El empresario de textiles Edwin Zamora, excandidato a alcalde de San Salvador y ahora director ejecutivo de Arena, anunció el viernes 22 de julio que quiere ser el próximo presidente del partido que, tras gobernar 20 años El Salvador, ha perdido dos elecciones presidenciales consecutivas, y ahora se debate en una contienda interna por la conducción, cuyas reglas serán aprobadas este domingo 24. Zamora llegó a Arena en 2010 y en estos cinco años su nombre causó sobresaltos en un partido verticalista que le vio impulsar algunas reformas que, al menos en el papel, suponen quitar poder a los dirigentes y, sobre todo, a los patrocinadores del partido.
Zamora anunció su intención de suceder a Jorge Velado durante una entrevista matutina en la Telecorporación Salvadoreña. ¿Pero tiene opciones realistas de ganar este hombre que, incluso, llegó a dar un discurso contracorriente en la misma casa del poderoso Alfredo Cristiani?
El exdiputado por San Salvador parece aprovecharse de una corriente reformista dentro del partido que él ayudó a impulsar y que ya en 2011 logró algunos cambios en los estatutos del partido. Al cabo de este lustro, las reformas que ayudó a construir tuvieron quizás el salto más importante en la historia del funcionamiento de Arena: está previsto que en agosto los areneros estrenen el voto secreto de la militancia para elegir a sus nuevos dirigentes. Ese voto secreto, además, se usará de ahora en adelante para que el partido nomine a sus candidatos a cargos de elección popular.
Hasta ahora el partido ha escogido a sus candidatos a presidencia de la República, a alcaldes y diputados, con el criterio de la cúpula arenera y con la plena incidencia de los principales financistas. Aunque en los últimos años hubo alguna contienda interna, los mismos participantes terminaron negando fortaleza democrática en ellas.
“Este nuevo Coena tiene que seguir comprometido con la renovación y la modernización de Arena”, dijo Zamora, durante la entrevista de televisión de este viernes, como recordando su pasado reciente.
Si Zamora parece abanderar apertura, entre quienes se perfilan como sus posibles contendientes destacan personajes que han sido iconos de la Arena clásica, la original que nació en 1981 como reacción a lo que llamaban 'la amenaza comunista'.
Desde 2010, junto a otros miembros del partido como Tom Hawk, Marcos Llach o Tomás Calderón (sobrino del expresidente Calderón Sol), Zamora redactó las primeras reformas a los estatutos que se han ido aprobando a lo largo de los últimos cinco años. Calderón ya no es parte de ese grupo. Arena está estructurada en ocho sectores, y uno de ellos, el sector empresarial, es el que ha adoptado la causa de la reforma estatutaria. A él pertenecen Hawk, Llach y empresarios como el excandidato a la alcaldía de Nuevo Cuscatlán Gerardo Barón.
Entre otras reformas internas, este grupo promovió la creación del tribunal disciplinario en 2011; la creación, en 2013, de la Comisión Política como una instancia paralela al Coena y con el propósito de desconcentrar poder; y la implementación del voto secreto, que fue aprobado por el partido en mayo de 2014 después de más de una década de propuestas y obstáculos. El grupo también retomó la idea de que la militancia del partido debía elegir democráticamente a sus dirigentes, algo que finalmente parece que ocurrirá en agosto próximo cuando el partido celebre las elecciones internas.
Zamora ha sido cercano al presidente de Arena actual, Jorge Velado, que acarrea la responsabilidad en la derrota en la elección presidencial de 2014, pero que logró que en las elecciones legislativas de 2015 el partido obtuviera más escaños que el partido en el gobierno, el FMLN. La afinidad entre ambos ha quedado demostrada en dos momentos: cuando Velado depositó en él, en mayo de 2014, la responsabilidad de coordinar el Quinto congreso nacionalista , y cuando en octubre de ese mismo año dio la venia para que Zamora sustituyera a Norman Quijano , entonces alcalde capitalino, en la búsqueda de un nuevo período municipal.
Para Zamora, organizar el congreso nacionalista representaba la oportunidad para cristalizar las ideas reformistas que él y su grupo habían promovido desde 2010. Y por eso, según reportó El Faro en aquellos días previos al congreso, condicionó su papel de organizador a que el resultado fuera tomado en cuenta .
Cerca de 600 miembros de la estructura de Arena plasmaron en un documento los cambios que a su juicio el partido debía implementar para salir de la crisis provocada por la segunda derrota presidencial consecutiva. Las críticas de la militancia, que se enfilaban contra la excesiva injerencia de los grandes donantes del partido y los expresidentes, quedaron explícitamente recogidas en el documento final del congreso en mayo de 2014: la militancia no quería más nombramientos de dirigentes y candidatos de manera arbitraria (“dedazos”) y tampoco quería que el partido siguiera dependiendo tanto de los grandes financistas. Un reporte interno muestra que las empresas vinculadas a seis familias aportaron, en los últimos 16 meses, el 40 % de todos los ingresos de Arena.
Este domingo 24 de julio el partido se congregará en una asamblea general para someter a votación las reformas de estatutos que darán vida a la elección interna del partido, un proceso que, al menos indirectamente, él ayudó a construir.
