La tarde de este sábado 5 de septiembre, Andrea Cardenal y los hermanos Luis y José Portillo están uniformados: usan camisetas que tienen estampada una cita bíblica, y se están estrenando como líderes políticos. Están juntos, pero hoy solo uno de ellos habla dirigiéndose a unas 700 personas congregadas en esta pequeña plaza de la colonia Escalón, de San Salvador. No hay tarima. No hay sonido. Lo único que hay son dos megáfonos que dos personas sostienen para que el mensaje de José Portillo sea escuchado: hay que parar la delincuencia y la corrupción en El Salvador. Los organizadores, los hermanos Portillo y Andrea Cardenal, han estado tratando en la última semana de desligar esta su manifestación, denominada 'De 5 en 5', de cualquier partido político. Sin embargo,las intervenciones de José Portillo cierran con una frase acuñada por el partido de derechas Arena: 'presentes por la patria'.
En el discurso de José Portillo el final es “Dios Unión Libertad”, pero luego él termina recitando el lema que los areneros han utilizado como una especie de firma, incluso de una forma abreviada como etiqueta en redes sociales: PXLP.
Dos horas antes del final del discurso, a las 3 de la tarde, hay unas 100 personas ya concentradas, aunque nadie parece entusiasmado. Alrededor de la plaza Unión Europea, conocida popularmente como Fuentes Beethoven, y al inicio de la 75a. Avenida Norte, se encuentra estacionado un microbús de la ruta 43 de Ciudad Delgado; unos carros atrás, otro microbús -de la ruta 26- que venía cargado de gente desde el centro de San Salvador. Luego, más pick ups y camiones. Sobre la calle y acera frente a cada auto, bolsas y más bolsas plásticas en el piso. Al llegar al lugar y ponerse sus camisas blancas nuevas, los manifestantes tiraron su basura al suelo.
Con la gente que viene en los buses también vienen globos azules y blancos y banderas pequeñas de El Salvador.
Gerardo Rodríguez usa una guayabera blanca, con bordados de artesanos salvadoreños. En un bolsillo del pantalón sobresale una cruz de madera pintada con colores cálidos y con representaciones de animalitos diversos. De su hombro cuelga un megáfono que se bambolea a su cintura. Lo toma y comienza a hablar a quienes le rodean:
“¡Perdónense, enemigos políticos! Sin perdón no hay redención. ¡Gloria a Dios! Dios es la respuesta a nuestra vida. ¡El pecado nubla nuestra mirada!”, pronuncia, mientras suena música religiosa desde el mismo megáfono que él carga.
Algunas personas parecen ponerle un poco de atención, pero no mucha. Este, se supone, es un mitin político para exigir el fin de la corrupción y un alto a la violencia, y también se supone que es una actividad apartidaria, repelente de los dirigentes de los partidos políticos acostumbrados a acaparar o montarse sobre casi toda manifestación de calle. Rodríguez sigue con su megáfono, pero casi nadie presta atención a lo que dice.
Poco a poco el redondel empieza a llenarse de gente. Aparecen entonces las personas que se toman fotografías con sus cámaras y grupos de familias que dejan un rastro de perfume al caminar. Los organizadores José Portillo, Luis Portillo y Andrea Cardenal se pasean con sus camisas que tienen estampada esta cita bíblica: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes. Josué 1:7-9”. La fe cristiana será eje central del discurso que flotará durante la tarde.
12 policías han custodiado el lugar de la concentración desde las 2:30 de la tarde. A las 4 p.m, hora convocada para iniciar la marcha desde las Fuentes Beethoven hasta la plaza del Salvador del Mundo, todos los elementos policiales están relajados y platicando entre ellos.
Entre las aproximadamente 700 personas que se han congregado, un joven -Symon Melara- y su madre venden tatuajes temporales por 50 centavos. Los tatuajes hechos con pintura azul tienen el nombre de El Salvador y, a veces, un corazón que encierra las letras “ES”.
Mientras esperan al resto de la gente convocada, el motorista del microbús de la ruta 26 está ocupado con su teléfono celular. Dice que trajo a 25 personas desde la Comunidad María Auxiliadora en Cuscatancingo y que no sabe a qué hora se irán de regreso.
