San José, COSTA RICA. “El próximo 12 de enero dará inicio el plan piloto”, anunció este jueves 7 de enero el canciller, Manuel González, en conferencia de prensa junto a otros funcionarios del gobierno y representantes del Sistema de Naciones Unidas en la capital, San José.
Los 180 cubanos saldrán la noche del martes 12 del aeropuerto Daniel Oduber, de la ciudad de Liberia (300 kilómetros al norte de la capital), para viajar al Aeropuerto Internacional Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, de El Salvador, desde donde serán trasladados en autobuses a la frontera con Guatemala, y de allí hasta la frontera con México.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha coordinado con una aerolínea comercial la realización de un vuelo chárter hasta El Salvador, así como el traslado por tierra de los migrantes, indicó González.
En el primer viaje, que constituye “una prueba piloto”, se trasladará a 180 personas, que serán escogidas estrictamente según el orden en que llegaron a Costa Rica. No obstante, deberán cumplir con tres tres condiciones: estar localizables de inmediato, ser mayores de edad y disponer de 535 dólares, que es el costo total de su traslado hasta la frontera con Mexico, precisó la directora de Migración, Katia Rodríguez.
Ese monto, que no será asumida por ningún país ni organismo internacional, incluye boleto aéreo, transporte terrestre por El Salvador y Guatemala, alimentación, impuestos de entrada y salida de cada país y un seguro médico.
Estas nuevas disposiciones descartan la posibilidad de que en el primer viaje sean incluidas familias con niños, como había asegurado el canciller que sería, el lunes en declaraciones a la prensa.
Prueba decisiva
Un total de 7,800 cubanos que intentan llegar a Estados Unidos aprovechando el trato migratorio preferencial que les otorga la Ley de Ajuste Cubano, ingresaron a Costa Rica entre noviembre y diciembre pasados, pero quedaron varados en este país luego de que Nicaragua les cerró su frontera.
Las autoridades de San José otorgaron a los cubanos una visa especial, así como albergue, alimentación y otros servicios mientras desarrollaba complejas negociaciones con los demás países de Centroamérica y México para tender un puente que les permitiera continuar su viaje.
El primer grupo que reemprenderá su viaje es pequeño, pero “vamos por partes, hay que generar experiencia, hay que generar confianza, tenemos que garantizar que salga bien”, dijo González quien recordó que la continuidad del plan depende del éxito de la prueba piloto.
El segundo vuelo se ha programado para una semana después del primero, una vez que los países involucrados en la experiencia hayan evaluado los resultados y efectuado los ajustes que se consideren necesarios, subrayó.
En tanto, el representante de la OIM, Roeland Dwiled, dijo que las autoridades mexicanas se comprometieron a documentar a los cubanos para que puedan transitar libremente por su territorio, quienes tendrán 20 días para trasladarse por sus propios medios a Estados Unidos.
Los cubanos “son migrantes económicos, la OIM asesoró su salida de Costa Rica pero lo que hagan en México será su reponsabilidad, seguramente encontrarán los medios de transporte (hasta Estados Unidos)”, puntualizó Dwiled.
Incertidumbre en Panamá
Mientras los 7,800 migrantes varados en Costa Rica ven su futuro con esperanza tras una angustiosa espera, poco más de 1,000 de sus compatriotas aguardan un milagro en territorio de Panamá, en el borde fronterizo con Costa Rica.
El Gobierno de San José anunció el pasado 18 de diciembre que se veía forzado a cerrar su frontera a los isleños, debido a su elevado número y a las dificultades que estaban afrontando para continuar su viaje hacia el norte.
La directora de Migración costarricense reiteró este miércoles la decisión: “Los del lado de Panamá tienen la información de que no estamos dando más visas, quien ingrese ilegalmente se arriesga a ser deportado inmediatamente a Cuba”.
Recientemente, las autoridades panameñas cerraron los albergues en que se hallaban los migrantes cubanos y los enviaron a pequeños hoteles ante los riesgos de salud y de seguridad que afrontaban.
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