito 2. Pero perdió el 1, que es por la colonia Atalcatl; perdió el 6, que es el sector de las Iberias, y el 5, pegado al cerro de San Jacinto. La alcaldía se conquista ahí en esos lugares.

Pero esas no fueron las únicas críticas hacia Zamora. Quijano había reclamado explícitamente al partido el apego a los poderosos grupos empresariales, una queja que parecía tener asidero en el nombramiento de Zamora. 'Si queremos recuperar el poder tenemos que tener un viraje estratégico, que los salvadoreños trabajadores y humildes nos sientan cerca. Como partido erróneamente hemos permitido que solo nos vinculen con grupos empresariales poderosos del país, la dirigencia se ha equivocado históricamente', dijo Quijano en noviembre.

La única explicación de por qué el partido buscó un sustituto para el alcalde se llama Nayib Bukele. Quijano había resultado con un saludable apoyo ciudadano en los sondeos de opinión entre julio y agosto, pero todo se derrumbó cuando en agosto, Bukele fue ratificado por el FMLN como su carta para la capital. Zamora fue nombrado candidato pese a que tampoco, según las encuestas y evaluaciones internas, ganaba en preferencia a Bukele, según explicaron dos fuentes de la Asamblea que estuvieron cerca del proceso de sustitución.

Quijano puso a disposición su nombramiento

Desplazado de la alcaldía, Quijano tampoco logró su meta de ser nominado como candidato a la presidencia de la junta directiva legislativa. Ese cargo incluye la posibilidad de un sueldo extra mensual —en concepto de viáticos— que podría suponer, si participa en muchas misiones oficiales al extranjero, unos 50 mil dólares adicionales en honorarios.

La junta directiva es el corazón del funcionamiento del Órgano Legislativo: así como puede emitir el presupuesto para toda la institución, decide qué temas se van a abordar en las sesiones plenarias, sus miembros son los que firman las leyes y decretos, y además deciden qué diputado trabaja en qué comisión. La cuarta vicepresidencia que terminó aceptando Quijano después de haber sido desplazado en su lucha por la presidencia, es la quinta en jerarquía. Antes que Quijano, dentro de ese órgano de dirección, hay tres vicepresidentes y el presidente mismo. El reglamento de la Asamblea estipula que los vicepresidentes como Quijano tienen pocas responsabilidades: sustituir al presidente en caso de ausencia, y cumplir con otras tareas asignadas por la directiva. Y aun en esas tareas, la jerarquía pesa: para que Quijano pueda presidir una sesión plenaria en el Salón Azul, primero deben declararse ausentes Guillermo Gallegos, de Gana; Ana Vilma de Escobar, de Arena, y Serafín Orantes, del PCN, en ese orden, que son los que ostentan las tres vicepresidencias anteriores a la suya.

Desde marzo Quijano se había esforzado por aparecer en los medios. Escribió artículos de opinión en El Diario de Hoy, aceptó entrevistas de medios escritos y en la radio, y sus declaraciones parecían hiladas con un mismo propósito: deslizar, con la sutileza de un político que sabe cómo sembrar encabezados de periódicos, la idea de que él —el que más marcas individuales recibió en todo el país en las elecciones de marzo, el que retuvo para Arena la ciudad capital durante dos gobiernos del FMLN, el que siempre obtuvo más votos en la capital en las últimas cinco elecciones ocurridas desde 2009— se merecía la presidencia de la Asamblea.

El jueves 14 de mayo antes de tomar posesión, la fracción de nuevos diputados de Arena se reunió en la quinta planta del edificio de comisiones de la Asamblea, en el salón “Mayor Roberto d'Aubuisson”. Ahí dentro, ante una mesa ovalada y larguísima, la reunión fue más tensa que de costumbre. Además de las diferencias porque se dividiera en dos el período de los cargos directivos (18 meses cada uno), hubo confrontación por los nombres que el Coena —y nada más que el Coena— había definido para que ocuparan esos cargos. Los nombres habían permanecido en secreto, hasta ese momento y solo habían sido consultados con el nuevo jefe de fracción, Alberto Romero.

Después de escuchar su nombre como uno de los que subirían a la directiva, Quijano pidió la palabra y puso su nombramiento a disposición. No quería aceptar el cargo —según explicaron tres diputados que estuvieron ahí— porque dijo que sabía que el partido, el Coena, lo había sacado de la lista un día antes, el miércoles 13 de mayo. Quijano insinuó, en esa reunión, que sabía que su nombre era motivo de discordia en el partido. “Él dijo que si su nombre causaba problemas, en especial al Coena, por él no había problema y ponía a disposición su cargo, que no era el 'puesto' lo que quería, que su trabajo lo podía hacer en 'la llanura'”, dijo a El Faro un diputado que participó en la reunión.

Alberto Romero insistió en que Norman Quijano debía ser uno de los que iban a ser miembros de la directiva, muy a pesar de lo que opinaban algunos miembros del Coena. Pero incluso hubo diputados que le pidieron a Quijano que aceptara el cargo. “Nadie protestó cuando el Coena dijo quiénes subían a junta directiva. Hubo algunos que ofrecieron no tomar el cargo, por los escenarios que se estaban discutiendo, y prácticamente la fracción les pidió que subieran”, relató otro de los que supo de esas sesiones.

El Faro ha buscado sin éxito una entrevista con Quijano desde hace tres semanas por medio de su jefa de comunicación, Jeannette Palacios, para platicar de su situación en Arena, pero hasta ahora no ha habido respuesta.

Luego de que en 2005 el partido le botara sus pretensiones de buscar la alcaldía de San Salvador, un periodista de El Faro le preguntó qué tenía que responder a los señalamientos de que él era un “político quemado”. En su respuesta, Quijano demostró de lo que estaba hecho. 'Winston Churchill una vez respondió qué era un político para él. El dijo que un político tenía que tener una vista de águila, para ver desde todos ángulos, desde las alturas; un estómago de avestruz –que se alimentan de carroña—; una piel de rinoceronte, para que no le penetren los dardos y las flechas; una memoria de elefante, para que pueda pasar 45 años con los recuerdos. Cuando recuerdo eso… en el partido yo a todos los he tratado como a un hermano, a todos los veo con el derecho y la potencialidad de optar por un cargo'.

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