Sigue llegando gente. Familias completas. Banderas más grandes cada vez aparecen y la manifestación comienza a tomar forma. Una mujer rubia y de lentes oscuros reparte entre los que han llegado pliegos de cartulina celeste con un rótulo que pide un alto a la delincuencia y a la corrupción. Una mujer comienza a gritar “¡no tenemos miedo!” Pocos la corean. Cambia la consigna a “¡no nos pararán!”, y tampoco la corean. Como no encuentra apoyo suficiente, se queda en silencio.
A las 4:20 de la tarde en el redondel hay cerca de mil personas. Es difícil caminar jungo a la fuente central de la plaza sin chocar con alguien. A un lado del redondel, una batucada con camisas azules toca ritmos tropicales. Sara Rodas, de unos 40 años, camiseta azul y gorra blanca, mira atenta todo lo que sucede a su alrededor. Con la mano izquierda sostiene la esquina de una bandera de El Salvador y con la mano derecha sostiene un palo de escoba. “Aquí tienen lo que les falta”, está escrito en unos pantalones que ondean en su palo, un mensaje con clara dedicatoria a las instituciones de gobierno en un país que ha visto cómo los homicidios diarios pasaron en cuestión de seis meses de 14 a 29, y cómo los casos de corrupción más relevantes van quedando en el pasado con apenas algún escarnio moral para sus protagonistas.
“Los ciudadanos ya estamos hartos de la inseguridad que se vive en el país. Me indigna que la gente tenga que salir huyendo de sus casas intimidada por las maras, si tú y yo no hacemos nada hoy, mañana van a llegar a nuestra casa y a nosotros nos van a sacar”, comenta Sara Rodas a El Faro, mientras ondea los pantalones que decidió izar en el palo.
-¿Qué opina de que la marcha la hayan ligado a partidos políticos?
-Esas son excusas. Todos debemos unirnos -responde Rodas.
La manifestación 'De 5 en 5' se llama así porque cada invitado a ella se compromete a hacer su propia invitación a otras cinco personas y cada una de estas a su vez a otras cinco.
El gobierno del partido FMLN y los dirigentes del partido intentaron erosionar la credibilidad de esta marcha. Aseguraron que los verdaderos organizadores de ella son los dirigentes del principal partido opositor, Arena. El partido de derechas salió el viernes a negar su responsabilidad en la organización de esta demostración. Algunos de los seguidores del FMLN incluso llegaron a asegurar en redes sociales que en la marcha de este sábado desfilarían pandilleros. José Portillo explica que el 1 de septiembre el movimiento pidió a la Policía Nacional Civil que brindara custodia a la demostración.
Unos pasos atrás y sentada en unas gradas está María Martínez, una mujer de alrededor de 30 años con una hija de 10. Cada una sostiene un globo azul con el escudo de El Salvador. Ambas optaron por no ponerse las camisas que les regalaron y las llevan en la mano. Cuando se les pregunta por qué creen que es importante unirse a este movimiento, no saben responder y solo sonríen. Al cabo de unos segundos María se atreve a responder, tímidamente. ¿Usted marcha por la inseguridad? “Sí, sí, por eso”, responde María.
Atrás de María, y del lado del redondel más cercano al Galaxy Bowling, donde inicia la 75a. Avenida Norte, alejados de las cámaras y los líderes de la concentración, hay al menos 53 personas vestidas de blanco y sentadas sobre la grama. Entre ellas caminan dos chicas menores de 20 años, pelo planchado y gorra en la cabeza. Una de ellas usa una gorra de la caricatura Hello Kitty y la otra, una de Playboy. Delineado de ojos perfecto, tez morena y sonrisa amplia.
-¿Ustedes por qué han venido a marchar?
-Ay… decí vos -responde la chica con gorra de Playboy.
-Mire, la verdad es que yo no sé. A mí me trajeron. Yo vengo del centro -responde la chica con gorra de Hello Kitty. Las dos ríen y la chica con gorra de Hello Kitty halla la que le parece una mejor respuesta-. Yo vengo aquí por los derechos de los presos.
Como estas dos chicas hay más gente que no sabe responder por qué están en la marcha.
Al caminar entre las camisas azules y blancas y las banderas de El Salvador ondeantes, lo que se escucha es un murmullo de personas preocupadas por la situación de El Salvador y el ejemplo de Guatemala, donde una nación indignada acaba de tumbar al presidente, es recurrente.
