El 13 de enero, Silvia Elena Regalado fue convocada por el presidente a una reunión en Casa Presidencial. En ella le pidió que se hiciera cargo de la Secretaría de Cultura, que por tercera vez en los seis años de gobierno del FMLN se quedaba acéfala. Ella aceptó de inmediato. “Suelo responder por lo que me dice mi cuerpo, y sentí que tenía que decir que sí”, recuerda. Su nombre era uno de los más fuertes entre los cuatro candidatos que se manejaban entre artistas e intelectuales como los posibles sucesores de Ramón Rivas. La escritora se reconoce como una eterna candidata “mi nombre siempre había salido”, dice, pero hasta el 22 enero de este año, la oferta nunca se había materializado.
La nueva secretaria de Cultura es una escritora salvadoreña de 54 años que ha dedicado de lleno su vida a la escritura. Empezó a escribir poesía desde los 9 años. Ha publicado cuatro poemarios en El Salvador y ha sido antologada en ocho ocasiones, entre ellas en la antología francesa sobre poesía salvadoreña de María Poumier (2002) y en la antologìa centroamericana STIGAR, publicada en Suecia en el 2004. Su poesía le ha valido los siguientes reconocimientos literarios: el Wang Interdata de Concultura en 1991; el premio Alfonso Hernández en 1993; y los Juegos Florales de Mujeres (1993) y los Juegos Florales de Oriente (1993 y 1994).
Regalado hereda una institución que, en boca de quienes trabajan al interior de la Secultura, y de quienes hacen trabajo artístico desde lo privado, está a la deriva. Los artistas y los empleados de la institución sustentan su preocupación en que no hay un plan de trabajo concreto ni un equipo sólido de trabajo. Los primeros síntomas se manifestaron en los primeros meses de gestión de Rivas en 2014, con un intento por destituirlo en apenas 45 días de gestión, acusado de llevar una agenda 'personal'. Posteriormente, entre enero y marzo 2015, tres funcionarios de primera línea dejaron el cargo por diferencias con el funcionario. Todo apuntaba a una falta de visión y trabajo conjunto. La exdirectora de artes, Tatiana de la Ossa, incluso se atrevió a ironizar con que todo parecía ser culpa de la silla: “Yo no sé qué es lo que tiene esa silla, pero yo le puedo decir que está maldita, porque la gente llega y parece perder el norte [...] es indispensable fomentar el trabajo en equipo, orientar el trabajo hacia el Eje 9, hacia la razón de ser de la cultura”.
El eje 9 es, o se supone que es, la estrategia que marcaba la pauta de lo que iba a suceder con la institución a partir de la llegada del segundo gobierno del FMLN. Parte de este se extrapoló al Plan Quinquenal 2014-2019, pero a 18 meses de gestión, no se ha materializado ninguna. No hay seguro social para artistas, formación artística formal ni Ministerio de Cultura. Rivas incluso declaró en junio del año pasado que el Ministerio de Cultura no era una deuda pendiente. El presidente prometió en su toma de posesión la creación del ministerio, y aunque mencionó en el primer consejo de ministros de 2016 que era una opción, aún no se ha emitido el decreto de creación.
Para Jorge Dalton, director de audiovisuales de la Secultura, que la institución siga siendo una secretaría adjunta a la presidencia es una clara muestra de que la cultura no se toma como prioridad y asegura que eso ha contribuido a que se haya “convertido en una instancia que produce eventos y a ocupar los espacios de cultura como feudos”. Ejemplo de esto son las autorizaciones por parte de Rivas para que el Teatro Presidente sirviera como plaza para la presentación de una obra de teatro en la que participaba la nieta del presidente.
Dalton, sin embargo, cree que tampoco se debe acelerar el proceso de creación del ministerio solo por cambiarle nombre a la institución y sugiere que lo primero que debe hacer la nueva funcionara es conformar un equipo con profesionales que realmente incidan en la sociedad, delegar en ellos el control de cada área y, sobre todo, incluir gente joven en las filas de la institución para refrescar ideas. “El ministerio de cultura no puede ser un edificio. Si no hay personas capaces va a ser un lugar muerto”.
En sus primeras declaraciones a la prensa, Silvia Elena Regalado fue sincera al admitir que no tiene claridad de los plazos para elevar la Secretaría a Ministerio, pero que sí está enterada del proceso de “modernización de la Secultura”. De entrada, no obstante, la misión es darle continuidad a la gestión de Rivas y que precisamente por eso no tiene previsto hacer cambios al gabinete cultural.
En la incertidumbre de hacia adónde se mueve la institución, Regalado al menos entra con un fuerte apoyo. Entre los que pujaron por su nombre están los trabajadores acuerpados en el sindicato mayoritario de Secultura, Sitrasec. Incluso antes de que se nombrara a Ramón Rivas como secretario, ellos la postulaban como posible candidata al puesto, asegura Basilio Ayala, secretario general del sindicato. La escritora está afiliada a este sindicato: “Ella es uno de nuestros cuadros, alguien con tendencia de izquierda, pero que no obedece a figuras”, describe Ayala. La primera reunión de la nueva secretaria ocurrió, de hecho, en la tarde del viernes 22, con el sindicato, apenas horas después de haber asumido. La reunión fue breve. Regalado se presentó y explicó la distribución del presupuesto 2016. Para abordar temas más puntuales, pidió a los trabajadores un plazo de 15 días para empaparse de la información necesaria.
El poder de negociación con el sindicato ha sido relevante en las últimas dos administraciones. Durante la administración de Magdalena Granadino hubo paros generalizados en toda la institución exigiendo su renuncia por maltrato laboral y por no cumplir, según ellos, con las prestaciones de ley. Rivas, por su parte, logró acuerdos desde el inicio de su gestión con los trabajadores y aunque hubo protestas dentro de la institución, no iban dirigidas hacia él: “mientras él respete los acuerdos con el sindicato, nosotros no nos vamos a ir a paro”, dijo Ayala en 2015 a este periódico.
Silvia Elena Regalado no es ajena a la situación de la Secretaría ni a la gestión cultural. Tiene seis años de estar al frente de la Casa del escritor, y fue la concejal encargada de arte y cultura en la alcaldía de San Salvador entre 2006 y 2009.
Consultada por su militancia (fue colaboradora activa de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL) desde los 15 años) ella se desmarca de responder a intereses partidarios: “No me debo a ningún partido, me debo a este país, al compromiso con la vocación del arte y la cultura. Yo he tenido y tengo una militancia con el arte y la cultura salvadoreña. Ahí está mi corazón y está mi vida empeñada desde que era niña. Y ese es mi compromiso”.
Regalado no quiso ahondar mucho en los proyectos de la Sec, y argumentó que aún no conoce de lleno el plan de trabajo que se había trazado para 2016. Al menos, en intenciones, ya marca una primera diferencia respecto a sus predecesores. En enero de 2015, El Faro divulgó que el segundo gobierno del FMLN convirtió a la revista Cultura -por tradición enfocada a crónica literaria y ensayos académicos- en un documento lleno de discursos presidenciales y entrevistas institucionales. Cuestionada por El Faro sobre si la utilización de los recursos de la Secretaría de Cultura se perderán en el límite entre los comunicados oficiales y la propaganda, ella respondió que 'en virtud de la tradición que ha tenido la revista Cultura tenemos que ser respetuosos'.