Zamora entró al partido en 2010 durante una serie de reuniones de catarsis que el entonces presidente del partido, Alfredo Cristiani, impulsaba para intentar recuperar al partido de la derrota y de la crisis provocada por la ruptura con el exmandatario Antonio Saca. Fue durante una reunión de empresarios en la residencia de Cristiani, en la urbanización Santa Elena, en Antiguo Cuscatlán, donde Zamora pidió la palabra. Cuando se dirigió a todos los presentes, Zamora reclamó que el partido se preciaba de portar en su nombre la palabra 'republicana' pero que en realidad se trataba de una institución sin balance de poderes, sin contrapesos posibles, como sí ocurre en las verdaderas repúblicas. Aquellas palabras de Zamora eran un reto a la dirección de Cristiani, pues este nunca se atrevió a dar el paso de promover el voto directo de las bases ni a descentralizar el poder partidario. Después de la velada, Cristiani lo invitó a formar parte de la dirigencia. Era aún tiempo en el que los dirigentes se nombraban de dedazo, y Zamora terminó ocupando el cargo de director de comunicaciones y transporte.
Zamora también es un empresario de textiles. Su empresa familiar Duraflex formó un asocio con la empresa Confecciones La Libertad, entre los años 2005 y 2009, y ambas se comprometieron a crear 500 plazas y mantenerlas durante 49 meses a cambio de recibir un subsidio del gobierno. Una auditoría del Banco Central de Reserva encontró que la meta de empleos no se cumplió, pero las empresas alegan que el gobierno nunca encontró razones para no entregar los subsidios. Zamora sostiene que su empresa nunca recibió dinero del subsidio sino de la empresa aliada, Confecciones La Libertad, que sí recibía los subsidios.
En realidad a Zamora no se le puede entender si no se le compara con figuras de mayor trayectoria dentro del partido y que, hasta cierto punto, representan a la Arena surgida en los años 80 durante la guerra civil. Norman Quijano, excandidato presidencial y actual diputado es uno de ellos.
Zamora fue nombrado para sustituir a Quijano como candidato a alcalde de San Salvador solo cinco meses antes de la elección de marzo de 2015. El relevo surgió de emergencia después de que Quijano, quien buscaba su tercer período, renunciara al darse cuenta que no tenía a todos los dirigentes de su lado y para “evitar un mayor división en el partido ”. El nombramiento de Zamora en lugar de Quijano fue un intento de remozar la imagen del partido en momentos en que las encuestas ponían al partido muy por debajo del candidato del FMLN, el joven empresario Nayib Bukele, exalcalde de Nuevo Cuscatlán.
Zamora, sin embargo, tampoco pudo ganarle a Bukele en marzo de 2015, aunque dentro de Arena el análisis en esos días era que fue preferible que Bukele derrotara a Zamora y no a Quijano, quien ya venía de perder, un año antes, la elección presidencial tras “la peor campaña mediática en la historia de Arena”, como llegó a decir el propio presidente Velado . Una segunda derrota al hilo con Quijano a la cabeza habría resultado devastadora para Arena, y por eso el partido le bajó el perfil lo más que pudo: le negó ser dirigente e incluso ocupar puestos de relevancia en la Asamblea Legislativa. Arena parecía reclamarle a su excandidato Quijano el fracaso en la campaña presidencial por la que le echó en cara el envío de mensajes equivocados.
Zamora y Quijano tuvieron algunas diferencias en 2015, por ejemplo, cuando se aproximaba la conmemoración de los 35 años del asesinato de monseñor Óscar Romero –por quien se señala al fundador de Arena como responsable-. Mientras Quijano promovía la figura de Roberto d’Aubuisson con el nombramiento de una calle con su nombre, Zamora decidió anunciar que si ganaba la alcaldía erigiría un monumento a Romero en pleno centro capitalino.
Con el lanzamiento de Zamora ya son tres los miembros relevantes del partido que han manifestado su interés en suceder a Velado. Junto a Zamora ya están en la contienda el empresario Mauricio Interiano, prácticamente un novato en política, y el veterano arenero Hugo Barrera, exministro de seguridad durante la administración de Armando Calderón Sol (1994-1999), quien ha sido un duro crítico de la gestión de Velado. “A Jorge Daboub le tocó desempeñar el papel de Arena”, dijo en una entrevista a El Faro en mayo pasado . Barrera también criticó fuertemente las últimas resoluciones de la Sala de lo Constitucional, entre las que está la que declara ilegal la Ley de amnistía de 1993. “No estoy de acuerdo con que hay que acatar las resoluciones de la Sala a como dé lugar. La Sala de lo Constitucional es una pinche sala de la Corte Suprema de Justicia, no es un Tribunal Supremo”, dijo Barrera el jueves 21 de julio en el programa de radio Pencho y Aída.
Zamora no tiene la experiencia de Barrera en asuntos políticos pero en trayectoria política supera la de Mauricio Interiano, quien entró a la dirigencia de Arena durante la campaña presidencial de 2014. Interiano perteneció al Grupo 300, al igual que empresarios de Alejandro Poma, una iniciativa de profesionales que durante la campaña de Norman Quijano en 2014 se comprometieron a recaudar más de 2 millones de dólares para el partido, al que también apoyaron con la coordinación y logística de eventos, así como también en la elaboración del plan de gobierno.
Zamora resultó elegido como diputado en 2012. Entre 2010 y 2011 había sido dirigente del Coena, y abandonó ese puesto cuando, de nuevo en una entrevista televisiva, lanzó su precandidatura para ser diputado de la Asamblea Legislativa. Zamora ahora es concejal de la alcaldía de San Salvador, cargo que retomó en septiembre de 2015, después de cuatro meses de ausencia para los que pidió permiso debido a un tratamiento médico que tuvo que enfrentar su hija. Zamora volvió a la alcaldía en septiembre de 2015 cuando, coincidentemente, ya se avecinaba el momento en el que el partido debía elegir a su nuevo Coena. Hubo críticas a Jorge Velado por ser él la única opción y por no existir más candidaturas y fue por ello que el partido postergó el mandato de Velado por un año más bajo la condición de impulsar una elección interna.
Arena tiene programado celebrar unas elecciones internas el próximo agosto después de un año de discusiones alrededor de las reglas para competir.