A las 4:33 el director del Instituto de Medicina Legal, José Miguel Fortín Magaña, llega al redondel. Cuando ingresa, un grupo de 10 personas le aplaude. “¡Vino el doctor!”, celebra una mujer, emocionada. “Solo él sabe los números reales de los muertos, él calla a las otras autoridades”, añade, en referencia al protagonismo que ha cobrado en los últimos años este funcionario, que con frecuencia ha controvertido con los representantes del gobierno sobre el tema de la inseguridad. Fortín Magaña se ha convertido en una especie de antagonista de los principales funcionarios de seguridad del gobierno.
En la plaza hay como dos polos de concentración. La mayoría de gente está del lado del redondel que da a la calzada del Paseo General Escalón y en el anfiteatro que está frente a la fuente. Ahí hay familias completas, grupos de amigos y gente que habla de corrupción, impunidad y delincuencia. Desde la planificación de la marcha han dicho que no tienen ningún enemigo político puntual, que los enemigos verdaderos son esos conceptos tan mencionados en la marcha, como son impunidad, corrupción y violencia. Los que están atrás, cerca de la 75a. Avenida Norte, no discuten tanto y parecen aburridos.
Siguen pasando los minutos y la gente solo corea, de vez en cuando, algunas consignas. A las 4:45 p.m. comienza el discurso oficial. Luis Portillo sostiene un megáfono para que se escuche mejor el mensaje que su hermano, José Portillo, envía a los manifestantes. Al lado, Andrea Cardenal con su mochila sobre el pecho y con su celular en mano ve complacida que la convocatoria ha funcionado. El anfiteatro y las gradas de la fuente están llenas.
José Portillo se estrena como líder político. Lee un discurso de 15 minutos donde recalca que la marcha es ciudadana, en un claro esfuerzo por distanciarla de autorías partidarias. “Ustedes son la marcha”, dice a los centenares de personas que escuchan. La gente aplaude, grita y busca cualquier motivo para celebrar. “¡Patria antes que ideología!”, grita José, vestido con la camisa de la cita bíblica. “¡Dios es el verdadero líder de este movimiento!”, añade, y la gente que lo escucha aplaude mientras alguien más pone fuego a algunos cohetes de vara cuya explosión resuena en la altura tras salir impulsados mientras dejan tras de sí una cola de humo.
El discurso avanza y José Portillo habla de una decisión de último momento. “Originalmente convocamos a una marcha, pero el gobierno convocó a otra marcha en el lugar hacia el que nos dirigíamos', dice, en alusión a la plaza Salvador del Mundo. 'Nosotros somos conscientes de la importancia de la no confrontación. En esta plaza estamos bien y desde aquí podemos expresarnos. También por ellos es esta marcha”, dice Portillo en su discurso. El discurso está terminando. A las 5 de la tarde Portillo agradece “a los políticos que atendieron el llamado a no asistir' porque, según su versión, no necesitaban ensuciar su iniciativa ciudadana. Portillo omite que Luis Cardenal -exministro, excandidato a alcalde de San Salvador por Arena y padre de la organizadora Andrea Cardenal- ha llegado a la manifestación. Tampoco menciona que René Rendón, ex mano derecha del ya fallecido dirigente arenero Adolfo Tórrez, también está presente. En medio de la concentración también está Jorge Daboub, el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada, un prominente detractor del FMLN y del gobierno. La ANEP históricamente ha estado cercana a Arena y de ella surgió, por ejemplo, Antonio Saca, quien de presidente de la ANEP pasó a ser candidato presidencial en 2003.
Dos días después, el lunes 7 de septiembre, José Portillo aclarará a El Faro que en realidad él no omitió mencionar a Cardenal, a Rendón y a Daboub porque cuando hizo su discurso él no estaba enterado de esas presencias. 'Yo vi a Luis Cardenal 25 minutos después del discurso, y más tarde en la televisión a Jorge Daboub y a Ricardo Simán. Una omisión ocurre cuando uno sabe algo, y yo no sabía que ellos estaban ahí'.
Después de terminar de leer el discurso con un 'Dios Unión Libertad', José Portillo invita a los manifestantes a cantar el himno nacional, sin banda sonora, a pura voz. Las banderas ondean con más fuerza y algunas familias se abrazan. Una pareja ubicada frente a los líderes del movimiento De Cinco en Cinco termina de cantar el himno de El Salvador mientras se seca las lágrimas.
Después del himno, José Portillo pide a los manifestantes que firmen la petición de un alto a la corrupción y reasignación de fondos del presupuesto de la nación para planes de seguridad efectivos: 'Señores: les pedimos atentamente que no se retiren, debemos firmar una petición, de aquí no nos podemos ir con las manos vacías y solo con el sentimiento de haber estado dos horas presentes por la patria', dice.
