Columnas / Cultura

La tarde en que conocí a Dylan

Cuando los gases lacrimógenos se habían disipado, no deseábamos separarnos. 'Yo te acompañé a tu volado. Ahora vos tenés que acompañarme a un concierto', me dijo con su acento pinolero. Cuando la luz se apagó sobre el escenario, miles de gargantas rugieron. Bob Dylan, sobre una motocicleta, bajó del cielo. Y una a una, susurrando, Verónica me fue traduciendo las canciones, su aliento, una vibración de caña de azúcar.

Sábado, 15 de octubre de 2016
Carlos Henríquez Consalvi

Estaba en una gran ciudad al borde del río Sena, tan triste como sólo están tristes los más tristes.

Esa tarde conocí la nieve.

Y sentada en una banca de Buttes Chaumont, conocí a Verónica. Leía la historia de la revolución rusa de Trotsky.

Luego de dos tazas de café, la invité a una manifestación en La Bastilla, para pedir la libertad de un preso político.

Cuando los gases lacrimógenos se habían disipado, no deseábamos separarnos.

—Yo te acompañé a tu “volado”. Ahora vos tenés que acompañarme a un concierto, me dijo con su acento pinolero.

Cuando la luz se apagó sobre el escenario, miles de gargantas rugieron. Bob Dylan, sobre una motocicleta, bajó del cielo.

Una a una, susurrando, Verónica me fue traduciendo las canciones, su aliento, una vibración de caña de azúcar:

“Mamá, pon mis pistolas en el suelo / No las puedo disparar más / Esa fría nube negra está descendiendo / Siento como si estuviese tocando la puerta del cielo / Toca, toca, tocando la puerta del cielo.”

“Vamos, senadores y congresistas / Por favor prestad atención a la llamada / No os quedéis en la puerta / No bloqueéis la entrada / Porque el que salga herido / Será el que se quede parado / Hay una batalla ahí fuera / Y es enfurecida / Pronto sacudirá vuestras ventanas / Y hará vibrar vuestras paredes / Porque los tiempos están cambiando.”

“La página de la tentación sale volando por la puerta / La sigues, te encuentras en la guerra / Contemplas cataratas de un rugido piadoso / Sientes ganas de quejarte / Pero a diferencia de antes / Descubres que sólo serías una persona más llorando.”

“Que tus manos siempre estén ocupadas / Que tus pies siempre sean veloces / Que tengas una fuerte base / Para cuando el viento cambie de rumbo / Que tu corazón siempre esté alegre / Que tu canción sea siempre cantada / Que permanezcas siempre joven.”

“Corazón mío, vuelve a casa / No tienes razones para vagar, no hay razón para errar / No dejes que ella lo vea / No dejes que ella vea que la necesitas / No te pongas en juego / Corazón mío.”

“Tañendo por el rebelde / Tañendo por el libertino / Tañendo por el desafortunado / El abandonado y el rechazado / Tañendo por el proscrito / Que se quema, constantemente en riesgo / Y nosotros contemplamos los intermitentes repiques de libertad.”

“¿Como se siente? / ¿Como se siente? / Estar sin un hogar / Como una completa desconocida / Como una piedra rodante.”

“Sabes que puedes hacerte un nombre / Sabes que puedes oír las ruedas chirriar / Puedes ser conocida como la mujer más hermosa / Que jamás se arrastró por cristales.”

“Hattie Carroll era doncella en la cocina / Tenía cincuenta y un años y dio a luz a diez niños / Que llevaban los platos y sacaban la basura / Nunca se sentó a la cabeza de la mesa / Y ni siquiera habló con nadie sentado a ella / Sólo limpiaba toda la comida de la mesa / Y vaciaba los ceniceros de las otras clases sociales (a un nivel completamente distinto) / Fue asesinada de un golpe, muerta por un bastón / Que surcó el aire cayendo atravesando la habitación / Decidido y destinado a destruir, todo lo amable.”

“Cuántos años puede existir una montaña / Antes de ser arrasada por el mar / Cuántos años pueden vivir algunos / Antes de que se les permita ser libres / Cuántas veces puede un hombre apartar la mirada / Y fingir que simplemente no ha visto nada.”

Luego del concierto nos fuimos a un puente, inspirados, a soñar cómo montar una radio clandestina contra Somoza.

 

*Carlos Henríquez Consalvi, “Santiago”, es el fundador y director del Museo de la Palabra y la Imagen. Durante la guerra civil en El Salvador cofundó y fue la voz principal de la emisora clandestina Radio Venceremos. Entre sus libros están La terquedad del Izote, Luciérnagas en el Mozote o el más reciente Ernesto Interiano, los mendigos me amaban .

Cartel de la serie de conciertos de Bob Dylan en Paris en julio de 1978.
Cartel de la serie de conciertos de Bob Dylan en Paris en julio de 1978.

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