El jueves 3 de marzo, en el cantón Agua Escondida, municipio de San Juan Opico, departamento de La Libertad, ocho empleados subcontratados por una empresa distruibuidora de energía eléctrica fueron torturados y ejecutados con armas blancas y de fuego, y junto a ellos fueron asesinados otros tres jornaleros que habrían presenciado la matanza, según las autoridades. Los trabajadores recién iniciaban un proyecto de instalación de postes -para trasportar cables de alta tensión- cuando fueron sorprendidos por sujetos desconocidos. A la escena del crimen llegó un centenar de hombres armados, entre agentes de la Policía Nacional Civil y soldados de la Fuerza Armada. En la zona se desplegó un fuerte operativo de seguridad y de búsqueda de sospechosos, que incluyó policías en motocicletas, helicópteros y camiones humvee del ejército. Pese al despliegue realizado, las autoridades no reportaron capturas. Desde que el gobierno le declaró la guerra a las pandillas en enero de 2015, El Salvador atraviesa una crisis de seguridad que lo posicionó como el país más violento por su tasa de homicidios con 102.9 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Este 2016 registra un promedio de 23 asesinatos diarios y solo en los dos primeros meses del año lleva 1,399 homicidios, un 118% más alto que el inicio de 2015.