Sobre la frase “Presente por la patria”, José Portillo dirá dos días más tarde que él cree que no tiene por qué tomarse como privativa de Arena. En las elecciones presidenciales pasadas se posicionó como etiqueta en redes sociales en su fórmula abreviada 'PXLP'. Camisetas, gorras, pulseras y otros artículos promocionales de Arena han llevado escrita esa frase, que también es parte del estribillo de la marcha del partido. En El Salvador, “presente por la patria” es tan sinónimo de Arena como lo fue el “Yes We Can” del candidato presidencial estadounidense Barack Obama.
Dos días más tarde, José Portillo también dirá que no está de acuerdo con las estimaciones de El Faro en cuanto a que la afluencia fue de alrededor de mil personas. 'Tenemos la firma de unos mil 600 asistentes', asegura. 'Y eso solo los adultos, pero allí también había niños, que también son habitantes de este país', dice.
Este domingo, José Portillo, quien se ha quejado porque Arena no se desligó a tiempo de la marcha, ha terminado su intervención, pero no sabe que la manifestación aún no termina. De repente, en medio de la gente que recién había cantado el himno nacional, tres estudiantes de la Universidad de El Salvador sacan de sus mochilas tres máscaras. Una con la imagen del rostro del expresidente Francisco Flores, procesado por delitos de corrupción; otra del expresidente Antonio Saca -el último de los cuatro presidentes de Arena (2004-2009)- y otra del fiscal general de la República, Luis Martínez. Se ponen sus máscaras y comienzan a gritar, imitando a la gente que tenían al lado, “¡Queremos paz!”, “No a la corrupción”. Es una manifestación dentro de una manifestación. Los manifestantes originales, vestidos de azul y blanco, están sorprendidos y les empiezan a silbar y llaman a los policías. Los manifestantes de las Fuentes Beethoven, que exhortan a la ciudadanía a expresarse sin temor, no toleran que estos chicos lleguen a expresarse así. Se producen algunos forcejemos pero los policían se encargan de retirar a los estudiantes.
Hay un cuarto estudiante. Dice llamarse Carlos y está en plena discusión con alrededor de 10 personas que lo rodean para gritarle “¡Allá abajo es tu marcha!”, refiriéndose a la manifestación organizada por sectores afines al FMLN.
-¿Y por qué se enojan? Si mis amigos están protestando en contra de la corrupción, como ustedes -alega el chico de camisa amarillla, alto, de piel blanca y cabello negro.
-¡Pero es que no, no, no! Los casos de antes son bien diferentes -le responde a gritos una manifestante vestida de azul.
El expresidente Flores está siendo procesado por el desvío de millonarios donativos de Taiwán. A Antonio Saca nadie lo ha acusado penalmente, pero su expartido, Arena, sostuvo públicamente en 2010 que Saca dispuso para su beneficio particular de recursos del Estado. Aunque él no ha sido señalado por institución estatal alguna, varios de los miembros de su gobierno sí han sido procesados penalmente por corrupción.
Mientras esto sucede, una camioneta negra va deteniendo el tráfico en la calle que conecta el Paseo General Escalón con la 75a. Avenida Norte. Un hombre vestido de negro maneja el automotor y disminuye la velocidad al llegar al redondel. Casi para el tráfico. “¡Me la pelan, me la chupan!”, les grita el hombre de unos 30 años, de ojos claros. Algunos de los que hacía unos minutos cantaban el himno, empiezan a responderle con insultos. “¡Bolo cerote!”, le grita alguien desde el redondel. La Policía interviene y detiene al conductor y le abre un expediente por conducir ebrio. Es un conductor temerario. “¡Bolo, te va a dar verga tu mujer!”, le siguen gritando. Y él, con una mano en la cintura, otra apoyada en su camioneta y sonriendo ampliamente como si posara para una fotografía, responde: “Ando bolo pero yo sí tengo huevos”.
Durante el tiempo en que los policías revisan la documentación del conductor temerario, los medios de comunicación comienzan a preguntarle las razones de expresarse de la forma en que lo hizo. “Somos un país que merece algo mejor, no me importa que me abucheen. Yo quiero que imitemos algo bueno, como Guatemala. Pero seamos gente que duele... porque a mí me duele. Debe ser una marcha general, no debe ser algo pagado, no tiene que pagar el Frente y tampoco debe pagar la derecha. Estamos en septiembre y debemos ser unidos”. Tiene un aliento a alcohol, pero tiene un discurso coherente.
La Policía no descansa en todo el cierre de la concentración. Paralelo al caso del conductor temerario que casi para el tráfico, detiene a 12 jóvenes. Un agente cuenta que descubrieron a unos jóvenes comunicándose por medio de señas propias de la pandilla Barrio 18. Los policías les incautan un celular y según la versión oficial, ahí les descubren un mensaje donde amenazan de muerte a una mujer. Ahora sobre la grama 12 jóvenes están tendidos boca abajo y sin camiseta.
Algunas personas que durante la concentración estuvieron calladas comienzan a gritar a otras personas activas en la manifestación:
-Ustedes nos trajeron, ahora ayúdennos. Solo nos usaron -dice una mujer.
-Aquí nos desprecian porque somos pobres, nosotros los apoyamos pero ustedes no nos apoyan a nosotras -añade otra, dirigiéndose a los organizadores.
Una adolescente de alrededor de 15 años y ojos claros grita contra los policías: “Uno por miedo les hace caso. Uno viene aquí y solo nos usaron, ellos no nos apoyan”.
-¿De dónde vinieron? -les pregunta El Faro.
-De Guazapa -responde la adolescente.
-¿Cuántos vienen?
-Vinimos en tres buses nosotros.
-¿Y por qué vinieron desde allá?
-Por la paz vinimos, nos dijeron que viniéramos a la marcha de la paz y nosotros vinimos.
-¿Quiénes les dijeron?
-Si eso es lo que no se dice. Uno viene porque quiere, la invitación es para todo el país, por la paz, por la paz.
La Policía esposa a los detenidos pero antes deja ir a dos de ellos por ser menores de edad. Los sube en una patrulla y la gente que supuestamente viene de Guazapa comienza a cargar unas bolsas con bebidas enlatadas. Se suben a los buses.
Algunas personas de las que dijeron venir de Guazapa se suben al microbús de la ruta 43 y se quitan la camisa blanca. Cuando el microbús está sobre el Paseo General Escalón en dirección a la plaza Salvador del Mundo se escuchan gritos: “¡Ustedes nos trajeron!”
Mientras todo esto termina, a las 5:30 de la tarde, algunos colaboradores de la concentración desmontan las mesas donde recolectaban firmas. Desde las 4 de la tarde pedían que se creara “una contraloría ciudadana para fiscalizar el buen uso del presupuesto de seguridad”, que se reformara la manera de elegir al Fiscal General de la República y Corte de Cuentas, y que se cree “un nuevo plan antimaras”.
Después de la captura, quedan alrededor de 50 manifestantes en el redondel, pues algunos optaron por irse a casa, pero otros, en un plan improvisado, comenzaron una marcha de 1.7 kilómetros hacia el redondel Masferrer.
Tratando de entender por qué en una marcha apartidaria se menciona una frase clave del principal partido de opositor, y por qué se expulsó a los estudiantes que cargaban las máscaras si ellos también estaban señalando posibles actos de corrupción, El Faro pidió este domingo declaraciones vía telefónica a Andrea Cardenal. Ella respondió que su contrato de trabajo le prohíbe dar declaraciones a medios de comunicación.
José Portillo, el vocero del movimiento que creó la marcha, dice que se enteró de la participación de presuntos pandilleros en la demostración por medio de las noticias y que no puede opinar sobre algo que no atestiguó. Cuando se le cuestionó la decisión de cerrar sus palabras pronunciando 'presentes por la patria', lo negó. 'Es incorrecta su afirmación', dijo vía telefónica, en referencia a que su discurso, en realidad, terminó con 'Dios Unión Libertad' y la frase acuñada por Arena él la pronuncia unos segundos más tarde.
*Fe de errata: En la version inicial de esta crónica se decía que entre los asistentes a la concentración estaba Juan José Rendón, cuando lo correcto es que asistió René Rendón. Juan José Rendón es un asesor político venezolano que estuvo al servicio de la campaña presidencial del candidato de Arena Norman Quijano, mientras que René Rendón fue años atrás un extrecho colaborador del exdirector de Arena en Salvador Adolfo Tórrez. En el texto original también se afirmaba que José Portillo incluyó la frase 'Presentes por la patria' en la parte final de su discurso, cuando en realidad la pronunció en unas palabras posteriores que dirigió a los manifestantes.